CONCENTRACIÓN. En el Wushu existen las modalidades coreográficas y la de lucha.
Polideportivo

El Wushu, nuevo puente entre Cádiz y China

El equipo de la escuela 'Dragón Chow', de El Puerto, conquistó cuatro medallas en el torneo de Año Nuevo Chino en Madrid

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Wushu. Parar la lanza, frenar la violencia. Ese es el origen terminológico de este arte marcial de tradición milenaria y que en los últimos años ha recobrado el protagonismo. Este deporte, basado tanto en la exhibición como en la lucha, es un compendio de las artes marciales chinas que nacerá olímpicamente en su misma cuna, en Pekín 2008 (en principio a nivel de exhibición y a la Olimpiada siguiente de competición).

José Antonio Sáez reside en El Puerto y lleva la escuela Dragon Chow en la localidad portuense. Hace unas semanas logró la medalla de bronce en el Torneo de Año Nuevo Chino celebrado en Madrid, y forma parte del equipo gaditano y la selección andaluza. Profesa un profundo amor por este ejercicio e intenta expandirlo por esta zona de la Bahía, con el objetivo de infundir sus valores de respeto y compañerismo entre sus alumnos.

Para empezar, desea dejar claro lo que es el Wushu. «Es el conjunto de artes marciales chinas, pero antes se utilizaba el término Kung Fu, que en realidad quiere decir maestría». Los más antiguos siguen hablando de Kung Fu, y por eso el Wushu es una reinterpretación que engloba a las versiones modernas. Tiene cuatro categorías diferentes que a la vez se subdividen, y existen dos modalidades de competición: la coreográfica (Katas), con movimientos determinados y que se asemeja a la danza, y la de combate (Sanda), que se practica con cascos, espinilleras, petos y diferentes armas.

Para Sáez, su sello de identidad es «su heterogeneidad. La gran particularidad de China es que es muy grande, con millones de habitantes, cientos de etnias y religiones que han influido en este deporte. Y han logrado que el Wushu posea una gran variedad técnica, que se parecen pero a la vez se diferencian muchísimo. Y por muchos años que le dediques nadie conoce todos los estilos chinos».

Un no a la violencia

Nace como un arte marcial para la defensa, «y obviamente tiene el punto filosófico de todas», y la agresión siempre ha quedar como último recurso. «Primero hay que evitar el conflicto y, si no hay más remedio, tienes que defenderte. Pero yo en la escuela erradico la violencia. Si veo alguien agresivo intento que lo vaya dejando, que se desanime».

Además de la no violencia, José Antonio inculca en sus alumnos otros valores como «el compañerismo (el de al lado no es tu rival, y tienes que ayudarlo) y el respeto. Y una de mis metas es que mis alumnos me superen y lleguen al tope de mis posibilidades. Si no será una copia mía, y él debe personalizar sus propios detalles en consonancia con sus habilidades y aptitudes».

Sáez comenzó a los 19 años en Granada, «cuando me incliné por hacer Kung Fu en una época en la que estaba de moda. Llama la atención su parte misteriosa, mística, pero te vas dando cuenta que todo es cuestión de entrenamiento y de habilidades». Ahora, con 38 años, ya no puede participar en la modalidad de Sanda (lucha), «que es hasta los 35, por temas de salud y para evitar lesiones».

Reconoce que lo mejor es empezar desde pequeñito, pero ahora cuenta con alumnos entre 17 y 25 años. «También, y dentro del Tai Chi que también enseño, hay personas más mayores ya que es un deporte con movimientos más que se utiliza como terapia».