TRIBUNALES
Suspendido por segunda vez el juicio al acusado del robo de la joyería Gordillo
La vista no se ha celebrado finalmente este viernes como estaba previsto por la ausencia de dos testigos
El juicio por el robo a la joyería Gordillo de Cádiz se ha suspendido este viernes por segunda vez. La jueza ha tomado esta decisión por la ausencia de dos testigos que la Fiscalía considera fundamentales. Se trata de dos policías que intervinieron aquella tarde cuando los ladrones asaltaron el establecimiento. A pesar de que una de estas ausencias se había justificado no se ha decidido la suspensión hasta este mismo viernes.
Es por tanto la segunda vez que se aplaza este señalamiento . La primera se suspendió el pasado 22 de septiembre cuando la intérprete que se presentó a la vista era de lengua inglesa y no de estonio, nacionalidad del acusado. Ahora, la jueza ha señalado de nuevo para el próximo 17 de noviembre.
Tamur A., el estonio acusado de haber formado parte de la banda de ladrones que robó en la joyería Gordillo de Cádiz llegaba en torno a las diez y media de la mañana a los juzgados de Carranza. La Fiscalía solicita para él más de ocho años de cárcel en total. Cinco como presunto autor de un delito de robo con violencia, otro por pertenencia a organización criminal, otro año más por falsedad documental y quince meses por lesiones. La acusación particular se adhiere a la petición de la Fiscalía y solicita la misma pena para el acusado, además de una indemnización de unos 60.000 euros por los efectos sustraídos.
El arrestado, de 43 años, se encontraba en Finlandia trabajando en el momento de su detención . Era fontanero en el país nórdico y allí fue localizado después de que el fiscal emitiera una orden de detención y extradición tras valorar las pruebas que sostendrían su participación en los hechos. Su localización fue fruto del arduo trabajo de investigación realizado por los agentes de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Comisaría Provincial de Cádiz quienes ya, en el momento del atraco, tan solo horas después, lo pudieron identificar pero por inconveniencias en la identificación tuvieron que soltarlo.
Como se recordará, el asalto a la joyería de la calle San Francisco se produjo una tarde lluviosa a principios de abril de 2016. Fue el día 4. Justamente a las 18.58 horas, tres hombres de apariencia nórdica, camuflados con gorras e incluso alguno con vestimenta militar, asaltaron el establecimiento.
Cuestión de dos minutos
Fue en cuestión de unos dos minutos. Uno de ellos se encargó de tapar con una tela negra y ventosas el escaparate para que no se viera desde fuera lo que hacían. La Policía sospecha que este individuo era el que dirigía la operación. El ADN que se extrajo coincide con el que se encontró en el anterior atraco en 2011 por lo que todo apunta que esta persona ya conocía el local y pudo dar instrucciones a los otros dos.
El trabajo policial con respecto a este sospechoso se hizo pero el problema para su identificación transciende al terreno institucional ya que no existe un acuerdo con Estonia para poder cruzar estos datos con la base del país báltico, lo que ha supuesto un evidente lastre para poder coger a los otros dos autores.
Pero Tamur no tuvo escapatoria. Se le identificó, e incluso se dio con él, tan solo horas después de que entrara a la fuerza en Gordillo. Según las pruebas que se manejan, se le acusa de ser el ladrón que accedió a la tienda en segundo lugar, después de que su otro compinche irrumpiera dando un manotazo en la cara al vigilante que le tiró al suelo y le amenazara con una pistola.
El único detenido pudo huir del lugar pero los agentes de la UDEV lo cercaron cuando comprobaron que se había registrado en un hostal de la calle Plocia. Había dado una identidad sustraída. Es decir, utilizó el nombre de un ciudadano estonio (Ruslav O. ) que meses antes había denunciado en su país que le habían robado su identificación. De ahí que a Tamur se le acuse de un delito de falsedad documental.
Tras realizar más gestiones, los policías localizaron al acusado en Cádiz cuando ya estaba a punto de marcharse. Incluso, según fuentes consultadas, se le vio tirar un móvil y una tarjeta que más tarde se recuperó. Los agentes llegaron incluso a estar con él en la estación. Allí comprobaron que viajaba con la maleta vacía (lo que demostraría que no era un turista). Además negó los hechos al ser preguntado y dio respuestas «esquivas» sobre los motivos de su estancia en la ciudad. Sin embargo, por decisión judicial, lo tuvieron que dejar marchar. Ahora, más de un año después, tendrá que rendir cuentas cuando finalmente se celebre el juicio.