Estado de Alarma
Una pareja de Cádiz denuncia abuso policial en una intervención para controlar el confinamiento
José Enrique y Yani (23 años) aportan la grabación de las cámaras de seguridad y piden reabrir su caso tras ser condenados a una pena de cárcel por agredir a los agentes de la Policía Nacional en una peluquería
La denuncia pone en cuestión la labor de la abogada de oficio e incluye un parte de lesiones supuestamente provocadas por golpes de los agentes en la Comisaría
José Enrique y Yari, jóvenes de origen latinoamericano afincados en Cádiz desde hace varios años, han solicitado esta semana ante los juzgados que se reabra la investigación del caso por el que fueron condenados a cuatro meses y medio de cárcel por «resistencia ante los agentes de la autoridad». La denuncia criminal registrada este lunes en el juzgado de instrucción número 4 de Cádiz aporta las pruebas con las que la pareja no contó en el juicio rápido: grabación de las cámaras de seguridad del local , parte médico que evidencia numerosas contusiones tras salir de la Comisaría y testimonios de varios testigos.
Además, pone en cuestión el asesoramiento de la abogada de oficio, quien, según el escrito, «les aconsejó que con los agentes de la autoridad no había nada que hacer y que debían declararse culpables para reducir la pena». Los jóvenes, sin antecedentes penales ni experiencia legal, dieron conformidad a la versión policial, dicen, «para evitar la multa» y «salir de allí cuanto antes».
A raíz del vídeo aportado en los juzgados, al que ha tenido LA VOZ, se pone en cuestión la narración policial de los hechos reflejada en la sentencia. « La actitud de los agentes es abusiva , premeditada, desproporcionada y de odio extremo, impropia de un agente de la autoridad», valora la denuncia.
Todo comenzó a las 02:30 horas de la madrugada del miércoles al jueves en la avenida Juan Carlos I de Cádiz. «Los agentes (de la Policía Nacional) observan andando por el lugar a la acusada, a la que se acercan e informan de la improcedencia de pasear salvo razones de urgencia, dado el Estado de Alarma, implicando ello sanción administrativa», repasa el auto. «Preguntaron y les dije que iba al local de mi novio porque estaba preocupada por él. No me cogía el teléfono. Me acompañaron y pensé que quedaría en una multa y ya está, pero nunca imaginé lo que iba a pasar», explica Yari, de 23 años de edad.
Cuatro policías nacionales detuvieron en una peluquería de Cádiz a los dos jóvenes, ambos de origen lationamericano, por «lanzar golpes» y resistir a la autoridades. El vídeo pone en cuestión esta versión
Hasta cuatro policías que se encontraban en la zona entraron a la Peluquería Barber Estudio, situada a escasos metros. Allí descansaban otras dos personas: José Enrique, dueño del establecimiento, y Eduardo, un amigo residente en El Puerto al que había pedido ayuda para acondicionar la peluquería a la normativa de la desescalada. «Quería abrir al día siguiente y tenía citas. Se nos hizo tarde y él perdió el tren, así que nos quedamos a dormir », argumenta el barbero, también de 23 años.
Los agentes de la Policía Nacional registraron el local y pidieron la documentación a los jóvenes, todos de origen latinoamericano, solicitando a José Enrique y Yari que se sentaran en un sofá. Tal y como refleja el atestado, José Enrique entregó una tarjeta de crédito . El peluquero asegura que fue «por equivocación» y que percibió una «actitud prepotente» desde el primer momento. Los jóvenes pidieron a los policías que «no les tratasen como extranjeros», detalla la sentencia, que resalta la «actitud despectiva» de los detenidos.
«Estaba enfadado por el trato prepotente, pero ya está. Juro por mi madre que no hubo ni una palabra ofensiva », apunta José Enrique. En esos momentos de tensión, Yari se levantó del sofá. Su objetivo era, asegura, «pedir al policía que bajara el tono y tuviera calma» y ayudar a su novio a «recoger unas monedas que se le habían caído». Según la versión policial, reflejada en el auto, Yari «lanzó golpes discriminadamente que no llegaron a alcanzar» a los agentes. Acto seguido, argumentan los «hechos probados» en la sentencia, su novio «procedió a lanzarse contra uno de los agentes», «evitándose el contacto» por uno de ellos.
La pareja ha aportado en el juzgado las imágenes registradas por las cámaras de seguridad durante la intervención de la Policía Nacional. El vídeo, al que ha tenido acceso LA VOZ, intenta demostrar que no hubo intento de agresión por parte de la joven . A continuación, el peluquero recibió dos empujones seguidos por parte de uno de los agentes. «Me empujó y yo no hice nada. Pensé: ‘Si me quieres llevar preso llévame, no te voy a hacer nada, sé que están buscando una provocación para tener el motivo», explica el barbero.
Los acusados aceptaron la condena «para no pagar la multa», pero no pudieron aportar las pruebas que ahora presentan con la denuncia: grabación de las cámaras de seguridad, parte de lesiones y varios testigos
Yari, más impulsiva, sí se levantó enfadada para pedir al policía que parase. Éste, tal y como muestran las imágenes, le dio un fuerte empujón para devolverla al sofá. La reacción de Yari desencadenó los momentos más tensos, ahora denunciados por la pareja. El joven fue reducido por dos agentes. «Le iba a decir algo, pero al tocarle el hombro ya le di el motivo que él buscaba desde hacía rato», explica.
Un tercer policía se acercó a la chica, ya en el sofá, e intentó quitarle el móvil. Yari, que intentaba llamar a su madre, no soltó el objeto y fue tirada al suelo y zarandeada. « Querían cogerme el móvil , supongo que porque pensarían que había grabado», explica. La pareja fue detenida por resistencia a la autoridad y pasaron la noche en el calabozo.
El parte médico muestra varias contusiones tras la salida del calabozo
El atestado policial sólo incluye los hechos narrados hasta este momento, contrastados ahora por el vídeo. Sin embargo, según denuncian los jóvenes, el «abuso policial» fue a más ya en la Comisaría, donde, según esta versión, se le negaron varios derechos.
En las grabaciones de las cámaras incluso se muestra cómo los policías acceden al local con las llaves de los detenidos y sin la presencia del dueño. «Los agentes buscan la localización exacta de las cámaras y posiblemente el soporte de la grabación con intención desconocida por esta parte», narra la denuncia, solicitando que se aclare esta actuación. José Eduardo acudió al Hospital Puerta del Mar tras ser puesto en libertad y obtuvo el parte de lesiones que ahora presenta. «Casi todas las heridas que tengo se produjeron en la Comisaría, donde me pegaron . En esta (señalándose al pecho, con una marca de la porra visible cuatro días después) la cagaron», explica.