Cuando Otegi salga...
Actualizado: GuardarCuando este artículo se concluye, Arnaldo Otegi sigue en prisión, y Joseba Permach, que pasa por ser líder de otro brazo de Batasuna, hace llamamientos a la población vasca para recaudar los 650.000 euros necesarios para pagar la fianza de Otegi y de sus otros dos compañeros encarcelados por el juez Fernando Grande-Marlaska. Pero qué duda cabe de que pronto saldrán, y entonces... empezará formalmente el proceso que conduzca al inicio del comienzo del fin del terror ha durado casi cuarenta años?
Es el caso que Otegi se ha convertido en un icono, un símbolo. Dicen algunas fuentes policiales que la estrecha conexión entre el líder de la ilegal Batasuna y el huído (pero perfectamente localizado) etarra Josu Ternera estaba sirviendo bien para engrasar los primeros contactos. Puede que Otegi se atribuya (y le atribuyan) un mayor protagonismo del que realmente tiene; pero eso no significa que su figura, que tan escasas simpatías despierta en tantos y tan amplios sectores (incluyendo los nacionalistas vascos) carezca de relieve en estos momentos.
Tengo para mí que la excarcelación de Arnaldo Otegi va a traer consigo una serie de pasos concretos. Porque muchas cosas van a cambiar en el País Vasco por la vía de los hechos. Carece de sentido ya, por ejemplo, impedir cualquier acto público de Batasuna por ser esta una organización ilegal: el propio Permach protagonizó hace dos días una rueda de prensa en nombre de Batasuna, abriendo una recaudación para pagar la fianza de Otegi, y nada ha ocurrido. De hecho, casi cada día están los batasunos mostrándose en la calle (véase la manifestación de este sábado) y a ningún juez se le pasa por la cabeza la idea de encarcelar a los organizadores por ello.
También el lenguaje de las fuerzas políticas ha cambiado. María San Gil, la valerosa responsable del PP en el País Vasco, ha llegado incluso a elogiar a Zapatero por haber convocado una reunión del pacto antiterrorista. Y Mariano Rajoy, con quien el que suscribe tuvo ocasión de hablar el viernes en Roma, durante el congreso del Partido Popular Europeo, también ha variado bastante los perfiles más duros contra el zapaterismo. En el País Vasco, la distancia, ya casi hostilidad, entre el PNV y Batasuna aumenta, mientras se cuartea el entendimiento entre los peneuvistas y sus socios, Eusko Alkartasuna, que ayer sí decidieron acudir a la manifestación inspirada sobre todo por Batasuna, a la que el PNV, por contra, prohibió asistir a sus afiliados. No será, piensan algunos, que Zapatero intenta repetir en el País Vasco lo que ya hizo en Cataluña? Es decir, aliarse subterráneamente con una fuerza extremadamente escorada para sacar adelante una serie de reformas y luego aproximarse a la fuerza nacionalista moderada, abandonando al socio extremista.
En este caso, Batasuna sería como Esquerra y el PNV, como Convergencia Democrática de Catalunya. Claro que aquí ni las circunstancias son las mismas ni el peso de cada fuerza política puede equipararse al caso catalán. Pero ya veremos, porque Zapatero, lanzado ya a la carrera, no se arredra por estos detalles; lo que sí sabemos es que ZP considera concluido satisfactoriamente el embrollo catalán. Ahora le toca al País Vasco: ahí es donde el inquilino de La Moncloa tiene puestos los ojos. Dos elecciones que preocupan a Moratinos.
El próximo domingo, dos elecciones, en dos países muy lejanos el uno del otro y de características muy distintas, van a acaparar el interés de los analistas del Ministerio de Exteriores. En Italia, Berlusconi, en Perú puede pasar cualquier cosa.