EDUCACIÓN

Unas clases de español muy solidarias

Un grupo de profesores jubilados imparte clases en Puerto Real a inmigrantes que quieren buscarse un futuro en España

Hace unos años una pareja de inmigrantes que vivía en Puerto Real decidió ponerle a su hijo, nacido en España, Mohamed Javier. Lo hicieron como muestra de gratitud hacia una de las personas que más les había ayudado desde que llegaron al país. Javier. Un profesor jubilado, que, junto a su mujer Rosa, también docente ya retirada, han sido dos de los grandes artífices de un proyecto que, amparado por la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) tiene como objetivo enseñar español a migrantes que intentan fraguarse una nueva vida en España.

Fue el caso por ejemplo de Birama, 32 años. Lleva dos en Puerto Real desde que logró alcanzar la costa gaditana a bordo de una patera. Ahora se dedica a la venta ambulante. Cuenta que vino "para ayudar a su familia. Mi padre está muerto y tengo hermanos". Pero el principal problema que se encuentra como todos a la hora de poder desenvolverse es conseguir los papeles. "Es complicado. Piden arraigo y sin trabajo, sin contrato, es difícil poder seguir".

Foto de grupo de alumnos y profesores

Lo mismo le ocurre a Serigne, 22 años, y desde hace diez meses también vecino de Puerto Real. Él pagó unos 200 euros para viajar en patera hasta aquí. Aún recuerda el frío y la pesadilla que pasó a bordo de un "barco muy pequeño de madera". Viajaba junto a otra treintena más de compatriotas. Serigne era estudiante en Senegal pero lo dejó para buscarse un futuro. "Allí está todo muy mal y quería venir para darle a mi familia de comer". Quiere ser enfermero.

Pero son muchos más. Y en ese proceso, en esa lucha por la integración, por buscar una salida, han encontrado en Puerto Real a personas que están dispuestas a echarles una mano. Como este grupo de profesores (la mayoría jubilados) que les regalan su dedicación y tiempo para que puedan aprender español y así poder desenvolverse. Ahora mismo debido a la alerta sanitaria las clases se han suspendido, pero la idea es continuarlas en cuanto se pueda.

Un oficio hecho ayuda

Rosa Sánchez lleva siete años en este proyecto. Y en este tiempo ha visto como cada vez había más personas que necesitaban de sus clases. Ahora son una decena los docentes que participan en esta iniciativa y que dan las clases en tres niveles, una hora y media, dos días por semana. "Somos un apoyo para ellos. Para mí ha sido maravilloso poder ayudarles. Yo no conocía por ejemplo a los senegaleses antes, y ahora ya algunos son casi de mi familia".

También organizan actividades extraescolares como las visitas a la biblioteca

Otra de estas profesoras del proyecto es Virginia. Ella que daba clases de francés antes en un instituto de Puerto Real lleva dos años en el colectivo. "Siempre pensé que les podía ayudar de alguna manera y siento que con nosotros tienen al menos un punto donde acogerse, aunque sea un grano de arena es importante". Como cuenta, la mayoría de los migrantes a los que imparten clases son senegaleses. Hablan wolof aunque también son francófonos. Sin embargo las clases muchas veces son un mapamundi con alumnos de otros lugares como Malí, Costa de Marfil, Guinea Conakry , Argelia, Eritrea... "algunos vienen sin escolarizar o solo han hecho hasta primaria y el sistema de educación es diferente al que solemos tener, es otra forma de enseñar".

Para ellos el hacerse con la lengua es fundamental. Sobre todo cuando para poder regularizar su situación tienen que demostrar que tienen arraigo y voluntad de integrarse. Por ello, aunque este proyecto es de un grupo de voluntarios, desde el colectivo de profesores tienen contacto permanente y colaboración con entidades como APDHA, Cruz Roja (de las que les llega alumnado), y también el CEPER (centro de educación permanente de primaria) por el que los usuarios de sus clases pueden conseguir acreditaciones oficiales.

Además Rosa destaca la faceta integradora que tienen en sus aulas. “Hacemos muchas actividades extraescolares yendo a la biblioteca, museo, teatro... e incluso fiestas donde muestran también su cultura”. Y destaca: “Puerto Real es un pueblo muy solidario, se sienten muy acogidos aquí y agradecen todo lo que se hace por ellos”. 

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