Cádiz

El crucero Oasis marca «un antes y un después» para los astilleros gaditanos

Más de 5.000 empleados conviven en «la mayor transformación de un crucero conocida hasta el momento en el mundo»

Fran M. Galbarro

Unos 3.000 trabajadores generan un constante movimiento cada mañana en los astilleros de Cádiz. Entran y salen por el checkout, donde se controla el acceso al crucero 'Oasis of the Seas', de Royal Caribbean . El día a día de todos los empleados, entre los que se incluyen los trabajadores habituales del crucero, los obreros contratados por la compañía y los de Navantia, ya se hace notar en la ciudad: taxistas y hosteleros así lo confirman .

A pesar de la abultada cifra, es complicado percibir a simple vista que hay tantísimas personas en trabajo constante. Todas ellas se dividen en un goteo entre las distintas zonas donde, a contrarreloj, se intenta poner a punto uno de los cruceros más grandes del mundo: 225.282 toneladas de peso, 362 metros de eslora o 65 metros de manga máxima. 17 cubiertas entre las que se reparten los operarios para la puesta a punto de una embarcación que pretende estar operativa el próximo 10 de noviembre , cuando cruzará el Atlántico para volver a convertirse en una ciudad flotante.

A partir de entonces el buque contará con un total de 2.802 habitaciones. El objetivo en esta recta final de las obras, que comenzaron el pasado 24 de septiembre, es que todo esté listo para el día 8 y realice las pruebas el 9. «Es la mayor transformación de un crucero que se ha hecho hasta el momento en el mundo;además, esta semana es su décimo cumpleaños», explica Kevin Thorogood, de Royal Caribbean.

Galería.

Repartidos en turnos, los trabajadores se dividen en cada una de las plantas, casi todas en proceso de reparación. Hay más de 60 nacionalidades concentradas estos días en los astilleros gaditanos. La mayoría de ellas conviven en el Oasis, donde duermen y pasan la mayor parte del tiempo. Entre los obreros extranjeros, unos 2.200, hay muchos croatas, polacos o rusos. Los empleados habituales del barco, entre los que predominan personas procedentes de Filipinas, Indonesia o la India, se encargan desde el mantenimiento, la limpieza o la alimentación de los eventuales.

Navantia , por su parte, emplea entre 500 y 700 personas, encargadas sobretodo de la asistencia logística al barco. En la parte marítima, los empleados se encargan del «tratamiento de cascos, la propulsión, los estabilizadores o los índices de obra»; también están presentes en las partes superiores del barco, donde asisten en algunos sistemas de última tecnología como la chimenea, que reducirá en gran parte la emisión de gases. Ya en la proa se ha ampliado una cubierta donde se han añadido hasta 57 camarotes con una visión expléndida no apta para personas con vértigo.

«Este proyecto marca un antes y un después para los astilleros porque la incorporación de personal es inmensa. La cartera de pedidos con Royal no deja de crecer y el futuro parece prometedor», auguró Carlos Torres, director de buque de Navantia. El propio director del crucero, Bobby Brown, confirmaba esta idea más tarde: «Tenemos una relación estupenda que augura un gran futuro».

La idea de esta reforma integral es poner el barco a punto con la última tecnología que la compañía ya usa en otros de sus cruceros, entre los que destacan el Armony o el Symphony . La puesta a punto de algunos de los 23 buques que conforman su flota se llevará a cabo en Cádiz en los próximos meses. El siguiente en llegar será el Allure, al que se le incorporarán las mismas novedades que al Oasis dentro apenas de unos cuatro meses, cuando se espera que genere «el mismo movimiento e incluso más».

El convenio firmado con Royal Caribbean permitirá la llegada de hasta 37 cruceros en los próximos 24 meses. Navantia garantiza así la carga plena y continuada en el astillero gaditano.

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