Los terroristas se inspiraron en Bin Laden, pero no eran de Al Qaeda
El magistrado concluye en su auto que los atentados fueron una venganza por la implicación de España en la guerra de Irak
Actualizado: GuardarLa matanza del 11-M fue diseñada y cometida por un comando formado por islamistas radicales que residían desde hace años en España y que unieron sus fuerzas al efecto. El procesamiento dictado ayer por el juez Juan del Olmo concluye que los terroristas no eran miembros orgánicos de la red Al Qaeda, pero actuaron ante la orden mundial lanzada por Osama bin Laden, que animó a atentar en todos los países occidentales que apoyaban la invasión estadounidense de Irak, con especial hincapié en España, Gran Bretaña, Polonia e Italia.
El juez no encuentra unas siglas concretas a las que atribuir la masacre, pero deja claro que los miembros del comando seguían las enseñanzas del salafismo y de los clérigos de su corriente más radical, la Takfir wal Hijra (Excomunión y exilio), que animan a asesinar a los infieles allí donde estén y prometen a los mártires el paraíso.
Franquicia de Al Qaeda
Las otras siglas que mayor protagonismo tuvieron en los atentados son las del Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM), la principal franquicia de Al Qaeda en Europa y el Magreb. Buena parte de los componentes del sanguinario comando eran miembros o simpatizantes del GICM.
El comando, liderado por Serhane Ben Abdelmajib Fakhet, El Tunecino, se formó a lo largo de 2003 a partir de al menos cuatro células islamistas diferentes, procedentes en su mayoría de una red de reclutamiento de muyaidines. Fakhet, un radical relacionado con los núcleos salafistas madrileños, fue el pegamento que unió al grupo creado a finales de 2002 en Madrid por Mustafá Maymouni -uno de los autores de la matanza de Casablanca- con el colectivo que radicalizó Mohamed el Egipcio durante su residencia en España (2002 y 2003), así como con el grupo de Lavapiés dirigido por uno de los presuntos autores materiales del atentado, Jamal Zougam. El grupo lo completaba una banda de delincuentes comunes muy radicalizados encabezada por El Chino, que terminó por ser la mano derecha de El Tunecino.
La confluencia se produjo a lo largo de la primavera de 2003, a la sombra de la indignación por la guerra de Irak, y se consolidó en el verano. Si El Tunecino y otros miembros veteranos se convirtieron en los líderes ideológicos de la célula, El Chino aportó la infraestructura. Fue el que obtuvo los 6.000 euros por los que Suárez Trashorras proporcionó los más de 200 kilos de goma dos que sirvieron para cometer la matanza. También fue El Chino el que alquiló la casa de campo de Chinchón donde, el 10 de marzo de 2004, los terroristas repartieron el explosivo en las mochilas y activaron los teléfonos móviles que detonaron los artefactos.