Barbacoas del Trofeo Carranza 2016

De Récord Guinness a su extinción

Con un origen desconocido, las barbacoas del Trofeo Carranza pasan de ser un reclamo turístico para Cádiz a su desaparición

NURIA AGRAFOJO

Ni siquiera se sabe cuántos años han durado porque nadie coincide en el momento exacto de su creación. Las barbacoas del Trofeo Carranza pasarán a la historia de Cádiz como pasaron otras citas tradicionales del verano como la Velada de los Ángeles o las noches del Pemán. Curiosamente, el evento que fue vendido hace años como un reclamo turístico de Cádiz, hoy se desvanece y pierde una batalla que hace años emprendió contra ecologistas, vecinos e incluso contra la propia administración.

Tras una primera etapa en los años 90 en la que las barbacoas no fueron más que una concentración espontánea de las familias gaditanas que esperaban a que sus más allegados salieran del estadio Carranza, este acontecimiento comenzó una escalada que supuso un punto de inflexión en la percepción de sus organizadores.

Precisamente, el intento del Ayuntamiento de Cádiz en el año 2005 por convertir las barbacoas del Trofeo Carranza en un evento multitudinario con su entrada en el libro Guinness de los Récords, se convirtió en un llamamiento al descontrol y al desorden que inició una etapa de enfrentamientos. Las c erca de 250.000 concentradas a lo largo de sus más de siete kilómetros de playa no fue más que una llamada de atención para advertir de los peligros e inconvenientes de una cita de tal magnitud. Atrás quedó entonces la imagen de las brasas y los grupos familiares, para sacar a la luz el macrobotellón de miles de jóvenes llegados de todos los puntos de Andalucía.

En los años 90 las barbacoas eran una concentración espontánea de las familias gaditanas

A partir de entonces, los responsables municipales comenzaron a establecer recortes y condiciones que se notaron tan solo un año después, con casi 100.000 personas menos en el litoral gaditano. En 2009 ya se comenzó a acotar y se ciñeron a los módulos situados entre el Cementerio de San José y Los Delfines, y además se impuso el desalojo de la playa a las seis de la madrugada, con el objetivo de poder limpiar la zona para los bañistas que acudían a primera hora de la mañana.

Un momento crucial para entrar en su fase de extinción fue la pérdida de la Bandera Azul para la playa de La Victoria en 2011 debido a los análisis practicados a las aguas justo al día siguiente de la celebración de las barbacoas en agosto de 2010. A partir de ahí, el evento comenzó a perder importancia y atractivo y comenzaron una transformación abocada a la desaparición.

Así, de las 250.000 personas concentradas en 2005, se pasó a los 50.000 en 2012 y desde entonces, esta cifra no ha parado de caer en picado, a consecuencia también de los constantes recortes de espacio, endurecimiento de las normas y también de las sanciones. De hecho, su mínimo histórico llegó en 2014 con poco más de 30.000 asistentes.

Estas medidas confirman que el mejor remedio es poner cortapisas a un acontecimiento que se había desmadrado. Por ello, hoy ya se puede hablar de que las barbacoas del Carranza ya son historia.

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