MISTERIO. Simón de Cirene ayuda al Nazareno Blanco a cargar con la cruz ante la la devoción de miles de gaditanos. / FRANCIS JIMÉNEZ
lunes santo || nazareno del amor

Amor y Esperanza para todos los rincones

La cofradía seráfica volvió a salir a la calle y brilló en su desfile en el que estrenaba los respiraderos del palio

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Jornada de Lunes Santo y un escenario acapara gran parte de la atención. En la Plaza de San Francisco todo está a punto. Hasta los naranjos del lugar han florecido para no quedar atrás. La iglesia convento que da nombre a esta coqueta plaza vivía ayer su día más importante de la Semana Mayor. Sus dos cofradías salían a la calle.

Desde antes de las tres y media de la tarde se reunían los hermanos del Nazareno del Amor y la Virgen de la Esperanza. El Nazareno blanco, el del Lunes, volvía a lucir en todo su esplendor. Amor y Esperanza salían en un desfile procesional esperado por muchos. «La juventud es la que saca esto adelante», comenta con orgullo el hermano mayor, Diego Gómez. Está algo nervioso porque será su primera salida como máximo representante de esta hermandad. «Queremos que el pueblo disfrute de los nuevos respiraderos del paso de la Esperanza y que por favor los respete», pedía Gómez.

En el inmenso templo de San Francisco se repiten escenas de cada año y sin embargo hay otras nuevas. Ayer José Luis Salido, director espiritual de esta cofradía no ofició la misa previa a la salida porque estaba de capítulo en Chipiona. El sacerdote Marco Antonio Huelga, hermano de la cofradía y párroco de Facinas fue el encargado de celebrar la eucaristía. A un lado de la puerta principal de San Francisco se encontraban una vez más algunos fieles. Entre ellos, Pilar Catalán. Días antes había pedido permiso para estar allí y mientras rezaba el rosario veía desfilar las primeras filas de penitentes.

Eran las cuatro y diez de la tarde y el sol apretaba con toda su fuerza. Numerosas personas aguardan en el exterior la salida del Nazareno blanco. Quino es uno de los cargadores del Cristo. Se ha estado preparando junto a sus compañeros momentos antes en el patio del convento franciscano. Ahora todas son emociones indescriptibles.

El paso del Cristo encara la salida. Rafael Núñez Barberá, mayordomo segundo de la cofradía va a ordenar la primera levantá. «Que va el primero. Listos y al hombro», dice el que fuera hace algunos años contracapataz. Posteriormente, Rafael, visiblemente emocionado termina de colocarse el capirote para acompañar al Cristo. Ha sonado el himno tras una maniobra compleja pero bien resuelta. Se escucha entonces la marcha Nazareno del Amor que interpreta la banda Hermano Cirineos. La plaza de San Francisco y Cádiz acogen un año más al nazareno blanco. Las lágrimas en los rostros de algunos de los presentes vuelven a evidenciar la emoción de un momento que nunca es igual.

Secciones de Virgen

Se forman las secciones de la Virgen. Antes del estandarte van los más pequeños vestidos de monaguillos. Hasta trescientas túnicas ha repartido este año la cofradía en continua renovación. A Francisco Alonso también le brillaban los ojos. Él era el que ordenaba la primera levantá de la Virgen de la Esperanza. También se preparaba para la salida el mayordomo primero, Luis González Rey, quien ayer veía cómo los nuevos respiraderos del paso de palio eran contemplados por todos los gaditanos. A las cinco de la tarde ya está la Virgen fuera.

Se escuchan aplausos y la banda Pedro Álvarez Hidalgo interpreta Esperanza Franciscana, una marcha escrita para esta titular. El palio verde de San Francisco enfila el callejón del Tinte tras los pasos del nazareno que ya se está aproximando a la Residencia Alvernia. Allí, las abuelas esperan la llegada del Amor y de la Esperanza. Un año más, las mayores de esta residencia llenaron de pétalos la calle Santiago Terry. La cofradía de Humildad y Paciencia cede sus flores a estas ancianas que se emocionan con esta visita que les hacen el nazareno y la Virgen de la Esperanza.

Al cierre de esta edición la cofradía había pasado ya la carrera oficial y llegaba por la Plaza de Mina rumbo a su templo.