La torre del Ayuntamiento

Nueve meses parado y el reloj, tres

La célebre esfera que preside la torre del Ayuntamiento cumple un trimestre quemada y en desuso sin que haya un plan para repararla

Aspecto del reloj principal de la fachada del Ayuntamiento.

J.L.

Hubo un tiempo en el que no mirábamos el teléfono para saber la hora. La ordenaban las campanas. De la Catedral, de San Francisco o de San Antonio. Hasta los relojes, esas máquinas viejas y en desuso, la daban. Los de muñeca se llaman ahora complementos. Los de las fachadas, monumentos. El que está en la fachada del Ayuntamiento nunca tuvo gran valor para los expertos pero era referencia visual para vecinos y foráneos.

El primitivo, según el relojero Luis de Rivas , fue desmontado en los años 50 y desapareció. Como tantas piezas curiosas del Cádiz vintage. En su lugar se puso uno eléctrico, de corazón renovado, en el año 2000. Se ponía en hora conectado con Alemania, vía satélite. Puede que al nuevo gobierno municipal eso le recordase a la autoritaria Berlín y a –la ídem– Angela Merkel porque no parece muy puntual a la hora de arreglarlo. Hasta 2008, daba las doce (de la mañana y de la noche) con el ‘Ave María’ de Händel. Otro motivo para un hipotético rechazo contemporáneo. Las horas en punto, con ‘La Atlántida’ de Falla, que tenía un pase. En realidad, 22 cada día.

Hace ocho años, en un reportaje sobre la historia de la pieza –el reloj–, el entonces vicealcalde José Blas Fernández lamentaba que hubiera «vecinos que se quejan del ruido, y por eso hemos tenido que apagarlo por las noches» . Luis de Rivas hablaba entonces con gran pasión de esa modesta esfera. Le hacía piezas a mano porque ya no se fabricaban. Iba al Ayuntamiento una o dos veces por semana para dar cuerda a otros carillones. Conocía procedencia, fábrica, nacionalidad y anecdotario de cada uno. Como aquella de la bala que atravesó el Graham que se encuentra antes de acceder al despacho de la Alcaldía. Se cree que la Guerra Civil o en los convulsos meses previos «alguien disparó una bala y se quedó ahí», explicaba Fernández.

Justo con el inicio del año 2016, el célebre reloj de la fachada, el principal municipal, el de la plaza del pueblo se quemó. Los cambios de temperatura, algún fallo eléctrico, la falta de mantenimiento en los últimos años, lo vetusto de su estructura externa lo dejaron paralizado, oscuro en su tercio inferior izquierdo, inservible. Con el final de este mes se cumple un trimestre completo sin que se haya reparado ni se haya aplicado ninguna medida. Fuentes del propio Ayuntamiento aseguran que «la intención» es recuperarlo aunque «obviamente no es una emergencia».

Cabe la posibilidad de que cuando se cumpla el primer año del nuevo gobierno, el próximo 13 de junio, aún no le haya llegado el turno. Las mismas agujas que vieron la victoria popular del Kichi, las que vigilaban sobre su cabeza cuando mostró el bastón de mando a la enfervorcida Plaza de San Juan de Dios , puede faltar al aniversario. O no.

Tic, tac, tic, tac... Que dijo aquel.

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