TRIBUNALES
«En la vida me ha pagado absolutamente nada Zona Franca»
García Gallardo insiste en que todas las operaciones que realizó en Quality Food fueron «limpias» y siguiendo los consejos del Consorcio
«Estoy encantado de estar aquí después de catorce años aguantando acusaciones injustas sin que me hayan dejado responder. Así que ahora voy a contestar a todos». Manuel García Gallardo, el empresario isleño procesado por el escándalo financiero de Quality Food se sentaba algo nervioso pero «con muchas ganas» ante el tribunal de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial. Ya lo había dicho a su llegada a los medios que le esperaban en la puerta de los juzgados. Tras un largo periplo judicial de la causa que se instruye contra él y otros cinco investigados (entre los que se encuentra también su madre), García Gallardo llegaba con todas las fuerzas a la sala confiando en que «por fin se podrá hacer justicia». De ahí que decidiera contestar a las preguntas planteadas por todas las partes. Este empresario se enfrenta a dieciséis años y medio de prisión señalado por el Ministerio Fiscal como el máximo implicado de la causa.
Este martes daba comienzo este complicado juicio que solo ha escuchado en su intensísima primera jornada la declaración de García Gallardo.
Fue una comparecencia muy trabada donde el empresario no quería dejar ninguna pregunta sin responder aportando todos los datos posibles. La dificultad para entender un tema tan técnico y con tantos vericuetos fue advertida incluso por el propio presidente del tribunal, Manuel Grosso de la Herrán, quien cuestionó en varias ocasiones por asuntos que no habían quedado del todo claro ante las cuestiones que iba formulando la Fiscalía.
García Gallardo hizo un repaso de la historia financiera de Quality Food de aquellos días intentando arrojar luz sobre operaciones que calificó de «limpias» y donde no hubo, según su testimonio, ninguna trampa irregular para su beneficio propio ni el de su familia. «En la vida me han pagado absolutamente nada» refiriéndose al Consorcio de Zona Franca, llegó a expresar de una manera muy vehemente cuando se le interrogaba una y otra vez por los movimientos financieros que efectuó.
Mientras que se iban desgranando una a una estas operaciones que según la acusación están bajo sospecha, el empresario insistía en su discurso en la transparencia de dichos movimientos societarios. «Son operaciones mercantiles normales y aquí se trata de no pagarme lo que se me debe », afirmó en relación a lo que, como quiso recordar en varias de sus respuestas, ya decretó el Juzgado de lo Mercantil, la Audiencia y el Tribunal Supremo, por la sentencia a su favor que obligaba al pago a la Zona Franca de 13 millones de euros.
El relato se remontó a la fecha de los hechos juzgados. Entre 2001 y 2003. Desde el origen de la creación de Quality hasta su salida ‘forzosa’ de la empresa. Así se extendió la sala en explicar todo el proceso que le llevó a solicitar una ampliación de capital. Según sostuvo «no fue una ampliación como tal, sino una conversión». «Quality Food no recibió ni un euro en subvenciones» , recalcó. Lo que se realizó, como relató, fue una devolución anticipada de los préstamos participativos que había recibido de Zona Franca. «Nunca se informó de que se habían devuelto los préstamos. Se devolvieron para transformarlos en acciones y poder así pedir la ampliación de capital», lamentó. Dicha ampliación era un requisito indispensable que les exigía el Ministerio de Industria para poder optar a sus ayudas, «tal y como nos había asesorado el Consorcio».
«Miguel Osuna era para mí como un hermano mayor. Me daba muy buenos consejos»
Además contó que como esa ampliación finalmente se tuvo que aplazar fue cuando se dio un tercer préstamo. Ya en una junta directiva general posterior en la que estaba presente Miguel Osuna se acordó el aumento a mil acciones. «Yo suscribí 950 y las otras 50 Sogebac», la sociedad de Zona Franca. Para ello tuvo que solicitar un préstamo urgente al banco ya que se le echaba encima el plazo para poder optar a los fondos Reindus. «Era una buena operación para Zona Franca, si no hubiéramos tenido que devolver todos los fondos».
Movimientos de sociedades
Otra de los movimientos cuestionados fue la formalización de las sociedades. La conversión de sociedad limitada a sociedad anónima de Corporación Alimentaria Quality y la participación y vinculación en este trámite de la empresa familiar. Según explicó se gestó a través «de un canje de valores. Todo fue transparente y la prueba es que no escondí nada, todo estaba a mi nombre».
En cuanto a otras operaciones que se ponen en duda por la acusación, García Gallardo habló de una sociedad matriz en la que figuraba como administrador Rafael Borrego, otro de los imputados y considerado por la fiscal como el testaferro del empresario. Como aseguró fue una compañía «limpia» dedicada al sector inmobiliario que quiso crear desde su etapa universitaria y que consideró que podía hacer negocios con Quality. En este sentido respaldó la validez de la compra de unos terrenos que se hizo en aquella época en aras de dar viabilidad a sus empresas. «Fue algo limpio ante notario, ¿qué he ocultado yo?», preguntó en voz alta.
García Gallardo que en momentos se llegó a emocionar durante su relato –«no le deseo esto a nadie...», decía–, aseguró al tribunal que Quality «era un proyecto ganador. Había contratos de más de 30 millones de euros en 2003 y teníamos unas inversiones normales para las que hacían falta recursos». De ahí que contara con el «respaldo» del Consorcio. «Nos animaron a seguir colaborando con nosotros con créditos participativos. Pensé que eran unos socios legales y aposté por ello». En aquellos momentos al frente como delegado del PP estaba Miguel Osuna. «Para mí era como un hermano mayor. Me daba muy buenos consejos», aseguró.
Sin embargo, todo se fue torciendo hasta su salida de la empresa. Como se expuso se ofreció que la familia 'recomprara' el capital o que Zona Franca se hiciera con la compañía al valor que marcaran unos peritos independientes. «No se nos permitió hablar ni un solo momento. Para tratar que la valoración fuera lo más baja posible se cambiaron los valores», declaró.
Días después, según relató, la Guardia Civil irrumpió en su despacho. «Se me prohibió entrar en él, me quitaron mi ordenador... ¡todo!». «Era un gran negocio pero después vinieron unos señores detrás de mí que lo hundieron y no ha pasado nada».
Quality Food se persona pero como «actor civil»
Aunque ya había habido una reunión anterior de las partes para tratar las cuestiones previas no fue hasta el inicio del juicio cuando el tribunal resolvió. Hasta diez de estas cuestiones se plantearon. La mayoría fueron rechazadas respaldándose el tribunal de la Sala Tercera en decisiones ya acordadas en autos dictados por la Sección Primera sobre estos mismos asuntos.
Los magistrados sí resolvieron de forma favorable la admisión de la personación en el procedimiento de Quality Food «para la defensa de sus intereses». Sin embargo, el tribunal matizó que esta personación se admitía pero de acuerdo a la condición de actor civil de la compañía y no como acusación particular ya que, aseguró, «sería un contrasentido que quiera perseguir los intereses de Quality Food sin acusar a los supuestos máximos investigados».
En cuanto a las prescripciones de los delitos de los procesados debido al dilatado tiempo transcurrido, el tribunal consideró no admitir dicho motivo como nulidad porque, según aclaró, eso lo tendrán en cuenta una vez que vayan a dictar sentencia debido a «la variedad del delito y su amplitud».
El juicio que este martes necesitaba de sesión de mañana y tarde continuará con la declaración del resto de los investigados en la causa.