ENTREVISTA
«Todos los medios están politizados y el que diga lo contrario, miente»
Guillermo Riol. Voz histórica de la radio en Cádiz
Pertenece a una generación de locutores que venían a ser como los viejos cómicos: vocacionales, autodidactas y resistentes. Tanto los más conocidos como los modestos, los de provincias, aprendían el oficio de sus padres. Descubrían tablas o micros desde la panza de su madre y ya nunca se planteaban hacer otra cosa. Para mayor coincidencia entre ambos oficios, Guillermo Riol Hernández (Cádiz, 1956) tiene voz de antiguo actor de teatro clásico. Profunda, inconfundible y afectada.
Tras 25 años como locutor en COPE y otros ocho en Onda Cádiz, le llega el momento de parar. Justo hoy, primer día de noviembre, queda desvinculado, en el paro, provisionalmente retirado, apartado. «Es la primera vez en 33 años que me levanto y no tengo que ponerme delante de un micrófono», asegura con una emoción que casi hace brotar lágrimas.
La nueva dirección de la emisora municipal gaditana le ha comunicado que causa baja, que debe irse. Ha sido la voz del Carnaval, del Falla y la Semana Santa durante casi una década en un medio público que se colocó en el centro del interés y la polémica para miles de gaditanos. Ahora, con el nuevo gobierno municipal, le comunican que no sigue. Será la única baja –por el momento– junto a las previsibles de los cargos de confianza como el gerente. Llamativo. A pesar de parecer señalado, asegura que no siente «rencor» pero admite que «pena, sí». Es uno de los últimos clásicos de la radio gaditana (recuerda a Pepe Benítez, Carmen Coya, Enrique Treviño, Enrique Márquez...) y ahora parece también un símbolo del cambio de ciclo político en la ciudad.
–¿Cree que su salida tiene algún tipo de connotación política? ¿Cree que alguien le ha visto alineado con alguna tendencia política como para ser el único, al margen de los directivos, que se va de Onda Cádiz?
–En esa casa me he limitado únicamente a trabajar. Lo mejor que he podido y he sabido. Habrá gente a la que le ha gustado y otra a la que no. El que habla o escribe en público se expone a la crítica. No voy a valorar nunca si es un tema político. Siempre me he comportado como un profesional. Nunca he estado alineado con ningún partido político, aunque alguien pueda pensarlo. Tengo mis ideas, como todo el mundo, pero en ningún momento he manifestado públicamente ninguna opinión político. Ha cambiado el gobierno municipal, hay una nueva dirección de una emisora pública que estima que no quiere seguir contando con mis servicios. Me considero profesional y me he limitado a hacer lo que me han dicho que haga. Acertado o desacertado pero lo hice lo mejor que pude. Lo político no lo valoro. Hay cambios y alguien considera que no debo seguir. Lo acepto.
–Pero sólo salen los directivos, los cargos de confianza, y usted ¿No se siente señalado?
–Que yo sepa, salimos el director y yo. No sé si he sido señalado. Habrá gente que se haya alegrado de mi salida y otra que no. Si tengo que poner una balanza, es mucha más la que no se ha alegrado. Pero lo entiendo. Forma parte del juego de la vida. Llega gente nueva y quiere cambiar. Habrá quién haya brindado porque me he ido de allí pero otra mucha gente, mucha más, me ha mandado mensajes, cientos de mensajes, con su apoyo sentido. No valoro el fondo del porqué lo han hecho. Me quedo con los años trabajados, con la ilusión de haber trabajado en un proyecto de televisión pública local que creo que hace falta. Que haya un medio local y público es necesario. Si el modelo es el más correcto no lo sé.
–Más allá de lo particular, ¿lo que le ha sucedido demuestra que hay una excesiva identificación política de los profesionales de los medios públicos? ¿Es responsabilidad de los periodistas que se dejan llevar o de los dirigentes que se exceden al presionar?
–Todos los medios de comunicación están politizados y el que diga lo contrario, miente. Los trabajadores tenemos que desarrollar nuestro trabajo.A mí nunca me han dicho en Onda Cádiz qué tenía que decir y qué no, a quién tengo que llevar y a quién no. Yo elegía temas e invitados por un criterio de actualidad, por considerar que era interesante para la audiencia. Nunca me han vetado a nadie, me han dado libertad absoluta para hacer un magacine diario de 8 a 11 de la mañana. Nunca me han dicho esto sí o esto no. No he visto nada que no ocurra en otros medios. Si hiciéramos autocrítica todos los que trabajamos en los medios, en los públicos y en los privados, no se salvaba nadie. No creo que mi caso responda a un criterio político. Simplemente hay unos nuevos responsables que consideran que no debo seguir y ya está. No les gustará mi cara o mi voz, o mi forma de decir las cosas. Es legítimo.
–Ahora que está fuera de Onda Cádiz quizás se sienta más liberado para decir lo que cree que se ha hecho mal en la emisora pública municipal. ¿Cree que hubo exceso de publicidad institucional, de propaganda?
–Probablemente sí. Es una apreciación personal, como espectador y ciudadano. La empresa tenía rectores encargados de decidirlo pero mi opinión personal es que, probablemente, sí. También es verdad que ese exceso se ha dado en todos los medios. Pero que a mí me gustara más o menos, no interfería en mi trabajo. Pero como ciudadano, quizás sí. En estos años he echado de menos más programas en los que se diera voz al ciudadano, en los que la gente pudiera entrar en antena. Eso sí lo he echado de menos. Que la gente entrara, que opinara y dijera lo que piensa.
–¿De qué está más orgulloso de estos ocho años en Onda Cádiz? ¿Qué cree que se ha hecho bien?
–Cuando yo empecé en Onda Cádiz en 2007, aquello era un proyecto. Algunos creían en él y otros no. Pero lo mejor es que allí hay unos excelentes profesionales, gente que se deja la piel trabajando. Entendíamos que era algo para la ciudad y eso suponía mucha ilusión. Probablemente se han producido errores pero la capacidad y la ilusión de los profesionales era enorme. Ya quisieran muchas televisiones nacionales tener los profesionales que hay en Onda Cádiz. Desde el punto de vista técnico, por ejemplo, la Semana Santa que se ha hecho nunca se había visto en esta ciudad. Además, con una media de edad muy baja, es gente muy joven y, sin embargo, auténticos profesionales, asombrosos. Hablo de montadores, cámaras, técnicos de sonido... Todos esos que nunca se ven. Gente que se ha buscado la forma de hacerlo todo con pocos medios.
–Parece un cambio de etapa en todos los medios, un cambio de ciclo ¿cambia la radio? ¿cambia su vida?
–Yo siempre tendré amor por la radio. Es mi pasión. El micrófono es mi vida. Comunicar es mi pasión. Saber que hay una sola persona escuchando, ya me gratifica. Que te escuchen por el móvil o el ordenador no cambia nada. No sé si algún día me volveré a poner delante de un micrófono. Tengo ilusión por volver a hacerlo. Se van a seguir leyendo periódicos, se va a seguir viendo la televisión y se va a seguir escuchando la radio. Si se hace a través de un móvil, no cambia la magia. Hay quien ha augurado la muerte de la radio muchas veces. Y nunca ha llegado. Radio se va a seguir escuchando y se va a seguir haciendo. Puede que sea un romántico pero creo que va a ser así.
–¿Personalmente, se ve fuera de la radio? ¿Teme una retirada involuntaria?
–Me encantaría volver a la radio, al micrófono pero los medios no están pasando por un momento muy boyante. Pero si alguien quiere contar conmigo, me haría mucha ilusión. Sólo he hecho radio, conozco todos los intríngulis y es mi pasión. Son 33 años de radio y no me gustaría retirarme. Cosa distinta es que quieran contar conmigo.