PSOE
El rebelde se lleva la calle y asalta el palacio
Pedro Sánchez abarrota, hasta los problemas, el Palacio de Congresos y reivindica un PSOE asambleario e izquierdista con unos apoyos llamativos, en calidad y cantidad
«Nos decían que éramos unos cuantos locos y ahora somos cientos, miles». La proclama de la veterana dirigente isleña María Jesús Castro resume la cita de esta mañana en el Palacio de Congresos. Tuvo mucho que ver con el contagio, con el crecimiento inesperado, desordenado. Pareció una exhibición de músculo, un reto a Susana Díaz en territorio teóricamente hostil . Supuestamente, Sánchez juega como visitante en Cádiz, aunque a efectos socialistas parece terreno neutral. El que fuera líder nacional hasta el fatídico primero de octubre presidió la escenificación del tópico número 548 de la información política: "Baño de masas". Que nadie se llame a engaño. La mitad de los 2.000 asistentes podría acudir mañana a un encuentro con Susana Díaz si estuviera programado, siquiera con la excusa de saber quién va, con similar actitud. Somos así, todos, en todo. Quizás.
Lo seguro es que aquí se vio una cola de más de 50 metros Cuesta de las Calesas arriba, empujones nerviosos en la puerta que pretendía cerrarse porque nadie más cabía en el auditorio, organizadores nerviosos, superados y pantallas en salones contiguos para contener a los excedentes, a los que rebosaban. Esas escenas relatan mejor que cualquier lugar común el éxito de la convocatoria. Pedro Sánchez no sólo ha llenado el Palacio de Congresos de Cádiz, habría llenado dos. Quizás, tres . Fervorosos militantes de toda la provincia le recibieron como al "más guapo y rebelde" decía una sexagenaria con camiseta de apoyo y todo, el James Dean de la política española. Quién puede resistirse a un resistente idealista, incomprendido, con porte y deporte. Banderas al vuelo y eslóganes gritados con entusiasmo de mítines de cierre de campaña. "No es no" fue el más coreado .
Además de su poder de convocatoria, de cuantos, importaba saber quienes. Porque el PSOE disputa su enésima batalla de poder interno, con esa capacidad única para convertir la democracia en antropofagia . En el apartado cualitativo, también salió reforzado Pedro. Los alcaldes de Chiclana, San José del Valle y Dos Hermanas. El padre, inventor por tanto, de Bibiana Aído, la familia entera de Anne Hidalgo , casi todo el grupo municipal socialista en Cádiz, además de la larga lista de ilustres exconcejales que sustentan la opción pedrista en la capital gaditana (Ben, Pérez Peralta, Meléndez, Rafael Román...)
Se trataba de ver quién estaba y quién no , de valorar las sonoras presencias y las estruendosas ausencias porque hablamos de tomar partido para tomar el partido. Fran González, alias 'marcado para toda la vida' , fue el primero en intervenir, actuó de presentador con un entusiasmo inesperado, cuando la entrada en loor aún hacía eco fuerte en las paredes, cuando las banderas aún no se habían recostado. Sonaba 'Color esperanza' de Diego Torres que ya fuera himno de una campaña electoral de Esperanza Aguirre. Lo bueno de los mitos y los iconos es que sirven para unos y otros, para rotos, cosidos y descosidos. Con ese fulgor mitinero que obliga a los oradores a elevar cuatro tonos su voz habitual, el líder local, el portavoz municipal, el azote de Kichi, habló de "recuperar un PSOE fuerte" y le dió la "bienvenida" con "orgullo" a Pedro Sánchez. "Estamos contigo, dando la cara", dejó caer a sabiendas que algunos gestos resultan clasificatorios sin posibilidad de impugnación, rectificación ni olvido. María Jesús Castro le siguió e hizo de introductora de la sorpresa de la mañana: un vídeo de Anne Hidalgo, la isleña-parisina y alcaldesa de la ciudad de la luz, que se decantó por Sánchez como su candidato. No es un chascarrillo ni una palmadita más. La francogaditana es uno de los mayores iconos de la socialdemocracia europea (cierto es que no le quedan muchos), un símbolo de integración, inmigración, feminismo y progresismo. Su empujón es uno de los más grandes que ha recibido Pedro Sánchez desde que jugaba al baloncesto. Hidalgo, en diferido, llegó a decir, con su familia entre el público, que los socialistas "necesitan" al exsecretario general, "te sigo y te apoyo. Necesitamos a alguien como tú que pueda reinventar la socialdemocracia" . Largo se lo fían.
El apoyo de José María Román
El tercer y último aperitivo fue el más picante. Un alcalde, José María Román, y de Chiclana, nada menos, fue el encargado de descubrir algunas cartas y alguna careta . Sin que nadie le preguntara, dejó claro que la asistencia al acto marca el futuro de muchos dirigentes en el partido: "¿ Te vas a señalar siendo alcalde? Me lo preguntan muchos y yo les digo: qué vida más aburrida si no te comprometes, qué vida más aburrida si no te señalas . Yo me señalé desde el día en el que me afilié al PSOE". Es decir, que debía de haber alguien más tomando nota además de los redactores de los medios de comunicación. En su tono combativo, se permitió lanzar un par de dardos a la secretaria provincia, Irene García, una de las rutilantes ausencias: " Alguien ha dicho que este acto está fuera de lugar. La persona que lo ha dicho debería pedir disculpas ". Para redondear, se anticipó a posibles pucherazos en las primarias y soltó: "Esperamos que no haya tonterías con el censo" de los militantes que votarán para elegir secretario general entre Pedro Sánchez, Patxi López y, presumiblemente, Susana Díaz. Ante todo, buen rollo. "Pedro cumple, habla con la verdad, defiende los valores del PSOE", dijo el más partidario de los presentadores, alcalde de una ciudad con más de 60.000 habitantes, conocida en toda España. Ahí queda. Nadie va a borrar nada.
Curiosamente, el acto perdió fuerza cuando Pedro Sánchez tomó la palabra . Era más interesante ver quién estaba, qué decía, cómo le apoyaban que su discurso, ya escuchado, reiterado en cada plaza de su caravana (¿vino con el célebre coche?). Lo importante era el sitio, en Andalucía, el público, es decir, su formación y su cantidad. Por lo demás, constantes llamadas a un espíritu izquierdista teóricamente amenazado . "Nuestro color favorito es el rojo, quiero un PSOE que no tenga miedo de decir que es de izquierdas", constantes referencias al PP como único antagonista, constantes interrupciones del público que coreaba el "no es no". Defendió que las gestoras no puedan estar en vigor más de 90 días y que las grandes decisiones se consulten a la militancia "como hacía Pablo Iglesias a principios del siglo XX". Se aferró a su propio relato al pedir "que ningún secretario general tenga que pagar el precio que pagué yo". En su PSOE asambleario, izquierdista y utópico caben todos, insistió, pero al mencionar a Susana Díaz -sólo lo hizo una vez¬- los tibios aplausos que remataban cada párrafo se mezclaron, por primera y única vez, con una especie de murmullo y abucheo. Aquí no hay más rival que el PP, dice la teoría. No hay peor enemigo que nosotros, dice la práctica.
Cada vez que Sánchez Castejón salió de la casa del pueblo para meterse en la casa de la pradera, el tono de los aplausos y el entusiasmo se derrumbó . Habló de Trump y el muro, de los yihadistas y la fraternidad internacional, de las hambrunas en África, del feminismo en su semana y de las grandes alianzas antifascistas en Europa, con una considerable falta de apoyo entre el respetable. La gente aplaudía con desgana el buenismo de manual pero jaleaba con la vena hinchada el regreso a nuestras cosas , a los asuntos internos del socialismo andaluz y español. Cuando volvía a los trapos, sucios o por limpiar, del PSOE, las pulsaciones del abarrotado auditorio se disparaban de nuevo. Vamos a lo que vamos. Venimos a lo que venimos. Estamos a lo que estamos. Conviene no engañarse: parecía que arreglaban el mundo pero trataban de poner orden en casa.
La cosa es que, como dijo la exsenadora Castro para empezar, parecían unos cuantos locos hace seis meses y ahora son cientos, miles . Lo dijo la oradora y, para qué engañarnos, lo pareció en todo momento.
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