Semana Santa
La lluvia arrecia y desluce el Domingo de Ramos en Cádiz
Las Penas y Humildad y Paciencia regresan a sus templos sin hacer Carrera Oficial. Sagrada Cena se cobija en San Francisco. Borriquita y Despojado alcanzan sus templos acortando recorrido
La lluvia quiso truncar el inicio de la Semana Santa de Cádiz , pero finalmente no se hicieron del todo ciertas las previsiones.
Había llovido por la noche y los cofrades se temían lo peor. Las nubes empañaban el cielo a primera hora de la mañana pero poco a poco la situación cambiaba. Todo empezaba a adquirir los tintes de un clásico Domingo de ilusión y juventud. Un Domingo de Ramos en el que las cinco hermandades decidían , según los partes meteorológicos, hacer sus respectivas salidas procesionales. Despojado decidió primero recortar itinerario, aunque posteriormente optó por volver a su templo tras hacer estación de penitencia en la Catedral. Borriquita, por su parte, volvía por el camino más corto a su templo una vez que superó la carrera oficial.
L as Penas y Humildad y Paciencia tuvieron que apretar el paso para llegar a Catedral y finalmente regresaron a sus templos sin hacer Carrera Oficial. Sagrada Cena tuvo que cobijarse en San Francisco.
Sobre las dos de la tarde la iglesia del Carmen ha empezado a recibir a los penitentes. También allí se han dabo cita las cuadrillas de cargadores y los músicos de Borriquita ... En el interior del templo la actividad era frenética. Quedaban pocos minutos para abrir las puertas del templo. Finalmente, con quince minutos de retraso sobre el horario previsto, la cruz de guía salía a una Alameda repleta de gente.
Como es habitual las primeras filas de penitentes las formaban los más pequeños. A las tres de la tarde salía a la calle el paso del Señor de la Paz dirigido por los hermanos Francisco y Tomás Martín. Sonaba entonces el himno nacional que interpretaba la banda de música de los Polillas. A continuación, se vivía uno de los momentos tradicionales. El pregonero ordenaba la primera levantá. En este caso el acto estaba lleno de emoción. Jesús Devesa , hermano de la cofradía, tomaría el martillo para que los cargadores elevaran el paso. Devesa no podía ocultar su alegría por vivir un instante tan grande para él. «Esto es desde septiembre, que me dijeron que sería pregonero, una emoción detrás de otra», comentaba nervioso y a la vez ilusionado.
Tras ese gesto, el paso empezaba a avanzar por la Alameda rumbo a la Plaza de Mina con la marcha Nuestro Padre Jesús de la Paz. Detrás del Señor entrando triunfal en Jerusalén va su madre, la Virgen del Amparo. El precioso palio avanzaba hacia la puerta por el interior del templo. Entonces comenzaría la delicada maniobra de salida. El veterano capataz Julio Reyeros ordenaba a los suyos. El palio pasa a lo justo con el esfuerzo y buen hacer de la cuadrilla. Suena entonces de nuevo el himno nacional que interpreta en este caso la banda de música Pedro Álvarez Hidalgo. Tras la primera levantá se escucha la marcha Paz y Amparo. A buen ritmo y con elegancia la Virgen del Amparo sigue los pasos de su hijo. La hermandad arrancaba así su salida procesional y su estación de penitencia que en esta ocasión quisieron dedicar a dos personas que fueron muy importantes para esta cofradía José Luis Ibáñez y Manuel Utrera.
Para esta Semana Santa la Borriquita estrena los candelabros de guardabrisas laterales del paso de misterio que ha realizado Domingo García Chahuán en Alicante. Lucirá el dorado de los candelabros laterales, ejecutado por Felisa García Llaneras en Sanlúcar y una nueva sección de antifaces de terciopelo.
La última cofradía en salir a la calle fue Humildad y Paciencia desde San Agustín . Las nubes empezaban a hacer acto de presencia, pero muchos cofrades se dieron cita en la céntrica Plaza de San Agustín para ver a esta clásica hermandad que este año presentaba como principal novedad la restauración de su paso de misterio que lucía espléndido. Cuatro bocinas precedían a la cruz de guía.
Según la hora prevista se abren las puertas de San Agustín. Francisco Álvarez, capataz del Cristo, comenzó a dar las instrucciones a los suyos y el paso se aproximó a la salida. Se cuidó al máximo la maniobra. El Cristo de Jacinto Pimentel fue sobre un monte de claveles rojos. Una vez en la plaza sonó el himno nacional y tras la primera levantá, el paso giró rumbo hacia la calle Nueva con la marcha ‘Cristo de Humildad y Paciencia’. Tras el paso del Señor se prepararon los cargadores de la Virgen de la Amargura. El magnífico palio se acercó a la salida con el esfuerzo y trabajo de la cuadrilla que superó sin problemas la puerta de San Agustín. Sonaba en ese momento ‘Amargura’ y el cielo cada vez amenazaba con más lluvia.
Hulmildad y Paciencia tras refugiarse en Catedral tomó la decisión de volver a su templo por el camino más corto sin hacer Carrera Oficial.
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