REPORTAJE

Udyco Cádiz, la batalla constante contra el menudeo

El grupo de pequeño tráfico de drogas en la capital gaditana lleva 25 detenidos en cuatro meses

La caída de históricos 'camellos' como 'El Beni', 'La Pantoja' o 'La Lolita' ha provocado que se dispersen los puntos de venta de sustancias por la ciudad

Vídeo: Algunas de las últimas intervenciones, registros y detenciones contra el tráfico de drogas en la capital gaditana. María Almagro

María Almagro

A El Beni, 57 años, vecino del Cerro del Moro, lo han tenido que esposar hasta cinco veces este año para que acabara yendo a prisión. Antonio J. P. es uno de esos irreductibles del 'negocio' del trapicheo de drogas en Cádiz que ... persiste una y otra vez en lo mismo, a pesar de que sabe de sobra dónde puede acabar si no echa el cierre.

Su casa era uno de esos puntos de venta de papelas con una importante clientela fija. Sus compradores acudían a cualquier hora del día o de la noche para que Beni les diera al instante eso que les calmara el mono y les ayudara a pasar su severa adicción. Cuentan que él había tomado el testigo de otros históricos camellos de Cádiz como Fernando 'El Ruso', o Paco 'El Kojak', o más recientemente, La Lolita o La Pantoja de la Barriada. Porque en este mercadeo de lo ilícito cuando uno cae, llega rápidamente otro a ocupar ese lugar y empieza a hacer dinero a costa de la dependencia. Se le conoce como menudeo, trapicheo, venta al por menor, pero en definitiva, un tráfico ilegal gracias al que persiste el de las grandes aprehensiones e imponentes operativos. Además, es el que se coloca al lado de tu puerta, cerca de un colegio, junto a la cotidianidad, dinamitando la paz vecinal.

Y frente a Beni y tantos otros como él se encuentran las fuerzas policiales que batallan constantemente contra este tipo de narcotráfico. Una lucha permanente, complicada y a menudo, arriesgada . En Cádiz capital es el grupo dos de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) de la Policía Nacional quien se encarga de esta persistente labor. Unos agentes que conocen perfectamente cómo se maneja este mundillo, lo arduas y cansadas que resultan estas investigaciones llenas de burocracias judiciales. No se trata de llegar y tirar una puerta aunque se esté muy seguro de lo que hay dentro. Antes, en un Estado de Derecho, hay que hacer un largo trabajo para que lo que se consiga no caiga en saco roto por querer resolverlo mal.

Y la situación en Cádiz con respecto a otras capitales de provincia u otros municipios como por ejemplo Sanlúcar, no es alarmante. No es preocupante, pero hay una serie de puntos de venta que aparecen y desaparecen, o se trasladan y que, en definitiva, mantienen el problema. Y lo ilegal.

Y en este sentido el intenso trabajo que ha venido desarrollando la UDYCO desde hace años ha hecho cambiar un poco el escenario del menudeo en Cádiz . La reciente caída de los camellos más activos como el mencionado Beni, la Pantoja de la Barriada de la Paz o la Lolita ha dispersado la compraventa de droga. Es decir, si antes estos traficantes acumulaban en sus puntos a la mayor parte de los compradores, ahora, hay otros nuevos vendedores de menor entidad que se reparte por toda la ciudad. Cerro del Moro, Guillén Moreno, Barriada de la Paz, casco histórico... y allá donde decidan establecerse.

Pero hay algo que es denominador común como en cualquier otro negocio. La ley de la oferta y la demanda impone las reglas y, en esto, lo que ahora manda es el rebujo . Una mezcla explosiva de cocaína y heroína que se vende a diez euros la papela de micra y que crea en quien lo consume una inflexible adicción. Esto preocupa mucho.

«La heroína ha vuelto y eso es terrible. Cuando caen, una dosis diaria ya no es suficiente y quieren más»

«La heroína ha vuelto y eso es terrible», explica el inspector de UDYCO. «Cuando ya caen, una dosis diaria es insuficiente. Al final se meten una o cinco, lo que puedan, según el dinero que tengan en ese momento». Y van a buscarla e intentan tener los euros que necesitan para tenerla a toda costa. «Se ha constatado que allí donde se fija un punto de venta en sus alrededores comienzan a intensificarse los hurtos, los robos y las peleas de ajustes de cuentas». Por tanto, no se trata solo de un problema de tráfico de drogas sino de un asunto que tiene que ver casi más con la seguridad ciudadana.

Por ello, la tarea de estos agentes en aras de garantizar un bien común, una vida tranquila, se ha tornado en fundamental. De ahí que no hayan parado de atacar de frente a estos vendedores. En los últimos cuatro meses han detenido a 25 personas. Investigados relacionados todos ellos con un delito contra la salud pública. Vendedores que, de una u otra forma, estaban buscando su hueco en el trapicheo. De ellos, seis fueron a prisión provisional. La cifra de los que han sido enviados a la cárcel podría parecer menor pero en asuntos de menudeo los jueces no suelen privar de libertad a los presuntos autores de estas causas a no ser que se den diferentes factores tales como la alarma social o el agravante de reincidencia. De ahí la constancia de estos agentes que, una vez que tienen en sus manos las pruebas suficientes tras largas vigilancias, interceptaciones de compradores, etc .., detienen una y otra vez a quien entra y sale del juzgado para intentar ponerles coto. «Muchos tienen todo perdido, les da igual y vuelven a lo mismo siempre». Aún así, estos policías no abandonan y continúan en la lucha.

De Loreto a prisión

Por ejemplo en Loreto, de donde se llevaban engrilletado hace poco a El Rueda, un hombre de 53 años que había creado una gran alarma social en la barriada. Tanto es así que los propios vecinos hicieron pintadas en la fachada del bloque en las que se podía leer ‘aquí se vende droga’. La UDYCO ya llevaba meses investigándolo, sin embargo este tipo de actuaciones requieren de un tiempo para poder atar todos los cabos necesarios que inculpen al supuesto vendedor. Cuando finalmente, con esas pruebas lograron el mandamiento judicial para poder entrar en la vivienda, los agentes incautaron 12.640 euros en efectivo, además de otros efectos incriminatorios. A Rueda no le constaba actividad laboral alguna por lo que el hecho de que tuviera tal cantidad de dinero sin justificar en su casa ya resultaba sospechoso. Según la Policía, su especialidad era de nuevo el rebujo, con un nivel de venta «altísimo».

Además, también recientemente, otra de las intervenciones por la que han desarticulado otro punto de venta muy activo ha sido en una finca okupada en la calle Feduchy , en pleno casco histórico de la capital. A primera hora de la mañana agentes de la UPR y UDYCO irrumpían en este inmueble y realizaban hasta cuatro registros simultáneos en cuatro viviendas. El trasiego constante de compradores por el lugar había provocado numerosas peleas y discusiones entre ellos, lo que tenía atemorizados a vecinos y comerciantes de la zona. Al parecer los toxicómanos que antes compraban al Beni y a otros se estaban desplazando ahora a esta calle del centro de la ciudad.

Por ello los investigadores comenzaron las vigilancias y pudieron identificar a los responsables, viejos conocidos, que ya habían sido detenidos en otras ocasiones. Los agentes observaron que efectivamente había una afluencia continua de toxicómanos que entraban y salían de la finca para adquirir su dosis diaria de cocaína y heroína. «Un auténtico supermercado de la droga que funcionaba las 24 horas del día y que tenía sus picos más altos de venta en la madrugada».

El registro confirmó todas las sospechas: 50 dosis de droga listas ya para vender, más de 300 euros distribuidos en monedas y billetes fraccionados en efectivo, dos sables, dos machetes, un hacha y diversas armas blancas. También se halló una de electrochoque diseñada para incapacitar a una persona o animal mediante descargas eléctricas, una defensa policial y un puño americano. Un poco de todo.

El operativo finalizó con la detención de seis personas como presuntos autores de los delitos de tráfico de drogas y de pertenencia a grupo criminal.

Pero la actividad continúa. El trapicheo persiste pase lo que pase. Así se ha podido comprobar durante toda la crisis sanitaria con decenas de detenidos y aprehensiones tanto en Cádiz como en el resto de la provincia. Y frente a ellos seguirán unidades especializadas como la UDYCO cuyos agentes trabajan a diario para borrar del mapa estos puntos del delito, dueños de la dependencia más dependiente.

El contagio de coronavirus, el menor de los males

Las intervenciones y todo el proceso de investigación que persigue el menudeo de drogas no solo tiene que estar muy medido, ser meticuloso, sino que también es bastante arriesgado. Interceptar a compradores, cachearlos o a los vendedores no es fácil. Intentan esconder las dosis donde sea. En la boca, en sus partes íntimas, en su ropa... y a veces se resisten. Por lo que el contacto es inevitable. Por desgracia en este oscuro mundo de la dependencia muchos de ellos padecen enfermedades tales como VIH o hepatitis, entre otras. Por lo que los agentes que les interceptan para localizar a sus camellos, no solo se enfrentan a las respuestas violentas de gente que a veces lleva armas blancas encima en un estado muy nervioso, sino que además ese contacto tienen que hacerlo con muchísima precaución, poniendo su propia salud en peligro.

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