BALANCE. UN AÑO DE GOBIERNO

De la novatada a la nada en tan solo un año

Más allá de las polémicas, las poses y los gestos, la gestión práctica del gobierno de José María González ha sido nula en los doce primeros meses de la nueva Alcaldía

JOSÉ LANDI / ALMUDENA DEL CAMPO

El próximo martes se cumple un año de las elecciones municipales que marcaron un giro en la política española. Ese cambio de rumbo, del bipartidismo a la fragmentación, de la indignación al desencanto, tuvo en la ciudad de Cádiz un ejemplo claro. Tras 20 años de Alcaldía de Teófila Martínez, siempre con mayoría absoluta, la irrupción de Podemos (con ocho concejales) con la complicidad de Ganemos y del PSOE permitía un relevo. Doce meses después llega el momento de analizar ese primer cuarto de una etapa histórica a través de unos apartados clave.

LA CRISIS

Una pero permanente

El gobierno municipal formado por Podemos y Ganemos en Cádiz sólo ha sufrido una etapa de crisis en su primer año de trayectoria. Ese periodo convulso comenzó en mayo de 2015 y se ha prolongado, al menos, hasta mayo de 2016. La formación de este ejecutivo local tenía una traba numérica. La suma de sus concejales (ocho de Por Cádiz sí se Puede más dos de Ganar Cádiz en Común) le dejaba en una minoría vulnerable frente a los diez del PP, los cinco del PSOE y los dos de Ciudadanos. Para poder agarrar el bastón de mando (y mostrarlo al pueblo elector, más que elegido, en la plaza de San Juan de Dios) era necesario que los socialistas, al menos, se abstuvieran, cuando no apoyaran la toma de posesión.

Esa crisis que no cesa comenzó el 11 de junio de 2015 con una célebre reunión en la sede de la Asociación de Vecinos de Puntales. Allí, el que sería elegido alcalde, José María González Kichi, y el portavoz municipal socialista, Fran González, debatieron durante dos horas y media escoltados, cada uno, por dos responsables regionales de su formación. A la salida, ya se sabía el resultado. La abstención socialista llegaría y Kichi sería alcalde dos días después, el sábado 13 de junio. Teófila Martínez, con el doble de concejales que el PSOE, con dos más que Podemos, se quedaba en la oposición. A cambio, el PSOE prometía una férrea vigilancia de la gestión, apoyos esporádicos, temáticos, cuando considerase, sin ningún tipo de compromiso de mandato. La presión, teóricamente legítima, ha terminado por ser asfixiante. Las riendas han acabado por ser cadenas, el PSOE no ha dado respiro al gobierno municipal. Ha tumbado propuestas plenarias, ha modificado cada propuesta sobre empleo, vivienda o grandes proyectos (como un aparcamiento subterráneo junto al puerto de Cádiz). El resultado es que los presuntos aliados socialistas, que serían oposición a ratos, han sido un freno permanente que ha instalado la crisis en el Ayuntamiento de Cádiz. La prueba es que once meses después de aquel supuesto pacto laxo y tras tres meses de negociación, de acercamiento y distanciamiento, los socialistas tumbaron el primer presupuesto del nuevo gobierno municipal el pasado 13 de mayo de 2016. Un año después, nada, la misma incertidumbre, la mismas, escasa, capacidad de maniobra. La crisis que no cesa.

ASESORES Y ENCHUFISMO

Mucha teoría, las mismas prácticas

Una de las banderas de las delegaciones locales de Podemos para captar votos era la limitación del número de asesores, el final del despilfarro en el gasto ligado a la presencia de presuntos expertos adjuntos a los responsables de las administraciones públicas. Y la intolerancia con el enchufismo, la llegada de la meritocracia. Sin embargo, en Cádiz, esa proclama ha terminado en pura teoría. La práctica es que las nuevas formaciones tienen sólo un asesor menos que sus antecesores pero con un coste mayor para las arcas municipales. La coalición de gobierno, formada por Por Cádiz sí se puede y Ganar Cádiz en Común cuenta con un jefe de gabinete y dos asesores. Además, adscritos al Gabinete de Prensa trabajan un jefe de prensa y cinco asesores. José Vicente Barcia Magaz ocupa el puesto de jefe del Gabinete de Alcaldía. Barcia ya participó activamente en la campaña electoral de Por Cádiz sí se Puede. Es periodista por la Complutense de Madrid. Ha ejercido como portavoz de la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético y como jefe de prensa de Ecooo, empresa dedicada a la divulgación de las energías renovables. Barcia recibe una retribución anual de 44.366,39 euros. Lo más llamativo es que su pareja, Alba del Campo, percibe una retribución anual casi idéntica por realizar el mismo papel de asesora en el grupo de Podemos en la Diputación. Resulta llamativo que la otra asesora del grupo en la Corporación Provincial, Eva Acedo, con el mismo salario anual, sea también pareja sentimental de otro concejal del Ayuntamiento de Cádiz: Manuel González Bauza.

Los otros dos asesores de Alcaldía son José Ramón Páez Pareja y Demetrio Quirós Santos. Ambos asesores cobrarán 36.580 euros al año. Otros dos asesores contratados por el equipo de Gobierno para completar el equipo son David Antonio González Marcos, community manager y exmiembro del equipo de Teresa Rodríguez. La cuarta asesora de comunicación es María Gallego Loroño. A pesar de no tener ninguna vinculación ni formación en el sector periodístico se le encomendó la «comunicación interna, preparación de discursos y coordinación de agenda». Gallego es una de las integrantes más activas de Ganar Cádiz en Común, de hecho era la número cuatro de la lista en las últimas elecciones municipales. Es trabajadora social. Otras dos compañeras de partido también trabajan para el gobierno municipal. El Ayuntamiento de Cádiz, desde que lo gobierna Podemos-Ganemos, destina 569.287 euros al año para pagar a estos asesores.

FORMACIÓN Y PECULIARIDADES

De la montañesa al holandés errante

José María González Santos, apodado ‘Kichi’, es hijo de emigrantes nacido en Rotterdam aunque criado en el barrio de la Viña, donde reside en la actualidad. Quizás de ahí le surgió su gran afición al Carnaval de Cádiz, participando en comparsas premiadas del grupo de Jesús Bienvenido. Sus otras grandes aficiones son el fútbol (muy aficionado al Cádiz), el flamenco y el rock. Se licenció en Geografía e Historia en la Universidad de Sevilla. En el año 2003 y con 28 años comenzó a trabajar como profesor de Historia como interino hasta obtener plaza en un instituto de Almería. Tras una baja que duró aproximadamente dos años se incorporó nuevamente y consiguió la liberación sindical. Su incursión en la política le llevó a liderar la lista de Podemos en su ciudad. Desde el pasado 13 de junio de 2015 es alcalde de Cádiz a pesar de no haber ganado las elecciones, gracias al pacto con Ganar Cádiz en Común y el apoyo ofrecido por el PSOE.

Su antecesora, Teófila Martínez, tampoco nació en esta ciudad aunque igualmente se siente gaditana. Ya forma parte de Cádiz después de haber estado gobernando y pateando cada una de sus calles durante 20 años. Natural de Santander e hija de ferroviario, estudió Arquitectura Técnica en Madrid aunque no ha ejercido prácticamente su profesión ya que, desde muy joven, ha estado vinculada a la política activa, algo que le apasiona. Además de alcaldesa, ha ocupado otros cargos públicos y dentro de su partido. Ha estado en el Congreso, en el Senado y en el Parlamento andaluz, llegando a ser la presidenta regional del PP y candidata a las elecciones andaluzas. Trabajadora incansable, parece haber dado un paso a un lado. No es muy activa en la oposición. Fue la regidora más votada en varias ocasiones y consiguió durante cinco mandatos municipales consecutivos la mayoría absoluta en las urnas hasta el 24 de mayo de 2015.

Tasa e impuestos

Una subida inesperada

Durante el último año, una de las medidas más llamativas del nuevo alcalde de la ciudad ha sido la subida de los impuestos, después de haber estado durante seis años congelados por el anterior equipo de gobierno. A pesar de que la subida del IBI estaba justificada por el equipo de gobierno con una serie de bonificaciones para las familias numerosas, no deja de ser un incremento de los impuestos a pesar de que durante la campaña electoral, Podemos no paró de repetir que no los subirían nunca. Lo cierto que esta decisión de aplicar una subida en el Impuesto de Bienes Inmuebles fue respaldada tanto por el Partido Socialista como por Ciudadanos, contando tan sólo con la oposición del Partido Popular, que argumentó a su vez que se estaban subiendo otras tasas municipales como las relacionadas con las instalaciones deportivas. Aunque el nuevo gobierno local argumenta que esta subida es imprescindible para mantener los servicios sociales que son su absoluta prioridad, parte de la oposición y la ciudadanía la entiende como un golpe a la exigua clase media de Cádiz, como una traición electoral.

Los desahucios

La promesa imposible

Una de las promesas electorales del actual alcalde era convertir Cádiz en una ciudad sin desahucios. Una promesa difícil de cumplir ya que las competencias de los ayuntamientos son muy limitadas a este respecto y, desgraciadamente, se siguen produciendo. El primero y más recordado con el que se encontró Kichi a su llegada a la Alcaldía, concretamente el 22 de junio de 2015, fue en la calle Benjumeda. El propio alcalde intentó pararlo, acompañado de varios de sus concejales, aunque no lo consiguió ya que se trataba de una orden judicial. Dijo sentir una gran impotencia por no poder evitarlo, cargó contra la propiedad y consideró desmesurada la presencia policial. Junto con su equipo de gobierno comenzó a trabajar en una de sus grandes banderas electorales, la política social, poniendo en marcha medidas como la creación de la Oficina Antidesahucios, ubicada en Procasa, y que tiene como principal objetivo abordar de forma integral el problema de los desahucios en la ciudad. Otra de las medidas iniciadas por el nuevo alcalde fue la firma de un protocolo antidesahucios junto con el Decanato del partido judicial de Cádiz con el fin de «ganar capacidad de reacción». Pero el alcalde y su equipo de gobierno se han topado con la realidad. Los problemas de vivienda continúan tal y como estaban. No hay pleno al que no acuda algún gaditano a exigir soluciones y ayuda por parte del Consistorio. Ahora, Kichi ha cambiado su discurso. Es la Junta la competente en materia de Vivienda y contra esta institución carga las tintas exigiendo hasta en los presupuestos que «cumpla con su obligación». La oposición le recrimina este cambio de actitud, muy distante de la que tenía «cuando gritaba tras una pancarta y a golpe de megáfono culpando siempre al anterior Ayuntamiento de la situación de muchas de las familias gaditanas con problemas de vivienda en nuestra ciudad».

Ordenanzas

Entre muy poco y casi nada

En su primer año de mandato, el alcalde de Podemos ha puesto en marcha algunas ordenanzas y ha aprobado definitivamente otras ya iniciadas por el anterior equipo de gobierno. Es el caso de la reguladora de solares y fincas abandonadas, que se aprobó inicialmente en mayo de 2015, haciéndolo de forma definitiva en el pleno de septiembre de ese mismo año. En octubre se aprobaban las ordenanzas fiscales de 2016, calificadas por el equipo de gobierno como las más «sociales de la historia». Otra de las ordenanzas estrellas de este gobierno es la que regula el programa de vivienda ‘Alquiler Justo’, que tuvo que ser retirada en el Pleno por la falta de los informes pertinentes. Asimismo, este equipo de gobierno ha aprobado de forma inicial la ordenanza reguladora de la instalación de unidades de suministro para vehículos (gasolineras) en el recinto exterior de la Zona Franca.

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