Cádiz

Pabellón Fernando Portillo: 15 años de un borchorno urbanístico

Desde que se firmara su derribo en 2007 ha tenido tres proyectos, todos fracasados, y actualmente no cuenta con un plan de obra claro ni con financiación

El plan ha pasado, en estos tres lustros, de gran pabellón inicial a diminuta sala de barrio para volver al gran polideportivo

Desolador aspecto del solar el pasado jueves, un gran espacio abandonado desde la primera década del siglo, con el colegio de la Institución Provincial al fondo Antonio Vázquez

La Voz

Camino de los tres lustros sin llegar a ningún sitio. El próximo mes de octubre se cumplirán 15 años desde que el equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Cádiz –entonces dirigido por Teófila Martínez en el tercero de sus cuatro mandatos consecutivos como alcaldesa– firmase con la empresa San Miguel Promotora el derribo y la, teórica, nueva construcción del pabellón Fernando Portillo .

La defunción fue firmada el 16 de octubre de 2007 y cuando se cumplan los 15 años de la rúbrica, el próximo otoño, no se habrá puesto ni una piedra, ni un tornillo, de los supuestos centros deportivos, establecimento comercial o espacio deportivo-comercial que se han anunciado desde entonces. El derribo comenzó en junio de 2008 y el solar sigue, hoy, abandonado y sucio, sin destino claro, sin financiación confirmada ni proyecto firme . El Pabellón Fernando Portillo que miles de gaditanos que superan la treintena recuerdan como parte de sus vidas, de sus ratos de ocio y diversión, con torneos y partidos de diverso nivel, conciertos y hasta mítines que por entonces eran multitudinarios. Cientos de ellos perdieron también un equipamiento para la actividad física o un complemento educativo para centros que no contaban con instalaciones propias.

Toda esa memoria se fue al suelo como el recinto que, 15 años más tarde, se ha consolidado como un monumento a la parálisis urbanística en una ciudad en la que todos los proyectos de transcendencia para los servicios públicos o el transporte urbano de los vecinos pisan, al menos, tres décadas distintas desde que son anunciados hasta que llega la inauguración, si llega. El plan inicial planteado por el Ayuntamiento de Cádiz de 2007 era muy similar al que había impulsa del estadio antes conocido como Ramón de Carranza. A pequeña escala, claro. Es decir, aparcamiento subterráneo y locales comerciales para que la obra casi se pudiera autofinanciar. El gran polideportivo, encima de estos teóricos creadores de rentabilidad, tendría capacidad para 2.000 personas y posible carácter multiusos (deportes pero también conciertos, eventos...). Las obras tenían que haber durado 15 meses tras el derribo que se realizó en junio de 2008 y, por lo tanto, a principios de 2010 tendría que haber estado terminado. Hasta ahí el espacio para los proyectos, la imaginación y las promesas.

El gran batacazo de 2008

Llegó la crisis inmobiliaria y mandó parar. Las promotoras quebraban en cascada y las entidades bancarias, con las cajas de ahorros en su canto del cisne, bloqueaban cualquier proyecto por falta de liquidez y temor a la brutal contracción del mercado. El proyecto del Pabellón Portillo no fue una excepción. A ese parón se unió otro, de carácter legal, por la imposibilidad de desalojar a un conserje que tenía una vivienda en la zona. Hasta 2012 fue visible esa pequeña casa, como la aldea de Astérix, en mitad del solar del pabellón derribado.

Para rematar, un clásico gaditano: aparecieron restos arqueológicos en zona propicia para los glacis de la época romana . Hubo que analizarlos y se añadieron otras decenas de meses. Tras la firma del proyecto (2007) y el derribo (2008), habían pasado seis años, se habían superado esos obstáculos pero el músculo financiero de la Promotora San Miguel había perdido fuerza. No pudo hacer frente al proyecto de reconstrucción, ni siquiera iniciarlo, y se canceló el acuerdo municipal con la empresa en septiembre de 2013.

Tras año y medio de incertidumbre tras la primera caída del plan, apenas seis semanas antes de dejar el cargo, ya en mayo de 2015, la alcaldesa Teófila Martínez alcanzó ‘in extremis’ a presentar un nuevo proyecto . Era algo menos ambicioso que el primero y estaría financiado por la Empresa Municipal de Aparcamientos, Emasa.

Apenas dos meses después, José María González Santos era alcalde de Cádiz. El mantra con el que llegó al cargo es que toda la gestión anterior había sido, como mínimo, un derroche . Todos los proyectos anteriores quedaban cuestionados, paralizados, en revisión, excepto el segundo puente que inauguró como regidor en septiembre de ese año pese a declarar que era el faraónico monumento que representaba como ningún otro (700 millones de euros) el gasto de toneladas de dinero público en proyectos innecesarios, a su entender. En 2015 comenzaba una tormentosa relación del equipo de Gobierno con la política deportiva pública. Sólo ha actuado en este apartado, que considera en voz baja un privilegio para burgueses.

La desorientación final

El nuevo Gobierno del cambio y las paredes de cristal, el de la gente y los niños famélicos, revisaba el proyecto y dos años después de aterrizar lo reducía de pabellón polideportivo a sala de barrio (con capacidad para menos de 80 deportistas como máximo y cinco vestuarios) con un supermercado anexo . Por buscar comparaciones en la ciudad de Cádiz, unas instalaciones similares a las del polideportivo Francisco Blanca, en el barrio de Guillén Moreno, con un sólo local comercial. De los mil (duplicables) espectadores del proyecto inicial se pasaba a menos de la cuarta parte. El aparcamiento subterráneo se mantenía, eso sí .

El equipo de Gobierno quería empezar como muy tarde las obras en 2019. Pasaron dos años de silencio e inactividad, el solar ya cumplía 12 años yermo . De repente, como prueba de falta de ideas y rumbo, llegó el último anuncio. Tras una oleada de críticas por la gestión municipal en el área de Deportes, con críticas generalizadas por las deficiencias de los grandes recintos como el Ciudad de Cádiz o el Casco Antiguo, el nuevo edil –José Ramón Páez– anunciaba un proyecto distinto sin haber renunciado al anterior nunca de forma explícita. De repente, también sin la menor garantía y ni siquiera financiación cerrada, vuelve a hablar de un gran polideportivo.

En principio, hace justo un año, el 12 de febrero de 2021, aseguró que se usarán fondos del programa Next Generation. En teoría, hasta 11,3 millones de euros para un polideportivo con capacidad, otra vez, para 2.000 espectadores. El nivel de inconcreción es tal, que en la rueda de prensa ( pinchar aquí para verla ) llega a decir que «si no es así», con los fondos europeos, será «a través de recursos propios que me tienen que permitir que no diga ahora mismo». Es decir, que no hay nada, ni dinero, ni plan, ni fechas, ni plazos. Puede que ni ganas. Eso sí, lanza una nueva promesa como si dos equipos de Gobierno distintos no hubieran incumplido media docena antes. En ese mismo vídeo habla de que quiere que las máquinas estén trabajando en el Portillo antes del final del mandato . Es decir, antes de mayo de 2023. Otra cosa es que alguien se lo crea.

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