MEDIO AMBIENTE
El paraíso natural escondido entre San Sebastián y Santa Catalina
El grupo de investigación que comanda Juan Lucas Cervera muestrea La Caleta para catalogar toda su fauna y flora
Cuando Juan Lucas Cervera vio, en estos carnavales, la chirigota de Manolo Santander, ‘La maldición de la lapa negra’, sonrió. Y no por lo mismo por lo que hicimos todos los gaditanos, sino porque «esta vez se habla de La Caleta desde otro punto de vista, desde el de la riquísima diversidad biológica que la habita». Cervera, catedrático de Zoología, coordina desde hace algo más de un año el proyecto BioCaleta (financiado por la Fundación Biodiversidad y el Ministerio para la Transición Ecológica), en el que está realizando una primera aproximación de la biodiversidad en esta playa de La Viña . LA VOZ ha acompañado a estos investigadores de la Universidad de Cádiz en una jornada de trabajo de campo.
«Muchas veces se asocia el nivel de biodiversidad en un ecosistema marino a la posibilidad de extracción masiva de especies y eso no es así», indica Cervera. Y tanto. En La Caleta ya no se pescarán caballas, pero al menos conviven 294 especies animales en el entorno . «Pero, claro, al no poder obtener un rendimiento económico inmediato de las especies no se les prestaba ninguna atención», indica Macarena Ros (investigadora posdoctoral del programa Juan de la Cierva) mientras levanta una gran roca apoyada en la plataforma próxima al Castillo de San Sebastián.
Los investigadores de la UCA aprovechan las bajas mareas para escudriñar entre las rocas en busca de nuevas formas de vida
Lo del rendimiento económico inmediato tiene su explicación. «Esto de aquí –dice tras voltear la roca y señalar lo que parece una sustancia viscosa– es una ascidia ; una especie de este grupo, la ‘Ecteinascidia turbinata’, se emplea en el tratamiento contra el cáncer de ovario recurrente y sarcoma de tejido blando por la farmacéutica española PharmaMar», detalla Ros. Mientras lo comenta, se acerca con un frasco Patricia Pérez , investigadora predoctoral. A ella le cabe el mérito de haber encontrado una de las diez especies animales desconocidas hasta ahora. La especie fue bautizada como ‘Parviplana jeronimoi ’ en honor de su padre, que se llama Jerónimo.
Acompañar a estos investigadores (al que se une Saúl, un estudiante de Ciencias Ambientales apasionado de la fauna marina) es descubrir un edén que pasa inadvertido al gaditano medio. «Esto, por ejemplo –señala el catedrático de Ecología Ignacio Hernández – es una rara especie de alga, cada una de estas bolitas constituye una célula , y eso que parecen piedras, y que se amontonan en la orilla, son restos de flora marina». A resultas de la investigación , han descubierto 33 especies de algas que no se contemplaban en el catálogo de referencia, el que desarrolló Seoane Camba en 1965, que fijó el número en 95 .
¿Por qué se ha descubierto ahora?
La noticia del descubrimiento de las nuevas especies en La Caleta supuso una gran sorpresa no sólo en la comunidad científica, sino en toda la sociedad gaditana . «No es que no existieran estos seres vivos antes, es que no se habían catalogado, bien porque no se habían encontrado, bien porque no existían métodos para detectarlas», detalla Cervera. El experto pone de ejempl o especies que «son completamente diferentes , pertenecientes a familias distintas y que, a simple vista –y señala el caparazón de una lapa– son iguales».
«Las técnicas de biología molecular son más baratas que hace 20 años además de más potentes, ahora podemos emplearlas para identificar especies de las que tenemos dudas... y nos hemos llevado la sorpresa de comprobar que había organismos con determinadas características nunca antes observadas y por tanto, diferentes», aporta Hernández.
La marea empieza a subir y el equipo se da prisa en tomar las muestras. Cervera completa el comentario de Hernández. «Por supuesto que existe un componente de suerte a la hora de realizar los descubrimientos , algunas veces aparecen los organismos en las algas o los hemos cogido pensando que eran otros... claro que para que se dé esa suerte hay que estar ahí, trabajar y tener un equipo bien formado que pueda resolver estas situaciones con solvencia». Tras sacar un pincel para atrapar una babosa, explica fascinado: «Mira, esta especie, ante una situación de estrés, genera ácido sulfúrico...». La recogida de muestras se realiza con mimo de arqueólogo para no dañar las especies y para que no se alteren los futuros resultados de la investigación.
En La Caleta hay una especie parecida a la empleada para realizar un tratamiento anticancerígeno
La noticia de las nuevas especies encontradas en La Caleta suscitó un gran interés por el hecho de ser un entorno urbano y con constante presencia del hombre . «Es cierto que a veces se producen alteraciones, y no sólo por encontrarte basuras, sino porque hay quien desplaza especies que sólo habitan en un espacio, a otro». Para ilustrarlo, le da la vuelta a una roca situada en el espacio intermareal: «En la parte de arriba está la cobertura de algas y, por abajo... mira, unos cangrejos ermitaños, este erizo, esta anémona... si pasa alguien y vuelca la roca se altera todo este microecosistema», explica con paciencia.
Las sorpresas que depara un entorno tan conocido en su generalidad pero tan ignoto en lo concreto son muchísimas. «Por ejemplo, hay una gran cantidad de ‘Amathia verticillata ’ -Briozoo espagueti-, que es una especie propia de la zona del Caribe: lo raro es que abundan en los puertos, porque llegan en los barcos, pero no en el resto del litoral», aporta Macarena Ros mientras va mirando en la oquedad de una roca junto al puente Canal. Al fondo, aparece el crucero ‘Oasis of the seas’.
«La biología molecular nos ha permitido descubrir las nuevas especies, pero no cuánto tiempo llevan aquí»
Los buenos resultados de este programa anima a los investigadores a que, en un futuro, se puedan examinar otras zonas en Cádiz. «Por ejemplo, sería interesante mirar la zona de la Bahía , las praderas marinas nos invitan a pensar que puede haber una biodiversidad abundante», opina el catedrático Ignacio Hernández. Y, cómo no, también les invita a hacer partícipe a la ciudadanía de la riqueza que hay al borde del paseo Fernando Quiñones.
«Queremos, en nuestro estudio, emplear una frase que tenga el mensaje de que cuanto más se conozca, más se amará, y cuanto más se ame, mejor se preservará », afirma Cervera al tiempo que, en su frasco, antes de que pase a la zona de análisis, guarda una especie tan caletera como Manolo Santander. Sólo que si el chirigotero coge el veneno el Carnaval para defender su barrio, éste toma el de las medusas para defenderse de los depredadores.