Crisis del coronavirus

«Es una medida oportuna para garantizar que se hace un uso correcto de las pruebas diagnósticas»

El director médico de La Salud comparte la decisión del Gobierno de intrvenir los laboratorios privados

Fernando Forja, director médico del Hospital La Salud de Cádiz. La VOZ

Nuria Agrafojo

El Gobierno de la Nación aprobó el pasado martes una orden ministerial a través de la cual la sanidad pública podrá hacer uso de los laboratorios privados para la realización de pruebas diagnósticas. De este modo, el SAS cuenta ahora con un aumento importante de medios para la realización de estos análisis en la provincia de Cádiz. Así lo constata el director médico del Hospital La Salud de Cádiz, Fernando Forja , que precisamente hace unas semanas defendía el uso responsable de estas pruebas en una entrevista concedida a LA VOZ .

El especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, que además cuenta con un Máster en Epidemiología y salud pública, valora de forma positiva la puesta en marcha de esta medida que, entre otras cuestiones, obliga a que sea un facultativo el que autorice la realización del diagnóstico y permite a las comunidades autçonomas regular el precio del mismo, evitando así las cantidades abusivas que se cobraban en clínicas privadas de diferentes partes del territorio nacional.

-¿Qué le parece la medida por la que el Gobierno puede hacer uso de los laboratorios privados?

-Me parece una medida oportuna, por varios motivos. En primer lugar, es un refuerzo o ayuda asistencial que pone a disposición del sistema sanitario público todos los recursos diagnósticos privados, en un momento en que se espera intensificar la realización de tests diagnósticos a la población. En segundo lugar, regula la obligatoriedad de que las pruebas sean siempre indicadas por un facultativo, y ajustándose a las directrices marcadas por las autoridades sanitarias. Ello garantiza que se usarán en las indicaciones adecuadas, y que por lo tanto, se hará un uso correcto de las mismas. En tercer lugar, plantea una posible regulación del precio. Eso es muy importante, ya que evitaría la especulación, como desgraciadamente ha ocurrido con la venta de mascarillas o botes de solución hidroalcohólica, que, al no haberse regulado un precio máximo, se están llegando a pagar precios abusivos, como ya han denunciado muchas oficinas de farmacia, y por último, establece una notificación obligatoria de todos los casos positivos detectados, lo que permitirá el seguimiento de esos pacientes y sus contactos y disponer de una información epidemiológica de gran utilidad.

-¿Dispone ya el Hospital La Salud de los llamados tests rápidos?

--Estamos pendientes de recibirlos por parte de la Consejería de Salud. Actualmente su adquisición directa está limitada, y de hecho la orden ministerial a la que he hecho referencia antes, implica que no se pueda hacer una compra directa de estos tests a los laboratorios. Es una forma de garantizar que a los tests que hay disponibles en la actualidad, se les va a dar el mejor uso posible, evitándose su utilización en indicaciones no incluidas en el protocolo clínico del Ministerio de Sanidad.

-¿Cree que hay cierto desbarajuste entre los datos contabilizados como positivos y los que existen en realidad?

-En realidad, los casos «oficiales» que conocemos diariamente son sólo la punta del iceberg. Debemos tener en cuenta que son casos confirmados, es decir, con el test diagnóstico positivo, y estos tests, en la actualidad, prácticamente sólo se realizan a los pacientes con infección respiratoria severa, que requieren hospitalización. No se realizan tests a los pacientes asintomáticos ni a los que presentan sintomatología leve o moderada, que se encuentran en aislamiento y seguimiento en sus domicilios, por lo que el número real de pacientes infectados es sumamente mayor al que conocemos. Hay varias publicaciones que estiman que en España podría haber entre 3 y 7 millones de personas infectadas (hasta un 15% de la población).

«Debe primar el criterio de seguridad clínica ante el de reactivación económica»

«En realidad, los casos oficiales que conocemos diariamente son sólo la punta del iceberg»

-¿Es necesario llegar a averiguar ese número real de casos para conocer la situación en la que nos encontramos hoy en día?

-Conocer el porcentaje de infectados es de gran interés, por cuanto permite planificar las medidas con mayor rigor. Conforme vaya incrementándose la proporción de ciudadanos ya inmunizados, por haber pasado la infección, pueden abrirse siempre de forma paulatina, ciertas restricciones. Este porcentaje podría calcularse, por ejemplo, realizando tests a una muestra grande y representativa de la población general. En algunos países, como Corea del Sur, se ha mostrado muy efectiva la estrategia de realizar un gran número de tests, tanto en grupos de riesgo como en personas asintomáticas, así como la recomendación del uso de mascarillas. La primera medida, permite aislar a las personas infectadas y sus contactos directos, frenando la expansión del virus. La segunda, el uso de mascarillas, no es que evite el riesgo de exposición al virus, pero sí que disminuye la carga viral recibida, y sobre todo, la emitida. Por lo tanto, el uso de la mascarilla sería recomendable en aquellos espacios en los que no podemos garantizar una distancia de seguridad mínima de dos metros, como es el caso de los supermercados. Pero ojo, que el uso de la mascarilla puede darnos una falsa sensación de seguridad, y no es infalible. Lo realmente seguro es quedarse en casa y observar todas las recomendaciones sanitarias que se han dado desde el principio.

-¿Está de acuerdo con haber levantado el confinamiento desde el pasado lunes para que se retomen las actividades no esenciales?

-La verdad es que no soy partidario de haber puesto en marcha esas medidas de forma tan precoz. Es cierto que los últimos datos son favorables, pero por el principio de precaución, que usamos en epidemiología, deberíamos haber esperado un poco más, hasta que se consolidara la bajada de nuevos casos. De lo contrario, corremos el riesgo de tener un repunte en los próximos 7-10 días. Los servicios no esenciales, como su propio nombre indica, no son imprescindibles en este momento. Debe primar el criterio de seguridad clínica ante el de reactivación económica. La actividad económica es sólo dinero, pero la vida y salud, no tienen precio. Debemos ocuparnos primero de solucionar la crisis sanitaria, para luego, sin pausa, abordar los efectos de la crisis económica.

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