TRIBUNALES
Siete años de cárcel para El Espinaca por apuñalar en Cádiz a un conocido que no le llevó a por droga
El suceso ocurrió hace un año cuando el acusado le clavó un cuchillo en el pulmón a El Vasco, dejándolo «sangrando a borbotones» tendido en la avenida Juan Carlos I
El suceso se producía el 18 de abril del año pasado en Cádiz. Por la tarde en la transitada confluencia entre las avenidas Juan Carlos I y la avenida de la Constitución 1812 se hallaba tendido en el suelo un hombre envuelto en sangre. Había recibido al menos una puñalada. Debido a las graves heridas que presentaba tenía que ser trasladado de urgencia al Hospital Puerta del Mar aunque ya en la calle se le asistió durante casi una hora.
De inmediato, los agentes de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Policía Nacional de Cádiz se pusieron en marcha y en tan solo unas horas lograron identificar y detener al presunto autor. El arrestado, Juan Manuel F. S., un hombre de 62 años apodado 'El Espinaca' y viejo conocido de la Policía, fue apresado alrededor de las diez y media de la noche como presunto autor de un homicidio en grado de tentativa.
La noticia causó un gran impacto porque era la segunda muerte que se daba en Cádiz capital en apenas 72 horas. Otra agresión mortal tras una pelea había acabado con la vida de un joven del Cerro del Moro, Chano. Su cuerpo también quedó tendido en la calle. Tres personas fueron detenidas y enviadas a prisión. En ambos casos, aunque sin relación entre ellos, fue un asunto de drogas lo que desencadenó todo.
Pues bien, uno de esos asuntos ya ha quedado resuelto en los tribunales. El Espinaca ha sido condenado por la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Cádiz a pasar siete años en la cárcel por intentar matar a J. A. M. F., apodado El Vasco, porque, según indicaron fuentes policiales, no le podía llevar en coche a Sanlúcar a por droga.
Según recoge la sentencia, que no es firme, sobre las cinco de la tarde, el acusado se encontraba en casa de otra conocida, donde coincidió con la víctima. Allí, tras una pelea, se abalanzó sobre él dándole dos puñetazos. Tras esto el procesado lo acorraló junto a la puerta y sacándose de la espalda un cuchillo se lo clavó «con la intención de quitarle la vida». La puñalada fue asestada en la zona pectoral izquierda a la altura del pulmón, causando una herida penetrante en hemitorax izquierdo de cinco centímetros con neumopericardio, derrame pericárdico ligero, así como contusión pulmonar. Tras resultar herido precisó de ingreso urgente para intervención quirúrgica y permaneció en el hospital durante una semana bajo un importante tratamiento médico. Dada la localización de las heridas hubo un alto riesgo de compromiso de estructuras vitales y, la falta de asistencia médica adecuada hubiera conllevado un riesgo grave de mortalidad.
Indica también el fallo que El Vasco pudo zafarse y salió de la casa «sangrando a borbotones». Tras huir, cayó desplomado en la calle donde fue asistido hasta que se personó la ambulancia donde se le estabilizó tras cuarenta minutos, siendo entonces trasladado al hospital.
Versión «inverosímil»
El Espinaca intentó durante el juicio dar una versión diferente de lo que había declarado ante el juez instructor. Entonces sí había reconocido que él había asestado la puñalada y que después de hacerlo tiró el cuchillo en la calle. Pero en la Audiencia ofreció otro testimonio argumentando que confesó tras los hechos «por miedo» porque en la Comisaría le habían «amenazado y pegado». «Esta explicación sin embargo no convence a este tribunal», aseguran los magistrados en el fallo. «La declaración donde reconoció que fue él quien le clavó el cuchillo la realizó ante el juez instructor y en presencia de su letrado careciendo de toda credibilidad que tal declaración estuviera presidida por alguna amenaza». Y añade: «Cuando argumenta que en la Comisaría le propinaron una paliza, lo cierto es que, examinado por el médico forense las únicas erosiones que se le objetivan se encuentran en la cara central de tercio inferior de antebrazo derecho así como en el dorso de ambas manos y muñeca derecha, más propias de la reducción y colocación de las esposas que de una paliza».
Por tanto, estima el tribunal que la versión ofrecida que dio ante ellos el acusado, « no ofrece credibilidad alguna y queda desvirtuada plenamente con el testimonio «coherente, firme y permanente en el tiempo» del testigo-víctima, quien afirmó taxativamente en el plenario que la lesión se la provocó el acusado a quien apuntó directamente, y al que conocen como 'El Espinaca' ». Según el agredido todo sucedió «muy rápido» cuando primero le dio «un par de puñetazos que le hacen retroceder y que lo acorrala en la puerta de salida y después se saca un cuchillo sin que le diera tiempo a reaccionar. Ya sangrando de manera abundate cayó en la calle y fue asistido en un primer momento por una persona que le taponó la herida hasta que llegó la ambulancia.
En cuanto a la declaración de la propietaria de la vivienda, el tribunal dice que no aportó nada ya que se limitó a contestar solo al fiscal que no se acordaba de los hechos.
Para la Sección Primera los hechos juzgados son constitutivos de un delito de homicidio en grado de tentativa. Según argumenta queda acreditado en el testimonio de la víctima que el investigado sacó el cuchillo y se lo clavó. Y que como aseguró el Ministerio Fiscal, es «una persona que va pertrechada con armas blancas» como se demostró en el momento de su detención cuando portaba un cúter. Según dijo lo llevaba para cortar pan y otros alimentos, una versión que resulta «inverosímil» para el tribunal.
Por tanto, para los magistrados queda claro que utilizó un arma blanca «idónea para causar un resultado mortal tras acorralar a la victima», y se asesta una puñalada intensa que no superficial, que le provocó graves lesiones en el pulmón y el pericardio, lo que pudo provocarle la muerte de no haber sido atendido de inmediato.
La defensa del acusado intentó que se le aplicara un atenuante de toxicomanía pero no ha sido aceptada. Por dos razones. En el momento de los hechos estaba recibiendo tratamiento por adicción pero no por perturbación mental como declaró el procesado. Además, según indica el tribunal, no se tiene pues prueba alguna de que cuando agredió a la víctima tuviera afectadas en forma alguna sus facultades volitivas e intelectivas, lo cual además «sería difícil de compatibilizar con la conducta posterior de deshacerse del arma homicida».
Además de la condena de siete años de prisión, El Espinaca tendrá que indemnizar a la víctima con 3.000 euros por lesiones y secuelas.