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Un objetivo cumplido, un reto de campeón
Una vez conseguido el ascenso a Regional Preferente, el San Fernando UD busca terminar como líder de su categoría
Actualizado: GuardarJuventud, unión, ambición, descaro, calidad. Estas son algunas de las notas predominantes que han acompañado durante la presente temporada al San Fernando Unión Deportiva y que le han servido para finiquitar con un mes de antelación su ascenso a Regional Preferente. Un objetivo casi obligado después de la decepción que supuso para la entidad caer a la Primera Provincial el ejercicio pasado, pero que dependía en buena medida del nivel que presentara el bloque renovado que formó Juanma Castillo.
Los resultados han sido inmejorables. Las dudas empezaron a disiparse desde un primer momento, cuando los rojillos se posicionaron como clara referencia de la categoría. Su juego ofensivo y vistoso -algo muy difícil de atisbar en estos menesteres provinciales- encandiló tanto a los aficionados como a los entrenadores rivales. La media de edad de la plantilla (19-20 años) no representó lastre alguno para aguantar la responsabilidad de encabezar el sólido proyecto isleño y las victorias empezaron a engrosar su casillero.
Una racha decisiva
Goles y más goles aumentaban el registro isleño, hasta alcanzar en estos momentos la cantidad de 69 (cifra tope en la provincia). Su superioridad durante estos meses ha sido tal que únicamente ha perdido el primer puesto de la tabla durante cuatro jornadas. Fue antes del mes de noviembre, cuando ya Carrillo comenzó a tener claro que sus pupilos habían captado su mensaje futbolístico y la máquina estaba suficientemente engrasada como para finalizar el viaje con éxito. A partir de entonces, nueve triunfos consecutivos en la segunda vuelta abrieron la puerta del ascensor que les devolvía a su sitio natural, de donde nunca debieron salir y desde donde esperan poder en un futuro no muy lejano catapultarse a cotas más altas.
Por el momento, el reto está claro. El balance de 19 victorias, cuatro empates y cinco derrotas es casi inmaculado; el ascenso materializado ante la Juventud Sanluqueña, un dulce respiro; y la goleada del pasado domingo al Deportes Romero (4-1), un festejo merecido. Los isleños remontaron el 0-1 que logró Cristian en el minuto 20, a pesar de jugar con diez hombres desde el minuto 23 por la autoexpulsión de su delantero Antoñito, que insultó a uno de los asistentes. Dos penaltis transformados por Añete en el descuento de la primera mitad y a los doce minutos de la reanudación sirvieron para darle la vuelta a la contienda. Los cambios introducidos por Carrillo surtieron el efecto deseado y tanto Blandino como Joaquín Castro dotaron el encuentro de esa quinta marcha necesaria para cerrar el marcador. Este último firmó el tercer tanto, tras controlar con el pecho un pase medido del primero, recortar a dos defensas y tumbar al portero. Genial. Y Antoñín, que lo había intentado durante toda la mañana, cerró la fiesta isleña con el 4-1 definitivo.
Pero falta algo. Ese premio en forma de prima que podría conseguir la plantilla en caso de terminar como líderes el campeonato. Los jugadores cobran sus emolumentos en función de los puntos que consigan, algo que incentiva sobre manera su rendimiento y ayuda a dotar de seriedad todo el trabajo que realizan durante la semana. Y en ello están. La derrota del Pastores le ha permitido ampliar su ventaja respecto al segundo, y el Zabal y el Trebujena aparecen ya algo distanciados como para meter el miedo en el cuerpo. El título de campeón espera. Es su nueva misión.