Siniestro
Actualizado: GuardarDespués de una acertada promoción en distintos programas, Telecinco emitió la otra medianoche el reportaje La obsesión de Encarna, un especial sobre la difunta periodista radiofónica Encarna Sánchez. Esta mujer hizo época en la radio española. Pero, en realidad, todo el despliegue del reportaje giraba en torno a un único argumento: su homosexualidad y la identidad de quienes compartieron sus afectos.
De manera que uno iba viendo el relato de su vida, sus grandes éxitos y sus grandes errores, y a cada tramo el guión venía a recordarnos lo realmente importante, que no era el relato, sino con quién se acostaba su protagonista. Por otro lado, ¿no es un poco siniestra esta manera de exhumar un cadáver para airear sus vergüenzas? Aquí no se trata de criticar a tal o cual programa concreto, a tal o cual productora, a tal o cual comunicador. No, porque el mal lo encontramos idéntico en numerosos programas, en numerosas productoras, bajo el rostro de no importa qué comunicador, en cualquier cadena. Y ese mal consiste en lo siguiente: mantener siempre la mirada pegada al suelo, al barro; mirar las cosas de tal manera que uno nunca descubre otra cosa que suciedad, manchas, cosas que habría que limpiar pero que se dejan en el sitio para exhibirlas mejor.
Es imposible encontrar un programa de televisión, en ese género de la actualidad social, que mire hacia arriba, que se proponga encontrar lo mejor de alguien, esas cosas que a los demás pudieran resultarnos admirables. Hay un adagio que reza: «Nadie es rey para su ayuda de cámara». Porque el ayuda de cámara, que te limpia los calzoncillos y conoce todas tus flaquezas, no te ve como a un rey, sino como al dueño de esos calzoncillos. La tele se ha especializado en ver la vida con la perspectiva de un ayuda de cámara infiel que corre a contar tus miserias en la plaza pública. ¿No podemos decir algo bueno de este fenómeno siniestro? Sólo una cosa: que aún no hemos visto semejantes suciedades en el horario infantil. Pero eso es porque, en ese horario, ya hay otros programas donde los propios interesados acuden a enseñar sus vergüenzas. Y cobrando.