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De la Segunda Aguada a la Quinta Avenida

La firma de chocolates Pancracio recuerda los 15 años de su sofisticada travesía con un libro y una exposición virtual

Pedro Álvarez durante la presentación del libro, en el restaurante Musalima de Cádiz. LA VOZ

P. L. G.

Fue un prodigio. Un destello. Terminó pero queda la estela brillante como testimonio de una aventura preciosa, en esencia y en apariencia. Hace dos años que Pedro Álvarez vendió Pancracio, una marca personal, especializada en productos de chocolate o con chocolate . Pero antes de lanzarla a volar, vivió la experiencia asombrosa y ejemplar de darle forma desde la nada, de verla crecer desde su ciudad natal, de convertir una pequeña firma instalada en un lugar periférico dentro de un país periférico en referencia internacional de calidad y lujo, de excelencia y «sofisticación».

Pancracio, con decenas de productos –y pelotazos como el vodka chocolate o el panettone–, fueron capaces de saltar «de la Segunda Aguada a la Quinta Avenida» , resume Álvarez en tono casi carnavalesco. Del pequeño taller de Cádiz, de las catas obsesivas casi en la intimidad, a las tiendas más lujosas de París, Nueva York, Londres, Milán, Tokio... No había un establecimiento de gran lujo en el mundo que no quisiera tener sus productos. Publicaciones en más de un centenar de revistas, nacionales e internacionales, también de tendencias, lujo y gastronomía corroboraron un fenómeno particular.

A la excelencia del producto se añadía una estética fascinante , fruto de la condición de Pedro Álvarez de diseñador y experto en ‘packaging’. De su colaboración con Raúl Reguera, otra gran mente para la belleza comercial.

Junto a una decena de cómplices pusieron en marcha dos tiendas (una de ellas con ‘laboratorio’) y una gran actividad en el, entonces incipiente, mercado digital. Pero sobre todo resultó novedoso su alcance, su impacto. «Una marca es lo que la gente dice que es», resume Álvarez. Y clientes de medio mundo, del segmento de máximo lujo, decidieron que Pancracio era un capricho, un objeto de deseo . Para recordar esos 15 años, para decir con firmeza y en tono alto «que eso se puede hacer también aquí, en Cádiz», como resalta orgulloso Raúl Reguera, Pancracio toma ahora forma de libro.

Es un volumen de factura y contenido a la altura de su prestigio. Con una presentación acorde a lo que fueron tres lustros deslumbrantes . No podía ser menos en una marca «muy visual» que convertía la apariencia de sus productos en parte de la placentera experiencia de disfrutarlos. De lo apasionante de aquel recorrido da idea que todos los trabajadores y colaboradores que formaron parte de Pancracio, de diseñadores a dependientes, acudieron a la presentación del libro en el restaurante Musalima. Por supuesto, están representados en el libro.

Para motivar a otros a hacerlo

En los próximos días, a esta publicación le seguirá una exposición digital, un recorrido por imágenes y textos de aquel viaje en una web específica . «Cuando nos hemos puesto con el libro, con la exposición, hemos pensado que fue muy bonito, que hicimos muchas cosas. Hubo momentos difíciles, claro, pero ahora sólo recordamos las hermosas experiencias que nos hizo vivir Pancracio», confiesa con nostalgia Álvarez.

El volumen cuenta con el apoyo de Junta de Andalucía, Ayuntamiento de Cádiz, Diputación Provincial, Universidad de Cádiz y Confederación de Empresarios de Cádiz, entre otras instituciones y empresas.

Este apoyo confirma su papel como ejemplo para otros empresarios, diseñadores, soñadores, que quieran lanzarse desde Cádiz: «La creatividad no es que se te ocurra y dibujarlo en una servilleta, la creatividad es materializarlo». Pancracio lo consiguió. Para «motivar a que otros gaditanos accedan al emprendimiento» , ahora toma forma de libro y exposición digital.

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