Covid Cádiz
La metamorfosis de las playas de Cádiz en un año: el antes y el después de la era Covid
El confinamiento permitió la regeneración de la fauna y flora autóctona y la llegada de especies que impregnaron al litoral un estado salvaje desconocido
Las playas de Cádiz se vuelven salvajes: plantas, pájaros y las rocas llenas de marisco
![Las playas de Cádiz, durante el confimaiento (izquierda) y tras el fin del estado de alarma (derecha).](https://s3.abcstatics.com/media/provincia/2021/05/10/v/playas-collage-k8KG--1248x698@abc.jpg)
Las playas de Cádiz, antes y después. El coronavirus ha conseguido establecer una línea, un punto de inflexión, un baremo que marca lo acontecido antes del mes de marzo de 2020 y lo que vino después. El reloj se paró y el tiempo hizo lo demás.
Ahora, meses después de la llegada del tan temido coronavirus, miramos atrás con tristeza pero también con sorpresa por todo lo ocurrido, por los cambios producidos y también por las oportunidades perdidas. Pero también nos llena de esperanza por habernos permitido contemplar la vida más allá de la vorágine diaria en la que la sociedad subsiste.
No hay mejor escaparate que el de las playas de Cádiz para conocer lo que ha sido capaz de conseguir este bicho. Una metamorfosis. Es lo que refleja el litoral gaditano si comparamos los arenales de antes y después de la pandemia. Un espejo en el que mirarse para volverse a reencontrar con la naturaleza en su estado más puro y salvaje.
![Decenas de gaviotas en las playas de Cádiz durante el confinamiento.](https://s1.abcstatics.com/media/provincia/2021/05/10/v/playas1-k83B--510x349@abc.jpeg)
Tras varias semanas de confinamiento, las playas de Cádiz comenzaron a sufrir un proceso que nadie hubiera imaginado. El silencio y la ausencia del ser humano dio paso a una auténtica invasión de animales y a una regeneración de la costa en todos sus aspectos.
Gaviotas, palomas y otro tipo de aves se alimentaban y posaban sobre la arena de playas urbanas como La Victoria, mientras que millones de peces se atrevían a pasar la línea roja de la marea y se dejaban ver con frecuencia muy cerca de la orilla. Incluso los delfines se mostraban en su navegación por las aguas de la capital gaditana y por el muelle de Cádiz, donde habitualmente los barcos eran las únicos protagonistas de la frenética actividad del puerto gaditano.
Las rocas se llenaban de almejas, coquinas, cangrejos o de peces pequeños que usan la zona de la costa para protegerse, como los boquerones, por ejemplo. Todo un recital de vida y una demostración evidente de la capacidad de colonización de los animales cuando la acción del hombre pasa desapercibida y éste contempla la vida desde el balcón.
![Las plantas crecieron en las playas de Cádiz durante el confinamiento.](https://s1.abcstatics.com/media/provincia/2021/05/10/v/playas3-k83B--510x349@abc.jpeg)
También la flora comenzó a crecer a un ritmo vertiginoso y diferentes tipos de plantas se hicieron un hueco entre la arena de las playas urbanas de la provincia. La especie Cakile Marítima experimentó una gran reproducción en zonas como La Victoria, ya que es una planta habitual en las playas en primavera, pero que con el pisoteo de la gente y las máquinas de mantenimiento del litoral no llega a crecer ni a verse con frecuencia.
Delfines en Cádiz
De hecho, éstas son las plantas que dan lugar a las dunas en el litoral más natural, en playas alejadas del casco urbano de las ciudades. Hasta medio metro de altura llegaron a alcanzar estas plantas en Cádiz mientras los ciudadanos contemplaban las playas por internet.
Meses después del regreso del ser humano a las playas, poco queda de aquellas playas de Cádiz, salvajes y testigos de la vida de la naturaleza. El hombre volvió a salir a la calle y a colonizar la playa. Atrás quedaron las especies salvajes, el marisco y los peces campando a sus anchas por el mar.
![Centenares de personas en las playas de Cádiz tras el levantamiento del estado de alarma](https://s1.abcstatics.com/media/provincia/2021/05/10/v/playa1-k83B--510x349@abc.jpg)
Este pasado fin de semana, las playas de Cádiz volvieron al que se conoce como hábitat natural de esta provincia. A los arenales llenos de gente con crema solar, bajo las sombrillas y las costumbres que alejan al mundo salvaje. Los únicos salvajes que hicieron acto de presencia fueron las decenas de personas que celebraron el fin del estado de alarma tirando la basura y desperdicios en el litoral como si de una fiesta se tratase. Una auténtica metamorfosis.
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