Crisis del coronavirus

Leo, una nueva vida en estado de alarma

Rocío y Joaqui han tenido a su hijo en el Puerta del Mar en plena pandemia por coronavirus

Rocío y Joaquí junto a su bebé y su hija Ainhoa, en casa tras salir del hospital Puerta del Mar

Nuria Agrafojo

Leo llegó al mundo el pasado día 13 de marzo en el Hospital Puerta del Mar de Cádiz. Eran las 13.25 horas del viernes, cuando este esperado pequeño salía del vientre de Rocío ante la mirada emocionada de Joaqui. Un mes precioso para nacer y un parto ideal si no tenemos en cuenta una fecha que seguramente todos los españoles tacharán en rojo en el calendario y recordarán para la posteridad.

Sin ser consciente de ello, este bebé nació justo en la antesala del estado de alarma , en una situación que ni los más atrevidos podrían haber llegado a imaginar. Y mucho menos para estos padres, que después de nueve meses de espera, ecografías y preparativos infinitos, tenían una idea muy diferente de lo que sería el momento de dar a luz y ver por primera vez la cara a su retoño.

Pasillos completamente solitarios, habitaciones individuales, el silencio reinante y un paritorio casi vacío fue lo que se encontraron Rocío y Joaqui cuando llegaron al hospital . «Al llegar, ya nos dijeron que sólo podría pasar un familiar conmigo, pero no me podía imaginar lo que llegaría después», asegura esta gaditana, que recuerda con emoción la atención del personal sanitario a pesar de las circunstancias. «Conmigo se portaron de diez, ginecóloga, matronas y enfermeras atentas a mí y ayudándome en todo. Eso te tranquiliza mucho», añade.

Quizás lo más doloroso llegó al día siguiente, cuando cualquier madre espera presentar a su hijo a familiares y amigos. «Ya han pasado dos semanas, ya lo tenemos asimilado, pero los primeros días para mí fueron duros . Dejaban un solo acompañante y nada de visitas. Estábamos los dos solos en la habitación con el niño», recuerda Rocío.

«Ya han pasado dos semanas y lo tenemos asimilado, pero los primeros días para mí fueron duros»

Y en este tumulto de normas, sin esperarlo, llegó la noticia del estado de alarma. Las restricciones aumentaban, mientras Rocío y Joaqui empezaban a afrontar una paternidad fuera de lo común. «Creo que nos enteramos por internet, que habían decretado el estado de alarma y no se podría salir de casa a partir de ese momento. Ni pensamos cómo lo íbamos a afrontar», asegura. Hoy, dos semanas después, ya es consciente de todo lo que suponía dar a luz en plena pandemia.

Rocío y Joaquí junto a su bebé, justo después de nacer en el Puerta del Mar.

«Hemos tenido que presentar a Leo a nuestros amigos a través de vídeos y videoconferencias por internet. Y les vamos contando así el día a día a nuestra gente», asegura la pareja, que lamenta que en apenas dos semanas, su hijo no ha estado en la calle más de cinco minutos. «Sólo fuimos a la prueba del talón en el coche, y tardamos cinco minutos. El resto de consultas con la pediatra las hemos ido haciendo a través del teléfono para exponernos lo menos posible a poder ser contagiados», afirma.

Tampoco están recibiendo la habitual ayuda de los abuelos en unos momentos complicados para unos padres. «Eso lo estamos llevando mejor porque es mi segundo hijo, así que una ya tiene experiencia para afrontarlo, aunque los echamos mucho de menos y claro que se echa en falta esa ayuda. Pero por lo general lo estamos llevando bien mi pareja, yo y también mi hija, que nos ayuda mucho», apunta esta madre, que no pierde la sonrisa a pesar de las malas noticias y que incluso transmite sus ánimos a las mujeres que darán a luz en los próximos días.

«Tengo una amiga que está embarazada y le queda poquito para dar a luz, y he hablado con ella para calmarla y animarla porque todo le va a ir genial. Así que a todas aquellas mujeres que vayan a dar a luz, que confíen en ellas porque harán su trabajo muy bien y estarán más controladas, así que por otro lado mejor. Y que disfruten del parto y se olviden por un momento de que estamos en cuarententa, que lo disfruten, que esto es muy bonito».

Mientras aguardan en sus casas el fin de este confinamiento forzoso, Rocío y Joaqui ya aprovechan esta soledad para vivir de cerca esta otra cuarentena y también para transmitirle a Leo amor, cariño y, por supuesto, los sones carnavalescos que han marcado la historia y la vida de la pareja. Tanto Rocío, que forma parte del coro de Luis Rivero, como Joaqui, como integrante de la comparsa de Tino Tovar, son, a buen seguro, buenos profesores de un niño al que ni el estado de alarma ni el coronavirus le impedirán ser feliz .

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