Pasaporte Covid Cádiz
«Estamos en medio, entre la gente y las leyes... Ya sólo falta que hagamos PCR en los bares»
Tras los fallos técnicos y el desconocimiento de la primera jornada con pasaporte Covid, bares y restaurantes se enfrentan a minoritarias quejas de clientes que les hacen sentir «incómodos»
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« Nos han puesto en medio. Nos han puesto entre las leyes y la gente, así que nos toca llevarnos alguna pamplina , pero son pocos, la mayoría de la gente es amable y lo acepta», así resume C arlos López Galván, del mítico Bar El Liba , en la calle Ancha de Cádiz, la progresión del pasaporte Covid, implantado obligatoriamente el pasado lunes y que este martes cumple su segunda jornada.
«Ya sólo falta que en los bares hagamos las pruebas PCR», añade con sorna la encargada de la cafetería La Lectora, en esa misma vía del centro gaditano. Las palabras de una veintena de hosteleros gaditanos coinciden en los mismos elementos a la hora de valorar la aplicación de este salvoconducto. Por un lado, hay consenso en calificar la primera jornada como un caos por fallos técnicos, brecha digital de personas mayores y desconocimiento de la medida. En segundo término, salvo los restaurantes más grandes y algo más formales, todos dicen que la mayoría de la clientela la acepta pero la miniría que no es bastante desagradable. Por último, mejor esta medida que limitar horarios y aforos pero pedir documentación no es una medida que les corresponda a los locales de hostelería. «Nos sentimos incómodos», «somos como intrusos» aseguran. Porque recuerdan que al mostrar el pasaporte Covid y validarlo, el cliente muestra su nombre y sus dos apellidos, «que hay gente a la que no le apetece y está en su derecho».
En la jornada de martes, las dificultades se apaciguaron . La aplicación de móvil para la comprobación va mejor, bastantes más mayores ya tienen su pasaporte encima y hay más cartelería, más conocimiento, más comprensión mutua, también. Sin embargo, persiste la sensación de que esta función cuasipolicial no le corresponde a bares, cafeterías y restaurantes.
Alberto Reyes, de 4Estaciones, en Vej er, afirma con resignación que «como todas las medidas aplicadas hay quien lo acepta y quien no se lo toma bien, por lo menos por ahora. La recepción, en general, es positiva, el problema es que cuando te toca alguien que no está de acuerdo son momentos tensos. Dentro del sector volvemos a tener la sensación de que nos hacen hacer de policías, aplican las medidas sin una comunicación pedagógica al ciudadano y nos pasan la responsabilidad a nosotros bajo la amenaza de multa a quien no cumpla». Emilio Cueto, de La Granja de Santa Ana , en Cádiz, ha vivido similar experiencia: «El lunes hubo problemas con la aplicación pero hoy [por el martes] parece que va bien. Eso sí, tenemos un agobio grande porque se pierde mucho tiempo en atención al cliente, entre pedir pasaporte y comprobar se van muchos minutos que debían ser para preparar y servir».
«Te enteras de cómo se llama la gente»
En cuanto a los dilemas éticos, Emilio Cueto destaca uno: « Te enteras de cómo se llama la gente , no sé si está bien. Eso de entregar tu nombre por ahí a todos... Hay mucho loco suelto y en redes sociales, o gente muy enamorada», dice con ironía para resaltar posibles conflictos de privacidad. «La llaman salud pública pero la ejercemos empresas privadas», remata. Otro de los grandes debates es si se discrimina a los clientes por no vacunarse: «Partimos de la base de que la inmensa mayoría se ha vacunado. En esta parte del mundo es más del 90%, los que no han querido están en su derecho pero también tienen que asumir las consecuencias porque los demás podemos pensar que son insolidarios», destaca Enrique Hidalgo de Arrebol.
El agravio comparativo con otros sectores también es motivo de malestar. « Sólo se aplica a hosteleria y ocio nocturno », recuerda Alberto Reyes. «Hay muchos mas sectores de mayor riesgo que nosotros donde no se toman medidas: colegios, donde está demostrado que el mayor índice de contagios, centros comerciales, estadios... Por otro lado, hay una falta de comunicación sobre todos los índices de la pandemia. Hablamos de contagios, pero no valoramos el nivel de ingresos, pacientes en UCI y de fallecimientos con respecto a otras olas. Eso sumado a las medidas al sector, nos vuelven a poner como foco de contagio, sin ser cierto», denuncia.
Leandro Taddía, de Coliseo, en Chiclana , añade que «el sistema no es muy útil, creo que no sirve demasiado. Quizás para animar a los que no se han vacunado por pereza o temor pero son muy, muy pocos, cuatro indecisos deben de ser. Los que no se han vacunado ya es porque no quieren y va a ser muy difícil hacer nada por ellos para que se pongan la vacuna». A este empresario le parece que las mejores medidas serían «evitar aglomeraciones y ventilar, ventilar muchísimo. Sólo eso puedo aliviar un poco lo que está viniendo y la que va a venir».
Los restaurantes, mejor que bares y cafeterías
En los restaurantes más amplios, más que en bares y cafeterías, en las comidas largas más que en desayunos y tapeos, la sensación es más positiva. El hecho de que sean comidas con reserva, planificadas o con más tiempo hace, parece, que el público vaya con mejor predisposición. Es la experiencia de José Otero, de El Tinte Superbar, y de Raúl Cueto, del Grupo Arsenio Manila .
«Nosotros estamos con esta medida desde primera hora y la verdad que la gente viene preparada y con ánimo de colaborar. Es verdad que hay otras personas que aún no lo tienen o no pueden descargársela o no va la aplicación... Eso va en detrimento de las ventas y más en estas fechas. Hay muchos detalles que están haciendo estos días de campaña de Navidad bastante duros pero lo afrontamos de la mejor forma posible, nos adaptamos lo mejor posible», asegura Otero.
Hidalgo, de Arrebol, también está en ese grupo de lugares más amplios con comidas más reposadas y pide algo de tiempo antes de «saber cómo reaccionan los clientes, esperamos que bien. Es una forma de saber que todos los que están a tu alrededor están vacunados . Aunque eso no signifique que están a salvo de contagiar y de ser contagiados, sí es verdad que mengua mucho la enfermedad. Bares y restaurantes son los únicos lugares de ocio en los que no se puede tener mascarilla, así que es una buena medida. Especialmente me alegro por los trabajadores. El resto de alternativa, limitación de aforo y horario, deben evitarse. Así que bienvenido sea. Estamos en una situación excepcional que precisa de medidas excepcionales».
«Hay que destacar que algunos clientes se alegran de que le pidamos el pasaporte », resalta Raúl Cueto, «aunque hubo algún problema con la aplicación que solventamos. Por lo demás bien, los atendidos el lunes a mediodía en Arsenio Manila acudían sin problema, ya lo tenían descargado e incluso con DNI en mano».
En los casos de mesas concertadas, hay margen de preparación: «Había unas mesas en las que eran todos médicos y ya lo traían todo preparado. Además avisamos por la mañana a cada reserva gracias a los datos que dan al hacerla», añade Raúl Cueto.
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