PATRIMONIO

El tesoro que ocultaba el convento de Santa María

Las obras han desvelado un rico pavimento romano que se exhibe por primera vez en el propio edificio

El mosaico está expuesto en el interior del convento ANTONIO VÁZQUEZ

ELENA MARTOS

El antiguo convento de Santa María, hoy despojado de sus cubiertas y a la espera de una rehabilitación que carga sobre las espaldas de un grupo de gaditanos, tenía escondido un rico tesoro. Se trata de un pavimento único conservado desde los tiempos de la antigua y esplendorosa Gades. El 'Opus Secile', que apareció hace dos años durante los trabajados de reforma, y que ha sido minuciosamente restaurado para que todos puedan contemplarlo. Este rico suelo se podría haber instalado entre los siglos II y IV después de Cristo y era habitual en dependencias que frecuentaba la clase alta romana como el foro o el senado.

Lo cuenta Antonio Ramos , vicepresidente de la Asociación de Amigos del Convento de Santa María , el colectivo que desde 2011 asumió la difícil tarea de devolverle la vida al viejo edificio. Una vez más lo abría a la prensa para mostrar por primera vez el preciado hallazgo ya restaurado. Ante el gran ventanal de la sala de reuniones, que comunica el claustro mayor con el menor, ha quedado expuesto este pavimento a través del que se podría contar la historia del Mediterráneo. Está formado por ricos mármoles procedente de canteras argelinas, tunecinas y hasta egipcias con colores y dibujos casi imposibles. Explica Ramos que «ha sido el único hallazgo de este tipo en la capital» y se encuentra en un lugar privilegiado, en una de las partes más altas, situada entre el Teatro de los Balbo y el Anfiteatro, cuya localización aún no se ha definido por completo.

[Para ver la imagen del claustro mayor del convento en 1940 y su estado actual sólo hay que deslizar la barra con el ratón]

«Han aparecido otros 'Opus Secile' en lugares como Itálica , Córdoba y Sagunto », pero este es el único de la ciudad y los Amigos del Convento de Santa María quieren que puedan disfrutarlo todos los gaditanos y visitantes. Por el momento permanecerá vinculado al edificio, que ahora tiene paralizadas las obras a la espera de recaudar los fondos necesarios. El colectivo no cuenta con ayudas públicas y, con mucho esfuerzo, recaudan a través de visitas guiadas, la venta de objetos relacionados con el monasterio y las aportaciones que socios y ciudadanos hacen.

Esta primera fase contempla la construcción de un pequeñísimo convento, que ocuparía las dependencias de la casa del capellán será la residencia de las monjas que todavía mantienen una congregación presente en la ciudad desde 1527. Para dar el tratamiento adecuado a este pavimento se ha contado con los restauradores Pilar Morillo y Álvaro Domínguez que han tratado con especial mimo el mosaico. Durante todo es tiempo se han colocado gasas impregnadas en resina acrílica y se ha dividido en trozos manejables para recomponerlo. Una vez limpio se le ha aplicado una cera microcistalina para su protección y realce, lo que ha permitido exhibirlo con un aspecto muy similar al que tuvo en un principio. Explica Antonio Ramos, que la intención es colocarlo en el lugar que fue encontrado una vez que finalicen las obras, pero mientras tanto permanecerá en ese sitio destacado bajo la luz del gran ventanal.

Detalle del pavimento ANTONIO VÁZQUEZ

Otro de los expertos que se encarga de analizar y catalogar este 'Opus Secile' es el profesor de la UCA Salvador Domínguez Bella , que ha llegado a identificar hasta doce tipo de mármoles distintos. Entre ellos se encuentra el 'Cipollino', de vetas negras sobre fondo blanco, procedente de la isla de Eubea, en Grecia. También se encuentra el 'Palombilo Antico', originario de los Apeninos y el 'Giallo Antico', de color amarillo dorado con incrustaciones parecidas a la madera que viene de Túnez. Otro de los mármoles que han llamado la atención de los investigadores es el 'Brocatello', de un precioso rojo combinado con amarillo que recuerda al tejido brocado y que se extraída de canteras españolas como la de Tortosa.

«Este mosaico es un tesoro», señala Silvia Cano , vocal de la asociación, que ha acompañado a los periodistas en la visita junto al presidente, Antonio Jiménez y otro de los vocales, Juan Fernández . Destaca que «ha sido una suerte que haya aparecido, porque da más valor al edificio, que formar parte del patrimonio histórico de nuestra ciudad». Sin embargo, este monasterio apenas tiene catalogación, no es un BIC y apenas ha recibido apoyo económico por parte de las administraciones públicas.

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