CÁDIZ
La Real Academia de Bellas Artes de Cádiz abre sus puertas a Liliane Marie Dahlmann
La presidenta del Archivo General de la Fundación Casa Medina Sidonia, doctora en Historia, archivera y bibliotecónoma ha ingresado como Académica de número en la institución gaditana
Liliane Marie Dahlmann (Kaiserslautern, 1956) ingresó este martes 29 de marzo como académico de número en la Real Academia de Bellas Artes de Cádiz . La presidenta del Archivo General de la Fundación Casa Medina Sidonia, doctora en Historia, archivera y bibliotecónoma leyó su discurso de ingreso titulado 'La formación de la memoria colectiva en el Archivo General de la Fundación Casa Medina Sidonia' en el salón Regio de la Diputación de Cádiz.
Dahlmann es presidenta vitalicia desde 2008 de la Fundación Casa Medina Sidonia y es responsable de la gestión y conservación del vasto patrimonio de esta institución, que cuenta con el Palacio de los Guzmanes de Sanlúcar de Barrameda y con un archivo histórico valorado en más de 28 millones de euros. El archivo general comprende más de seis millones de documentos, distribuidos en 6.317 legajos. Por su dimensión cualitativa y cuantitativa se trata de uno de los archivos más importantes de Europa. Su conocimiento abre información indispensable y reveladora de la evolución de diferentes familias y casas señoriales y, por tanto, de la propia historia de sus diferentes jurisdicciones desde el siglo XIII.
El acto, organizado por la prestigiosa institución gaditana, contó con la respuesta de la también académica de número Rosario Martínez y la clausura de José María Esteban , presidente de la Real Academia de Bellas Artes de Cádiz, e Irene García Macías , presidenta de la Diputación Provincial de Cádiz.
Trayectoria y legado
Lilianne Marie Dahlmann Westermayer nació en la ciudad alemana de Kaiserslautern aunque, por razones familiares y profesionales se trasladó a España en 1962, primero a Tarragona y dos años más tarde, se instalará definitivamente en Cambrils donde cursará sus estudios elementales y superiores. Es licenciada en Historia, en la especialidad de Historia Moderna y Contemporánea.
En 1982, aceptó una oferta para trabajar durante unos meses en el Archivo de la Casa Medina Sidonia. Gracias a sus conocimientos en Paleografía y Diplomática, la Duquesa de Medina Sidonia le puso a prueba encargando que finalice la catalogación de documentos y redacte el volumen 20 del Inventario-Catálogo del Archivo.
A partir de 1985 Lilianne Dahlmann es directora-conservadora del Archivo Ducal y trabaja con la Duquesa en otros proyectos como la rehabilitación del Palacio de los Guzmanes, la del ribat árabe o en el acondicionamiento de lo que será la Hospedería del Palacio Duques de Medina Sidonia. Tras el fallecimiento de la fundadora, en marzo de 2008, sería nombrada, en Junta de Patronos, presidenta de la misma.
En estos 14 años que lleva al frente de la Fundación, ha puesto en marcha numerosas actividades, todas ellas orientadas a la difusión y puesta en valor del patrimonio artístico y documental de la Fundación. Uno de los logros más importantes de la gestión de Dahlmann ha sido el convenio de colaboración firmado con la Consejería de Cultura el 28 de mayo de 2018 para la digitalización de los documentos del Archivo Histórico de la Fundación Casa Medina Sidonia. La digitalización del Archivo es el proyecto más ambicioso que se ha puesto en marcha en esta Fundación, con lo que se permitirá preservar y perpetuar la información que contiene a lo largo de los años.
El valor de los archivos
Liliane Marie Dahlmann declaró en su discurso sentirse «llena de orgullo» una vez que se ha incorporado a la Academia, aunque no ocultó su sensación de «cierta angustia por posibles errores que pueda cometer, y también porque no siempre se está a la altura de lo que los demás esperan de uno» . En este sentido, Dahlmann espera «no defraudarles en la medida de mis conocimientos y capacidad de trabajo».
La actual presidenta de la Fundación Archivo Casa Medina Sidonia quiso dedicar su discurso a Luisa Isabel Álvarez de Toledo, «mi mentora, compañera y amiga . Junto a ella aprendí mis primeras lecciones de historia, que dejaron una huella indeleble en mi alma, solo reforzada por mis estudios en la Universidad, lo que dio sentido a mis posteriores hipótesis de trabajo en el campo de la historia y archivística».
La nueva académica de número, destacó el « valor que los archivos tienen a la hora de preservar la memoria colectiva de una sociedad , de un país», considerando que el archivo puede ser definido como «este lugar que acoge la huella documental con la que los historiadores formamos el discurso narrativo, intentando acercarnos a la verdad de unos hechos acaecidos en el pasado, dando visibilidad a la trama que sostenemos mediante la exposición escrita o verbal, relacionando unos hechos con los otros, siempre ligados a la estructura del tiempo y de los lugares donde se han producido».
Desde el punto de vista archivístico, los fondos del Archivo General de la Fundación «mantienen entre sí un recorrido que da continuidad a los distintos linajes que surgen a través de la narración histórica para crear y reconstruir los testimonios de las relaciones forjadas a partir del vínculo social, económico, jurídico y religioso, fundamentos de la sociedad del Antiguo Régimen».
Dahlmann realizó un amplio recorrido histórico en el que pasó, entre otros, por el legado de la casa de Medina Sidonia, de Villafranca del Bierzo o los Toledo Osorio y la de los Vélez o Fajardos; documentación tocante a los Virreinatos y Capitanías Generales de la Mar; del Estado Montalto (Aragón y Moncada); el bloque Requesens-Hostalrich, que conserva todo lo relacionado con los pueblos de Cataluña y sus baronías; así como la Casa Romana, cuyo bloque documental comienza en el siglo XV.
La importancia del archivo se resume en uno de los artículos del ideario de la Fundación que, en palabras de Luisa Isabel, reza: « el hombre no puede evolucionar positivamente y asumir lo nuevo, partiendo del vacío . El presente es la suma de cuanto pensaron, hicieron, encontraron y desearon generaciones sucesivas, de sus éxitos y de sus frustraciones». Para la académica, el de la duquesa es «un pensamiento sin fisuras» sobre una entidad que «permite evaluar situaciones, conjeturas y establecer paradigmas», con el fin de «poder acercarnos a la verdad de las cosas».
Una Academia sin sede
En su respuesta al discurso de Dahlmann, Rosario Martínez López , reconoció su «destacada labor que viene desarrollando al frente de dicha Fundación para proteger y difundir su extraordinario patrimonio histórico, artístico, bibliográfico y documental», al mismo tiempo que admitió que su presencia no se debió a un acto de disciplina académica, «sino a la satisfacción personal y profesional que me produce recibir en nuestra Corporación a una archivista, que además es la directora y conservadora de uno de los archivos históricos más extraordinarios que existen en España ».
Finalmente, en su alocución de clausura, José María Esteban comenzó por enviar un recuerdo a aquellos «que siguen sufriendo los efectos de la pandemia», así como a las víctimas de la guerra de Ucrania, además de recibir a Lilianne Marie Dhalmann Westermayer quien asegura hacer recordar «la magnífica procedencia de los señores del sur, y como estos lugares supusieron una enorme influencia en los reinos de aquellas épocas. Hoy en día se añora poder tener algo de aquel peso, para poder salir de algunos olvidos y muchas deudas históricas que seguimos lamentablemente heredando».
A su vez, el presidente de la Real Academia de Bellas Artes de Cádiz quiso incidir en el hecho de que, a pesar de que la institución prosigue su caminar realizando y convocando a cuantas actividades que su reducido presupuesto y capacidades espaciales les permiten ofrecer al público gaditano y visitantes, « seguimos estando sin ubicación y ese objetivo nos tiene infructuosamente implicados en la espera de sus mejores logros con las instituciones concernidas ».
José María Esteban concluyó agradeciendo la asistencia de los presentes y dejando a éstos en manos de la nueva académica de número cuyo primer cometido en la institución consistió en hacer entrega a la Academia de un facsímil del 'Libro Becerro de la Casa y Estado de los Vélez' .