Cádiz
Así vivió el Rey su estancia en el Chicuco de Cádiz
Felipe VI se rodeó de viejos amigos y la noche del viernes la pasó cenando en un conocido ultramarinos de San Juan de Dios
El pasado fin de semana Cádiz se vistió de gala para albergar el SailGP y acoger a miles de turistas llegados de todas las partes del mundo, especialmente España. Y entre ellos no había uno comín sino que se trataba del primero de la lista, su majestad el Rey Felipe VI.
El monarca no quiso perderse la regata celebrada en Cádiz y lejos de asistir por mero compromiso quiso quedarse dos días en la capital andaluza, donde se reencontró con viejos amigos del portaaeronaves Juan Carlos I .
Felipe VI llegó al premio SailGP celebrado en la Bahía de Cádiz viernes por la tarde procedente de la base naval de Rota. Trasladado en helicóptero presenció desde un velero la regata que abría a modo de aperitivo el SailGP. De hecho, fue el encargado de entregar en manos el trofeo que acreditaba a la tripulación de Nueva Zelanda como la vencedora de la regata en honor a Juan Sebastián de Elcano . Para ello, el monarca se subió al F50 de los ganadores.
Ya a la noche, el Rey no dejó de empaparse de gaditanismo y decidió salir con unos amigos a palpar el ambiente que se vivía en el centro. Felipe VI se dejó ver por las inmediaciones de la transitada calle Plocia e iba acompañado por compañeros de promoción del Cuerpo General de Marina, con los que suele verse una o dos veces al año y aprovecharon su visita a la Sail GP para cenar juntos.
El sitio que eligieron para hacerlo fue el Chicuco, antiguo Los Pabellones . Ahí tomaron tapas típicas de Cádiz y el rey se dejó fotografiar tanto con los propietarios y amigos del conocido bar como con sus empleados.
La noche no fue muy larga para el Rey ya que a la mañana siguiente tenía programada la visita a la base del equipo español en el muelle, donde aprovechó para navegar con los tripulantes del F50 Victoria que horas después lograrían una gran victoria en la segunda manga de la tarde del viernes. Se ve que Felipe VI dio suerte a los Cardona, Botín, Trittel y compañía ya que abandonó Cádiz con un gran sabor de boca un día antes que la embarcación española volcase el domingo poco antes del gran día.
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