Con 'C' de Cádiz

«Yo quiero irme de Cádiz harto de Cádiz y lo consigo siempre»

Alberto Benítez vive en Madrid y representa fielmente a esos gaditanos que mueren por su tierra vendiendo su sello fuera

Alberto Benítez, que lleva las redes sociales de Marca, no pierde la oportunidad de pasear por La Victoria. L. V.

Alfonso Carbonell

Pasa que entrevistar a un periodista es tan entretenido como complicado. La pregunta acaba en respuesta y esta en controversia. Y se crea el debate. Y se divaga. Y mucho. Se discrepa, se coincide, se argumenta y se sentencia. Y se vuelve, qué remedio, a la entrevista, el nexo de unión, la excusa para no acabar filosofando y arreglando algo que difícilmente tiene arreglo. O sí. En eso está. Estamos. Pasa que entrevistar a un amigo resulta ya un salto mortal. La entrevista va y viene y hasta se enriquece dando piruetas en el tiempo como si de un 'flashback' se tratase.

Alberto Benítez (Cádiz, 1986) sabe de lo que habla puesto que es desde hace un par de meses el responsable y redactor jefe de las redes sociales de Marca, el periódico deportivo más importante de este país. Tiene dos pasiones al margen de su familia. El ciclismo y el periodismo. Y eso que estuvo a punto de mandarlo todo al garete poco después de la Selectividad producto de un mal de amores adolescente. Pero Alberto, como los grandes escaladores colombianos, supo levantarse hasta ir camino de la cima. Que la tiene bien cerca.

La cita es en una cafetería de La Laguna, barrio del protagonista, que se encuentra de vacaciones en su ciudad. El entrevistador se interesa por su vuelta para que la siguiente quedada no sea para tomar café. Y la entrevista empieza sola. Sin pretenderlo.

-A ver si me puedo escapar en Carnaval. Además, y esto ya lo puede poner. Yo apuesto por el Carnaval de febrero y en febrero porque al final la fiesta es precisamente eso. Si los políticos ya pueden cambiar hasta el carnaval de fecha, ¿qué más pueden hacer? A este ritmo quien sabe si acabarán prohibiendo letras tal y como se pedía hace unos años en las redes sociales, que en estos temas reflejan a una sociedad muy inmadura. Recuerdo que empezaban a sacar letras homófobas, racistas y demás de agrupaciones muy malas y no vea twitter... Bueno, en realidad, con lo que pasa con muchos otros temas. Pero ahí estuvo otra vez muy bien Juan Carlos Aragón, que vino a decir en una letra que al que no le gustase que no le escuchase. El Carnaval es Carnaval para todo.

-Bueno, después hablaremos de Cádiz, pero empecemos por una pasión compartida. Empezó en esto conociendo los últimos coletazos del periodismo tradicional, ha convivido y convive con web y papel y ahora afronta y lidera lo que es el presente y será el futuro de la profesión en internet y nuevas tecnologías. Lo ha conocido todo porque lo ha trabajado. ¿Qué echa de menos del antiguo periodismo?

-El cuidado de todo, hasta un breve se cuidaba. Y puede que al principio en web también, pero principalmente en papel. Ahora nos han dicho que tenemos que vivir del volumen y como los periodistas nos sabemos buscar muy bien la vida pues vamos a por eso. Tengo un recuerdo de mis primeras prácticas en LA VOZ que es un vivo ejemplo de lo que digo. Tenía que hacer una crónica de un Portuense-Linares, que ganó 1-2 con Catanha en el Linares. Hice la crónica 'to flipao' creyéndome alguien pero la verdad es que yo apenas había leído porque en Primero de carrera apenas se ha leído nada aún a no ser que fueses yo que sé quién. Yo al menos no había leído mucho hasta llegar a la carrera. Dejo la crónica y me la coge Ignacio Moreno Bustamante (entonces jefe de Deportes), con el que ya me llevaba fenomenal porque la verdad es que esos tres años allí me lo pase genial gracias a todo el equipo con el que trabajé (José María Aguilera, Antonio Valimaña, Daniel Anelo, Daniel Gutiérrez, Álvaro Geneiro...). Total, que me coge la crónica Ignacio y me la cambia entera corrigiéndome esto, lo otro, erratas, algunas faltas de puntuación... Yo me quedé un poco apagado en mitad del buen ambiente que siempre había y me mira y me dice: 'Quillo, Benítez. Tú no te rayes ahora porque te haya hecho tantos cambios, eh. Venga para casa y mañana será mejor'. Con eso quiero decir hasta qué punto se cuidaban las cosas; ahora lees crónicas, noticias o artículos y te das cuenta de la poca revisión que pasan debido al gran volumen que todos queremos abarcar. Eso es lo que más echo de menos, el cuidado de las cosas. Este cuidado también se puede extrapolar, no hablaré del periodismo de calle, pero sí a las llamadas que antes se hacían como telefonear a todos los entrenadores de Tercera antes de una jornada, o a los presidentes para esta u otra noticia. Eso ya no se hace. Pero no se hace porque nosotros mismos sabemos que el resultado no es eficiente. Porque ahora, entre otros motivos, donde antes había ocho ahora hay dos y se tiene que resolver de otra manera.

-¿Y qué ha dado el nuevo periodismo?

-Creo que dentro de lo mal que estamos, también se han abierto muchas vías laborales. Nunca lo he pensado, pero quizás el periodismo ha evolucionado para aceptar a más periodistas porque llegó un momento en el que había licenciados de Periodismo por todas partes y no había puestos para nadie. Por ejemplo, hace quince años en Cádiz había dos periódicos, las tres radios de siempre y una televisión local privada y otra pública que abría. Aparte del mayor volumen de noticias que hay ahora, que eso no sé si es bueno realmente, creo que si se hace un esfuerzo por parte del lector es más fácil separar el grano de la paja. Me explico. Como ahora hay muchísimas más noticias, hay gente que sabe diferenciar lo que está consumiendo. Por ejemplo, no es lo mismo leer una noticia que no esté firmada que leerla de una firma determinada que le despierte confianza al consumidor. A mis amigos les digo que cuando vayan a leer en Marca algo interesante sobre tenis, lo hagan de nuestro especialista Joan Solsona. Y eso pasará en todas las cabeceras.

-Bueno, bueno... Mucho pide al lector, creo yo. Por mi experiencia, muchos amigos te dicen que han leído tal cosa en mi periódico cuando en realidad ha sido en la competencia y viceversa. Obviamente habrá de todo, pero la gran mayoría si lee algo en Marca, por decir, que está firmado por Redacción le cargarán el mochuelo a Marca y a todo el que trabaje en Marca.

-A ver, es verdad que eso nos puede pasar a todos también por lo que decía antes de querer coger más volumen y querer llegar a todo. Pero es el lector el que debe saber diferenciar eso. No lo ponemos fácil, también es cierto (risas).

-Habla de separar el grano de la paja. ¿No está cayendo el nuevo periodismo, en parte influenciado por el público, en magnificar noticias chorras en perjuicio de lo importante?

-Por supuesto. Pero también digo que el periodismo llegó un momento en el que se estancó un poco en eso de que solo valía el reportaje social. Venga, me monto en un barco de pesca y nos vamos a pescar y lo cuento y tal. Vale que eso está muy bien y ojalá se siga haciendo, pero con lo digital han llegado nuevas ideas con nuevos formatos que si se invirtiese más en tecnología podríamos llegar muchísimo más lejos. Lo que antes se invertía en periodismo ahora no se invierte. No nos engañemos.

-¿Hacia dónde puede decir que va el periodismo alguien que está en la vanguardia del mismo?

-Ahora con el nuevo medidor GfK se va a medir más el promedio de usuarios que el pico de usuarios y también el tiempo de permanencia que también está bastante bien. Creo que el periodismo va hacia recuperar a los lectores. Y me paro aquí porque hay veces que hasta nos da cosa llamarlos lectores. ¡Les decimos usuarios porque ni nos leen! (risas) Por eso creo y quiero creer que vamos a por lo lectores. A por la gente que entra a leer de verdad y no el que entra como el que ve un escaparate. Buscamos a ese lector que entra, pincha en la noticia y se queda dos minutos en ella. Después sale y busca otra. Quiero pensar que vamos hacia eso, hacia buscar los lectores y dejar de llamarlos usuarios. Pero para eso se tiene que invertir un poco en tecnología y que los formatos de lectura sean más cómodos que los de ahora. Yo soy de los que aún leo en papel. Tengo que confesar que algún libro me he leído en ebook, pero porque se lee muy bien. Pues tenemos que conseguir que se lea igual de bien en los móviles. Me vale esto para irme al periodismo tradicional. ¿Cuántos maquetadores tenían los buenos periódicos? Y eran artistas, con sus cosas, pero lo eran. Y hasta tenían sus conceptos de periodismo si es que no lo eran directamente. Antes se sentaban juntos redactor y maquetador y hacían juntos la página. En cambio ahora son máquinas o técnicos a los que no les ponemos ni cara y el texto va a una maqueta y cae como caiga. Nosotros ahora ya tenemos un jefe de diseño para web y poco a poco es algo a lo que todos debemos ir adaptándonos para que el lector lea sobre un soporte atractivo.

-Vayamos saliendo del periodismo, pero antes. Tiene dos hijos. ¿Le gustaría que fueran periodistas?

-Yo tengo varias pasiones, el periodismo, el fútbol y el ciclismo. Considero que he tenido muy buena suerte, también me lo he currado, pero al igual que muchísimos compañeros míos que no han llegado. Por eso no quiero ni que estudie Periodismo ni que sea ciclista porque sería una locura. Y eso que no para de coger la bici y se mueve con todo el arte del mundo con 4 años que tiene. Pero no, ni aunque me garantizaran que llegaría a Segunda B. A lo mejor Segunda... Pero no. Y Periodismo, más de lo mismo. Yo quiero pensar que vamos a ir a mejor pero el futuro es verdaderamente incierto. Y no sólo en lo económico, sino en lo meramente vocacional. Si este periodismo va a seguir a la caza del usuario y del clic no es tan apasionante como lo era el nuestro y de la forma en que lo estudiamos.

-¿Dónde estudió en Cádiz y cuándo quiso ser periodista?

-Estudié en Reyes Católicos, de ahí fui a hacer 1º de la ESO (7º de EGB) al Dragó, donde me perdí. Faltaba mucho a clase pero no suspendía porque era listo, que no inteligente. Mi madre lo detectó, bien detectado, y en 2ª de ESO me cambió a Salesianos. Yo siempre he querido estudiar Periodismo. Y no por el fútbol y por el ciclismo, que también, sino por Pérez Reverte y fundamentalmente por mi madre, que era la que me lo enseñaba todos los domingos en El Semanal. Mi madre es enfermera pero de siempre le ha gustado mucho leer. Desde pequeño la recuerdo con un libro en las manos. Es una mujer súper culta. Ella nunca me decía, 'tú tienes que estudiar Periodismo' ni nada de eso, pero sí que me enseñaba batallitas y reportajes que ella se estaba leyendo. A mí ya ese mundo de las letras me gustaba y llegó el Mundial de Estados Unidos 94 y ya me terminé de picar con las crónicas de los corresponsales y enviados especiales.

-¿Dónde hizo la carrera y por qué?

-Uff. Eso tiene una historia. En Salesianos acabé los estudios antes de la Selectividad y también me enamoré. Esto es importante porque yo ya ni quería estudiar Periodismo ni quería saber nada de 'ná'. Pues esta chica, hábilmente, y quiero pensar que lo hizo por mí, me dejó justo después de hacer la Selectividad. La muchacha se esperó y todo a que yo hiciera los exámenes para dejarme porque ella sabía que yo estaba enamoradísimo y podía entrar en depresión justo antes de la Selectividad. Y vamos que si entré, pero después de aprobar.

-Bufff... ¿Catacrocker?

-Gordo. Yo estaba muerto. Me dejó la misma noche del último día de la Selectividad. Me pasé siete días metido en casa llorando y sin comer. Entonces salen las notas, apruebo, y me coge mi madre por banda y me dice gritándome '¿Tú no querías estudiar Periodismo?' y le contestó medio llorando porque todavía quería volver con la chica. 'No, yo no quiero hacer nada. Déjame'. Y me dice. 'Vale, pues fuera de casa. Yo te pago los estudios pero aquí no te quiero ver'.

-Vaya regalazo, ¿no?

-Brutal, pero lo peor es que no me lo tomé así. Me levanté muy peleón gritando desolado que ella lo que quería era no saber nada de mí y demás pamplinas. Le dije de todo a la pobre. Pero mi madre, que los tiene bien puestos, ni me dio importancia y me decía que vale, pero que de su casa me tenía que ir. Entonces, ya me dejé de tonterías y me dije 'pues, quillo, Periodismo'. Y a Valladolid que me fui.

-¿Por qué allí?

-En Sevilla no me daba la nota porque pedían un 7,2 ese año. También eché en Madrid y en Valladolid, donde habían creado hace nada una Universidad (la UVA) y me llamaron. En mitad de la depresión eché todos los papeles. Me acuerdo que fui al BBVA de la calle San Francisco a echar la solicitud y la matrícula. De esto ha pasado solo 17 años y aunque ya había internet tenía que entregarlo en mano. El caso es que yo estaba ya loco por remontar el vuelo y me puse a buscar residencias universitarias con los ojos puestos en las que eran mixtas, claro. Me aceptan en una y fui con 18 años a conocerla. Iba como 'Pepe vete a Alemania' porque yo apenas había salido de Cádiz y menos solo. Total, que llegó allí ya mejorcito después de un verano de loco y conozco la Universidad, donde tenía que entregar una cosa. Cojo el móvil para gastarme los últimos datos que tenía para buscar donde estaba la residencia que en una de esas noches llorando en Cádiz había reservado, y me encuentro que estaba frente por frente de la Universidad. A dos pasos. Y ahí sí ya me cambió la vida desde el primer día que puse un pie Valladolid. Los amigos, las novatadas en las que te sacaban de la habitación...

-Las novatadas... Otro tema tabú en este mundo 'happy flower'. ¿Qué piensa de ellas?

-A ver, yo las defiendo mucho pero hay que tener mucho cuidado con los chavales que no son tan extrovertidos. Creo que dentro de la sensatez, la moderación y la coherencia entre compañeros que entienden la filosofía de las mismas sin abusos de ningún tipo ayudan muchísimo a la integración de todos. Yo las respeto mucho porque allí remonté el vuelo.

-¿Cuántos años fueron de carrera?

-Cinco, el último lo hice en Estados Unidos. Concretamente en Raleigh, la capital de Carolina del Norte. Allí aprendí muchísimo de periodismo de calle y de la vida en general. Hice prácticas, por la Beca Faro, en un periódico latino (Qué pasa mi gente) dirigido por el peruano Pepe Cusicanqui, un grande. Fue de él del que aprendí el periodismo de asaltar a la gente. Mi primera anécdota fue en un entierro de militares. Entonces, como es normal, había familiares llorando por la tragedia y me decía en pleno velorio. 'venga, vete a hablar con el hermano del 'frío''. Y yo, 'pero qué dices, ¿cómo quieres que vayas a hablar con ese chaval ahora?'. Y él. 'Ah, es verdad, que no sabes, que eres nuevo. Ven conmigo anda' (con acento sudamericano). Y nos acercábamos al hermano del muerto y le daba en el hombro y le decía tan buenamente '¿qué pasó, compañero? Vaya lío, eh'... Un estafador en toda regla. Yo le llamaba estafador y él se reía, pero era un gran periodista. Hay una película, 'Tinta roja', que resume muy bien esto que cuento.

-La carrera, por año. ¿No?

-Hombre, qué menos. La carrera es fácil. Y hablando del periodismo, creo que es para gente no voy a decir lista ni inteligente, pero sí viva. Si te mueves bien y sabes tocar todos los palos, puedes aprobar hasta con buenas notas sin necesidad de estudiar mucho. Recuerdo que tenía a colegas que estudiaban Teleco y me decían 'quillo, tú te apuntas a todo'. Y yo les decía, que 'yo, de momento, me puedo apuntar'. Además, lo bueno es que nos gusta y que ir a clases era una felicidad. En la Universidad además conocí a mi mujer.

-Termina la carrera y sale al mercado laboral. ¿Cómo le fue?

-No me puedo quejar. Durante la carrera hice prácticas primero en el Diario y las siguientes en La Voz, donde me pasó una cosa muy graciosa con José María Aguilera al hablar por teléfono con él ya que se creía que yo era sudamericano por el acento que traje. Hugo Vaca se creyó que yo era chileno (risas). Después me fui a Madrid a hacer el máster de El Mundo e hice las prácticas en Marca. Cuando acabaron estas, volví a llorar como cuando me dejó mi novia del colegio y me vine a trabajar a Cádiz al Decathlon de Jerez, donde me hicieron fijo al año y pensé olvidarme del periodismo. La verdad que en Decathlon aprendí de todo e incluso me hicieron hacer el Management, un curso sobre cómo tratar a los subordinados que todavía lo uso. Viene a ser una formación para ser un buen líder. Y en esas que me llamó Marca otra vez.

-Y vuelta a Madrid a luchar por el sueño y dejando un trabajo fijo.

-Sí, yo como loco, pero Marta no tanto. Mi mujer es de Palencia, pero ama Cádiz igual o más que yo y no se quería ir. Tanto que al principio le dije que diría que no a Marca pero no fue así. Y para Madrid que volví entre lágrimas de Marta porque se quería quedar. Hablamos del año 2014.

-¿Cómo es su vuelta a Marca?

-Miraron varios perfiles de los del Máster y les gustó como había crecido mi cuenta en las redes. Yo ponía tonterías y demás. En fin, que me dicen que si me quiero hacer cargo de las cuenta Marca apuestas y Marca entradas. Lo acepto y le pego un buen meneo a las dos hasta que a los dos meses me llama el entonces director de la web (Miguel Ángel Turci) para meterme en la sección de redes sociales. Al llegar yo de marketing, llegaba con varios conceptos que introduje en la parte editorial del periódico y eso le encantó al director de entonces (Óscar Campillo), que fue el que me hizo fijo el mismo día en el que la Juve elimina al Madrid con gol de Morata. 2015.

-El periodismo se ha comido la entrevista como estaba cantado, pero, y Cádiz. ¿La echa de menos?

-Sí, se echa, pero me encanta Madrid y me encanta venir a Cádiz a disfrutarla, no a vivir las penas. Por ejemplo, tengo amigos gaditanos viviendo en Madrid que están todo el día con la añoranza de venirse y tal. Yo no soy así. Además, desde los 18 años prácticamente he estado fuera y estoy acostumbrado. Eso sí, cuando vengo me mato en Cádiz. Me encanta, me flipa ir al Mercado, patearme la Alameda, el Paseo, la playa, estar todo el día en la calle. Me encanta andarla y no entiendo a mis amigos que usan el patinete para bajar al centro. Me da igual tardar 40 minutos. Yo quiero irme de Cádiz harto de Cádiz y lo consigo siempre. Pero por ejemplo, ahora me voy en dos días a Madrid y sí, si me dices de quedarme una semana más, te la compro, pero yo ya tengo el gusanillo de irme. Y mi mujer, que es mucho peor que yo y que ha estado peleando hasta hace poco por volvernos, ya está un poco en mi onda de disfrutarla a tope cuando venimos. Me encanta Cádiz, me siento súper gaditano y sigo todo lo que pasa en mi ciudad, pero mi trabajo lo he desarrollado allí y me llena mucho.

-¿Cómo se ve Cádiz desde Madrid?

-Me da coraje como se nos ve. Por ejemplo, cuando fueron las elecciones me decían 'anda, que ha ganado Kichi siendo la ciudad con más paro de España. Sois unos vagos'. Pero también digo que a todo el mundo le encanta Cádiz y que solo por ser gaditano se te acercan. Por no hablar que muchísimos madrileños veranean por aquí.

-¿Cómo lleva un gaditano escuchar a sus hijos hablando madrileño?

-Pues me impacta, la verdad. Aunque a mi hijo no se lo noto mucho hasta que viene aquí. Él tiene un don de palabra brutal y cuando lleva aquí dos días fuerza el acento para parecerse a lo que está escuchando o para imitarme y entonces me dice. 'Papá, ¿aonde vá, a tomarte un servesita con lo amigo?' Y le digo, '¿qué dices, Bruno?'. Y contesta: 'Po ná, hablá como tú, niño'. Y me parto, claro.

-¿Dónde se ve jubilado?

-Yo estoy genial en Madrid, pero la jubilación la deseo pasar aquí.

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