ESPERANZADOS. El presidente del comité de empresa, a la entrada de la factoría.
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«Preocupados, no alarmados»

Los trabajadores aguardan la decisión del Tribunal de Quiebras mientras la fábrica ha aumentado la producción de suspensiones

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Ala plantilla le estamos diciendo que tenga tranquilidad y serenidad». Con esta palabras el presidente del comité de empresa, Antonio Pina, buscaba ayer quitar hierro a la noticia aparecida en la prensa hasta que los tribunales de EE UU resuelvan el procedimiento de quiebra abierto en octubre. Y es que el grupo Delphi, primer fabricante de componentes para automóviles de Norteamérica que se declaró en suspensión de pagos en noviembre, podría cerrar la planta puertorrealeña si la justicia acepta su solicitud de suspender los contratos no rentables que mantiene con el grupo automovilístico General Motors. «Una decisión judicial que podría hacerse pública en el mes de mayo o junio», señaló el presidente Antonio Pina, quien apuntó que es entonces cuando se movilizarán, ya que se juegan «los cuartos».

Palabras que decía en una mañana bastante movida en la que no sólo rondaba la incertidumbre del posible cierre, sino que también se producía la negociación de las primeras 15 prejubilaciones en la factoría dentro del último proceso de regulación pactado el año pasado entre empresa y sindicatos, y que contempla 400 salidas incentivadas hasta 2010.

La historia empieza «el viernes 31 de marzo», fecha en la que el comité es informado de que la dirección de Delphi ha puesto en conocimiento de todas las plantas de automoción un plan de transformación para mejorar la competitividad y rentabilidad de la actividad de la compañía, con un propósito de vender o abandonar las factorías encargadas de la fabricación de productos como amortiguadores, direcciones y rodamientos, que precisamente se hacen en Puerto Real.

Así, los 1.681 trabajadores fijos, además de los 24 eventuales y otros 280 externos, viven, de momento, «preocupados, pero no alarmados» a la espera de la resolución, sabedores de que en 2008 podría «venderse» la factoría o bien «se trabajará en paralelo» con otras empresas en las tres plantas puertorrealeñas: la 40, encargada de la suspensión; la 41, de direcciones; y, la NDH, de rodamientos.

Llama de esperanza

A su vez, están ilusionados ya que acaban de conseguir una pequeña llama de esperanza para aumentar la producción de la planta 40, la menos competitiva, con un proyecto para Opel Astra. De momento, la prioridad es mantener una reunión con la Junta para trasladarle sus inquietudes y para que «se cumplan los objetivos de empleo» al existir un plan de viabilidad hasta 2010 con un objetivo muy claro entre los trabajadores de «defender la continuidad de la industria en la Bahía de Cádiz».