Lotería de Navidad 2018

Sonia García, del Lucero: «La gente da por hecho que damos el Gordo de nuevo»

El despacho receptor que se localiza en la Avenida del Puerto vendió el año pasado el primer y segundo premio del Sorteo de Navidad

Sonia y sus compañeros celebran el premio A. Vázquez

A. J. | M. L.

Hace ahora un año, a primera hora de la mañana, el punto de venta de la mixto El Lucero conocía que había vendido un décimo del segundo premio , el 51.244. Pero es que unas horas más tarde, sobre el mediodía, la felicidad se desbordaba cuando Sonia, Mónica, Isabel y Amaranta conocían que también habían vendido el Gordo , el 71.198. Al principio no daban crédito pero rápidamente recibían la llamada de la delegación de Loterías y Apuestas del Estado que les confirmaba la noticia más esperada.

«La gente llega hasta la administración gracias a aplicaciones que les dicen donde ha caído el Gordo », explica Sonia García, una de las trabajadoras de este punto de venta mixto que tiene el hándicap de que no venden décimos físicos y «muchos no quieren el boleto que les da la máquina porque prefieren el papel tradicional».

Sonia García A. V.

Aún así, las ventas en El Lucero han aumentado, «sobre todo para grupos grandes que vienen de la Audiencia, de los Juzgados o de Navantia» y que acuden al despacho por el reclamo que supone ser un punto caliente de la Fortuna. «Hemos sido muy nombrados por el Primer Premio y la gente da por hecho que damos el Gordo de nuevo pero lo del año pasado es inigualable. Me recuerdo llorando... La clave está en vender muchos números diferentes. A más números, más posibilidades», reflexiona. Además, la céntrica ubicación de El Lucero también influye en las ventas porque compra gente de toda España. «En Navidad, se vende un porcentaje bastante amplio del total del año».

Sonia tiene un amplio repertorio de anécdotas y curiosidades relacionadas con su experiencia como vendedora. Por ejemplo, el año pasado vendió el número que consiguió el «Gordo» en el mes de noviembre y el segundo premio, el día 21 de diciembre por la mañana; lo compró una chica que no solía jugar.

«Confiamos en que llegue un rayito de suerte... Ojalá caiga en buenas manos y le toque a gente a la que le haga falta . Y si no, a alguien que lo sepa invertir. El año pasado, uno de los agraciados no tenía casa, y gracias a la Lotería le cambió la vida», concluye Sonia.

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