Cultura
«Recomendar siempre es una imprudencia»
El novelista y poeta vivo más reconocido y leído de la provincia vive el Día del Libro en un proceso de «prejubilación» frente a una oferta literaria «tan amplia y diversa»
Su literatura, afilada y caliente como un cuchillo en candela, trata de contarlo hace muchos años, muchos títulos: el tiempo jamás ayuda. Como poeta, sobre todo, y como novelista , insiste desde 2010 -al menos- en una realidad que cada lector debe desvelar por sí mismo: nadie encuentra certezas, fuerza, identidad ni calma con el transcurso atropellado de los meses.
Sólo van a más la inseguridad y la perplejidad. La duda, como la nariz, como las orejas, no deja de crecer hasta el último aliento. Esa admiración, ese espanto, está detrás de sus últimos poemarios : 'Las identidades', 'Ya la sombra' o 'Un mentido color'. Novelista de éxito multitudinario gracias a un brillante y negro humor ('El novio del mundo', 'El azar y viceversa'), articulista, ensayista, traductor (Eliot, Nabokov...). Premio Nacional de Literatura -y con casi todos los galardones españoles desde ahí hacia abajo-, su admirable bibliografía le convierte en el autor gaditano vivo más prestigioso, celebrado y seguido. Su última publicación es la reedición de 'La propiedad del paraíso' , de 1995, ahora con un lujoso prólogo del gran José Caballero Bonald, un epílogo y varios añadidos, «varios bonus track», bromea.
Felipe Benítez Reyes (Rota, 1960) es uno de los habitantes de esta provincia (millón y cuarto, aproximadamente) más autorizados para comentar el Día del Libro a este lado del Guadalquivir y el Estrecho. Su trayectoria de papel le avala aunque se declare en una voluntaria «prejubilación. Por edad, nos vamos quedando al margen. Me veo fuera de juego. No tengo claro ni para quién escribo», responde cuando se le pregunta por los jóvenes lectores , por si percibe ojos nuevos entre sus seguidores y entre los usuarios del libro en general. «No estoy muy pendiente de la sociología de la literatura, de esa parte de estudios y sondeos, de estadísticas. Miro algunos cuando los encuentro, claro, pero no sé cómo interpretarlos. No sé si se lee más o menos ahora, si los jóvenes son más lectores que los de hace años».
El padre del inolvidable Walter Arias defiende, sin citarlo, el precepto filosófico de que el cambio es lo único permanente: « Cada generación cambia sus preferencias, sus códigos, siempre ha sido así . Con la música, la comida, con los gustos, con todo, también con la lectura, con la novela y la poesía, claro. Hablo con algunos amigos que trabajan en bibliotecas y me dicen que los jóvenes no leen nada de nada. Hablo con profesores y algunos me dicen que los jóvenes leen muchísimo, más que nunca... La lectura también forma parte de la realidad, caótica, desordenada».
Los análisis, las opiniones, alrededor del Día del Libro que se celebra este sábad o siempre suelen aplicarse a los lectores, a sus hábitos y tendencias, pero es esencial observar el fenómeno de la escritura, de la edición y la publicación: «Se escribe más que se lee. Se escribe más que nunca. Se publica más que se lee. No es una opinión, no me parece bien ni mal. Es un dato. Parece que todo el mundo tiene una vocación, o temprana o tardía, que le lleva a escribir y publicar. Tampoco es una circunstancia del todo nueva. Siempre se publicó mucho. Ahora hay circunstancias que propician que sea más, como la edición digital que facilita la autoedición. También, como tanta gente publica, hay un lector ocasional de lo que publican sus amistades y sus personas cercanas».
Aunque admite que con tantas opciones nuevas, como en la música o el cine , se puede producir «una situación de dispersión y distracción del lector ante una oferta tan diversificada», Benítez Reyes confía en «una especie de profesionalización del lector, cada uno se especializa, se hace un mapa de la literatura a la que quiere llegar. Por instinto, por autores, por intereses y curiosidad, por algo que haya leído. Cada uno se hace su ruta. También hay un componente de azar. Hay libros que alguien se encuentra por casualidad, o que le llaman la atención por algo inconcreto».
El poeta y novelista roteño se ve ya lejos de los acontecimientos más o menos lúdicos y festivos que reaparecen esta primavera, tras la pandemia, en forma de encuentros con autores, ferias del libro. Este sábado se considera el primer día de ese calendario : «Yo me veo ya fuera. Hay que dejar espacio a los jóvenes. Me gustaría estar lejos, aislado. Siempre me habría gustado pero nunca pude permitírmelo. Me hubiera gustado hacer lo de Salinger, desaparcer, pero para eso tienes que escribir antes algo como 'El guardian entre el centeno' y a mí no me ha salido», ironiza. Pese a ese mensaje, celebra «todos los actos que suponen acercar la literatura a la gente, sacarla a la calle».
Además, reivindica todo tipo de literatura, la considerada alta y la que no lo es tanto: «Creo que una novela, un poemario, tienen que entretener. Ese verbo tiene un matiz frívolo pero es necesaria una parte de disfrute, de diversión. Incluso en un poema. Además de hacer pensar y hacer sentir, entretener. Toda la literatura tiene su espacio. Incluso la que se considera subliteratura es necesaria, de agraceder. Y eso que yo creo que no la he practicado, al menos conscientemente, que uno se pone y luego sale lo que sale».
Vivir sin Almudena Grandes
En estas fechas está muy manido preguntar a un escritor por novelas, poemarios, ensayos que recomendar. Mejor evitarlo: «Es que recomendar un libro siempre es una imprudencia . Incluso en el Día del Libro. Una obra puede crear una reacción química en una persona y, en otra, una totalmente distinta. Lo que a uno le crea fascinación a otro no le provoca el menor interés. Recomendar siempre es una imprudencia, una osadía».
Pero recordar siempre está permitido, prescrito. Sobre todo en el primer Día del Libro sin Almudena Grandes : «Con Almudena perdí a una amiga muy querida. No me acostumbro a estar sin ella. Se me hace raro. Y han pasado ya unos meses. Pero me cuesta mucho pensar que no está... Si alguien quiere aprovechar este Día del Libro para encontrarse o reencontrarse con su obra, lo celebro. Almudena es un ejemplo de que se puede llegar a un gran público sin renunciar al sentido literario».
Ahí está su obra, la de Grandes y la de Benítez Reyes, esperando descubrimientos y retornos . El Día del Libro es una fecha tan oportuna como cualquier otra.