COFRADÍAS

Premio a la humanidad cofrade

Vera-Cruz recibe el galardón 'Gaditano del año' del Ateneo por su programa de acogida y saneamiento temporal de niños bielorrusos

A. MENDOZA

«Momentos especiales para mí son todos porque la labor que hacemos es de salud y eso no está pagado con nada». Juan Manuel Graván es el vocal de Caridad de la cofradía de Vera-Cruz. La hermandad franciscana acaba de ser reconocida por uno de los proyectos humanos más bonitos y consolidados de los que se realizan en la ciudad.

El Ateneo Gaditano ha destacado la importante tarea que hace Vera-Cruz con una iniciativa que ya ha cumplido quince años. El programa de acogida y saneamiento temporal de niños y jóvenes bielorrusos continúa siendo posible gracias al esfuerzo y al interés que muestran desde la cofradía y sobre todo por la indispensable colaboración de las familias de acogida . «Es muy importante la ayuda de las familias. Son de nuestro entorno y siempre les digo que desde el más pequeño de la casa al mayor tienen que decir todos que sí, tienen que estar de acuerdo en recibir a estos niños que son muy cariñosos».

Graván conoce muy bien la realidad de estos pequeños y asegura que «vienen un poco desnutridos. No tienen todas las vitaminas que necesitan porque allí no comen bien y algunos tienen problemas. Nosotros siempre pedimos que sean de Gomel, que es la zona más afectada, que vengan de familias muy necesitadas o incluso desectructuradas . Ucrania es un país muy pobre. La mayoría de la gente se va a trabajar a Rusia y los que no tienen nada caen en el alcohol».

Estar en Cádiz es necesario y a la vez muy especial para estos niños. Cada año suelen venir los mismos mientras que tienen entre 7 y 18 años aunque lo normal es que a los 16 o 17 ya dejen de venir porque en su país es cuando se preparan para la universidad. «Aquí la verdad es que se limpian de esa radiación a la que están sometidos porque si no terminarían todos mal, con cáncer y otros graves problemas médicos. Aunque es algo que no se puede medir, el informe médico nos dice que si no vinieran estarían mal como muchos niños que están allí. Es lo único que podemos hacer, traerlos aquí y que se recuperen, se limpien. Hay que pensar en lo mal que tienen que estar para que una madre deje a sus hijos marcharse 4.000 kilómetros de distancia con gente que no conoce».

Vera-Cruz realiza los trámites para traer a los niños pero cuenta con el apoyo y respaldo del grupo parroquial de San Lorenzo, la Asociación de Aguaores Blancos y la hermandad de la Salud de Rota . «En un principio podíamos traer unos cincuenta niños porque contábamos con subvenciones pero ahora solo pueden ser unos veintisiete o veintiocho porque no puedo hacer frente a los gastos ni tampoco embargar a la hermandad» . El coste por traer a cada niño ronda los 700 euros. Aparte hay que añadir los 3.000 euros de la monitora que acompaña a los pequeños. En este sentido Graván comenta que «la verdad es que la gente nos ayuda mucho y se porta muy bien. Sabe lo que estamos haciendo y nos echan el cable por ejemplo con el coste de la vivienda de las monitoras».

La preocupación económica será este año mayor ya que desde Ucrania tienen intención de realizar un estudio médico a los niños y eso conlleva unos gastos añadidos. No obstante, desde Vera-Cruz siempre se organiza una gala benéfica y también una cena barroca así como distintas actividades para recaudar fondos para la bolsa de caridad. «Si me falla alguna actividad tendremos que buscar otra, lo importante es conseguir que vengan y darles salud».

La tragedia sigue 30 años después

El próximo mes de abril se cumplirán treinta años del fatal accidente nuclear en la central de Chernobyl en Ucrania . El desastre hizo que se contaminara todo el entorno: agua, suelo, aire... Desde entonces la población sufre aún hoy las consecuencias de ese dramático accidente y los más vulnerables en este caso son los niños. Las autoridades bielorrusas lanzaron un mensaje internacional de ayuda para evitar la total desaparición de su pueblo debido a las enfermedades mortales que sufre la población. La presencia de plutonio, cesio, yodo y estroncio provoca entre otras cosas leucemia y otros tipos de cáncer. El problema es que no hay una salida definitiva. «No es posible una solución porque Ucrania es un país sin recursos y en el que todo lo que consumen está contaminado. El ganado está contaminado al igual que las granjas e incluso hay gente que vive en casas muy cerca del centro de la tragedia. Es un país que está cerrado a la economía. En los orfanatos es muy duro ver cómo se encuentran los niños pero por otro lado ellos no quieren que eso se conozca porque no quieren mostrar sus miserias», comenta Graván.

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