Cádiz

Las promesas de Kichi se quedan en papel mojado

El anuncio del alcalde sobre su intención de continuar en política después de ocho años echa por tierra su código ético y su propia palabra

Kichi, ofreciendo el bastón de mando a los gaditanos desde el balcón del Ayuntamiento. La Voz

Almudena del Campo

Corría el mes de mayo de 2015 cuando un joven profesor gaditano del barrio de la Viña, conocido en el mundo sindical de la enseñanza y en el del Carnaval, por formar parte de la comparsa de Jesús Bienvenido, se presentaba como flamante candidato a la Alcaldía de la capital bajo la marca blanca de Podemos ‘Por Cádiz sí se puede’ .

De la mano del entonces su líder, Pablo Iglesias , y de su pareja y madre de dos de sus hijas, Teresa Rodríguez ; José María González Santos ‘Kichi’ optaba a relevar a Teófila Martínez tras veinte años de reinado absoluto en la ciudad.

Eran tiempos difíciles para el equipo de Gobierno del Partido Popular, que comenzó a acumular problemas sociales en las puertas de San Juan de Dios.

Ante una Teófila que consiguió mayorías absolutas durante cinco mandatos consecutivos, se presentaba un chico sencillo, cercano y «del pueblo», que entonaba en sus mítines durante la campaña electoral de 2015 aquella famosa copla de ‘Los mendas lerendas’ que decía:«Si yo fuera el alcalde de Cádiz, si yo fuera ese alcalde, el que Cádiz requiere, si yo fuera algún día ese alcalde llenaría las mesas del pan de cada día, llenaría de trabajo las manos de los gaditanos de nuestra Bahía, dejaría en un rincón las promesas y llenaría las mesas del pan de cada día....».

Kichi no ganó las Elecciones de 2015 pero consiguió sentarse en el sillón de San Juan de Dios gracias a un pacto con Ganar Cádiz en común y al apoyo del socialista Fran González. Comenzaba un mandato de cuatro años en minoría y con numerosas promesas para los gaditanos. En su primer discurso de investidura, Kichi alardeó de abrir las puertas del Ayuntamiento para todos los gaditanos; prometió participación, transparencia, paredes de cristal y una información al minuto de lo que haría él y cada uno de sus concejales en su gestión diaria por la ciudad.

Kichi también dijo que acabaría con el problema de la vivienda en la capital, que traería de vuelta a los gaditanos que se marcharon por problemas de trabajo y que retornarían por el nuevo puente de la Constitución de 1812; que erradicaría el ‘sinhogarismo’ en Cádiz, que los niños gaditanos no volverían a pasar hambre, que pondría en marcha un nuevo pliego de limpieza y de transporte y, entre otras muchas cosas, que no haría uso del coche oficial, al que finalmente ha sucumbido.

Todas esas promesas realizadas por Kichi en su primera toma de posesión en junio de 2015, cuando salió al balcón ofreciendo el bastón de mando a los gaditanos asegurando: «Esto es vuestro», se han quedado en auténtico papel mojado. El paro y la vivienda siguen siendo los principales problemas de los gaditanos; la ciudad está llena de personas que viven en la calle; las calles sucias; los parques, espacios públicos e instalaciones municipales en estado de abandono; los barrios desatendidos y los problemas sociales se agravan día a día.

La pandemia no es excusa

Es cierto que en estos momentos nos encontramos inmersos en una pandemia que ha marcado un antes y un después en la ciudad y en todo el mundo pero todos los problemas citados ya existían antes del mes de marzo. Y como muestra un botón: las largas colas de gaditanos esperando a las puertas de la delegación de Servicios Sociales de la calle Zaragoza esperando ser atendidos y el colapso en dicha área municipal que llevó a la Asociación pro Derechos Humanos de Cádiz (APDHA) a dar un toque de atención al equipo de Gobierno por este motivo.

Detractores y votantes defraudados

Durante los últimos cinco años, el equipo de Gobierno de uno de los denominados ‘ayuntamientos del cambio’ ya ha empezado a contar con detractores y votantes defraudados. Y una muestra es la cantidad de gaditanos que irrumpían durante el primer mandato de Kichi en los plenos exigiendo que su alcalde, el alcalde de los «vecinos y vecinas» de Cádiz, cumpliera con lo prometido. Llantos, desesperación y hasta desmayos se pudieron ver en el salón de plenos del Ayuntamiento, del que han tenido que ser desalojados muchos ciudadanos en estos años.

El joven con mochila que acudía a impedir desahucios prometiendo en su programa electoral que no habría más en esta ciudad y aquello de «ni casas sin gente ni gente sin casas» , está ahora preso de sus palabras. Porque en Cádiz, cinco años después, sigue habiendo desahucios, siendo el Ayuntamiento culpable de muchos de ellos al no pagar a tiempo los alquileres sociales.

Continúan los problemas de vivienda y la situación de La Corrala , de la que tanto habló antes de ser alcalde, se recrudece por días. Se suceden las protestas de madres frente al Consistorio, Procasa y Asuntos Sociales para demandar una solución porque corren el riesgo de quedarse en la calle con sus hijos o de asociaciones que atienden a las personas sin hogar porque, según denuncian, no se le presta la atención adecuada a este coletivo.

Ocho años de alcalde

Entre sus compromisos estrella y más cacareados: no permanecer en el cargo más de ocho años. Una promesa que ha roto esta misma semana asegurando que si el pueblo se lo pide estaría dispuesto a presentarse de nuevo. En las hemerotecas se puede comprobar que el alcalde opinaba que « una persona que está en política, que ocupa un cargo, a los ocho años ya empieza a oler un poco a pescado congelado » o «emplear ocho años de mi vida, de mi juventud, en la representación pública son más que de sobra». No obstante, ha llegado a reconocer que «la caoba, el terciopelo, te termina por seducir».

Tras cuatro años al mando de la ciudad, Kichi consiguió el respaldo mayoritario de los gaditanos en 2019 bajo las siglas Adelante Cádiz e integrando en sus filas a los que en su primer mandato fueron sus socios de gobierno, es decir, a los representantes de Ganar Cádiz en común. Consiguió 13 concejales, quedándose a tan solo uno de la mayoría absoluta . Logró de nuevo el apoyo del PSOE para seguir siendo alcalde de todos los gaditanos y desde hace un año recibe apoyos puntuales del concejal no adscrito y exportavoz de Ciudadanos, Domingo Villero. Un mandato supuestamente cómodo comparado con el primero, en el que -además de vivir episodios convulsos en los plenos- contó con una oposición muy activa que le trajo algún que otro quebradero de cabeza.

Pocos meses después de comenzar este mandato, se cuela la crisis sanitaria del coronavirus, que ha servido de excusa a Kichi para justificar que quiere seguir en el cargo alegando que la ciudad está en un proceso de recuperación que hay que mantener. Y claro, solo puede ser bajo su mando a pesar de que antes quería dar paso a compañeros más jóvenes o recientemente incorporados al mundo de la política.

La oposición ironiza con que Kichi se quiera erigir como salvador de Cádiz cuando durante los meses de confinamiento y a lo largo de esta pandemia, a juicio de los grupos, Kichi no ha dado la talla como alcalde ni se ha preocupado por los brutales efectos de la crisis en la capital. El PP ha llegado a calificarlo de flojo, de no tener ganas de trabajar y de desaparecer en el peor momento para la ciudad.

Frenética actividad en redes

A todo esto se ha sumado su permiso, que no baja, de paternidad que el alcalde disfruta desde el pasado mes de septiembre tras el nacimiento de su cuarta hija y que se prolongará hasta después del puente de diciembre, fecha en la que recuperará su agenda institucional. Kichi siempre tuvo claro que, a pesar de ser alcalde, había que conciliar y así lo hacía en sus inicios y lo ha hecho ahora decidiendo disfrutar del tiempo máximo con su familia.

Eso sí, plenamente activo en redes sociales , donde -sobre todo- critica a sus adversarios, tomando especial relevancia las críticas al Gobierno andaluz y al «pacto de las derechas» en Andalucía.

Sonado ha sido también que en plena pandemia se haya decidido cambiar el nombre de la Avenida Juan Carlos I por el de Avenida de la Sanidad Pública (en un tiempo record) o la puesta en marcha de un proceso participativo de dudosa legalidad –y denunciado ante el Consejo de Transparencia y Protección de Datos– para cambiar el nombre del Estadio Carranza , en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica. Para la oposición, maniobras de distracción ante la falta de gestión en la ciudad.

Como remate a este año que está a punto de finalizar: la ruptura total de Kichi y Teresa Rodríguez, con Unidas Podemos y Pablo Iglesias , sumado a la expulsión de ésta y de ocho diputados afines del grupo parlamentario Adelante Andalucía. Por la mente de ambos ya pasa la creación de una nueva formación «que represente los intereses de los andaluces en Madrid».

Ahora cabe preguntarse si tendrá traslado a las Elecciones Municipales y si el alcalde encabezará la lista de este nuevo partido. Entre las incógnitas también está si volverán a presentarse las izquierdas unidas o Kichi ya irá por libre. Martín Vila sí que ha anunciado que se retira . Así, hagan apuestas para 2023.

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