DE UN DÍA PARA OTRO
Los lunes, decoro. Los martes, veremos
El análisis del carnaval forzado durará lo que tarda en llegar el verano. Como quiera que ha empezado, aquí no ha pasado nada
Cádiz es más de dejar hacer, dejar pasar. Más de decir, con rima y pausa cómica, que de hacer. Para debatir con fragor siempre habrá tiempo pero nunca es momento. Las palabras se las lleva una levantera flambeada cualquiera. Como la que termina. El afán por aclarar si el carnaval bis, el malo, el impertinente, el de junio -tanto se le llamó de verano que arde la primavera- no durará mucho. La cuita por fijar si el programa forzado junto al concurso forzoso ha sido un petardo tampoco se prolongará. De este lunes a este martes, hasta el miércoles todo lo más. Puede que algún día más en algún círculo interesado. Mucho. Como el hostelero, obcecado en hablar por todos y mirar por uno. Como los de las agrupaciones y su claque, empeñados en enfadarse por todos. Como los pensadores municipales, cerrados en decidir por todos según la fijación de unos pocos. Nadie, entre éstos, va a ceder. Les va la vida (laboral o pseudo) en ello. Mientras avanza el juicio inservible , los que sólo tenemos intereses vitales en la fiesta de Cádiz hemos dictado alguna sentencia. Da igual. Son de nula aplicación. Son de foame. Nadie caiga en el error de la comparsa. Sus palabras están tan lejos de ser puñales y verdades, puños del pueblo y revoluciones que da un punto de pena ver a sus autores repetirlo convencidos. Coplas y decisiones del público soberano y marrano, dentro y fuera del Falla, prescriben en 48 horas. Antes de que desmonten el escenario de San Antonio. Nadie recordará nada de todo esto en agosto. Ni en julio . Ni siquiera el lunes próximo.
Lo mejor del Carnaval 2022 (II)
Hay que ser felón, o felona, para querer dejar este apartado en blanco. Está feo votar en blanco. Dicen. Y abstenerse. Cuentan. Es difícil que una fiesta sea un desastre, a no ser que hablemos de un cumpleaños dónde sólo acude la víctima. Si la segunda parte del carnaval ha sido bastante peor que la de 'El Padrino' pues tampoco muere nadie. Allá los que se empeñaron. Ya hubo uno medido, templado, acompasado y delicioso en febrero. Sin demasiadas bullas, sin coros, sin concursólogos, puntos ni cabreos, sin declaraciones a pie de campo, sin intrigas versallescas y fallescas. Si algo queda claro es que la gente hace lo que cree que le conviene y, sobre todo, lo que le apetece. Basta con mirar la calle cada día. El primer domingo no quisieron salir. El segundo viernes, el segundo sábado, sí. Es lo que hay. Roma locuta, causa finita. Lo ha hecho varias veces entre febrero y junio.
Lo peor del Carnaval 2022 (II)
Tampoco será tanto, morbosillo. Los hechos consumados, grandes sabios, lo dejan señalado. Sólo hay que recopilarlo. Siquiera desordenado. Que hay mucho docente entre las ilegales y mucho estudiante entre el público. Conviene tener en cuenta el calendario educativo, siempre. En febrero no hubo clases. En junio, sí . Véanse los resultados. Cádiz es ciudad de funcionarios. Que el carnaval no es tan fuerte como los abducidos creen. Ferias, Rocío, playa... Son competencia. Que el lunes festivo es esencial para que el domingo sea víspera. Lo advirtió Perogrullo hace dos siglos. Cuando la oposición le tumbó el cambio de festivo al equipo de Gobierno y dejó el lunes de coros sin decoro, laborable, estaba jodiendo medio carnaval bis. Touché. Si se trataba de perjudicar al oponente político, acertó. Que los empresarios ponen las carpas dónde y cuándo les interesa sin que el parecer de la prensa y los vecinos les molestase nunca. De hecho, el Mentidero, el segundo sábado, se convirtió en carpa gigante a cielo abierto. Con música atronadora y verbenera, con cientos de puretas bailando hasta la madrugada divertidos engendros musicales de hace 30 años. Nada se sabe de quejas, protestas e incidentes.
Lo mejor del todo
Que los hosteleros son unos plomizos por lo común. Cuando les va bien, callan. Cuando les va mal, lloran. En ambos casos, pagan mal. La complicidad con el cliente va a menos. Demasiada tensión. Con y sin mogollón. Con o sin carnaval. Éste o el anterior. Poco a poco cuelan precios cuasiescandinavos en tierra semicaribeña. Dicen que la electricidad, las materias primas, los combustibles, las pérdidas de pandemia... Debe de ser que los usuarios de sus negocios no sufren esas puñaladas en idéntica, o mayor, medida. En esta guerra estamos todos del mismo lado. No disparen al pianista ni al pensionista.
Lo peor de lo peor
Que los coros tienen un atractivo decreciente. Que Coque Malla se salió con su antología chirigotera de Los Ronaldos porque los buenos tiran, en febrero, en junio y en octubre . En la calle se vio con los más queridos del Falla. Que la gente no trasnocha si madruga. Que somos más serios de lo que queremos creer. De lo que contamos cuando nos ponemos graciosos. Que clima, lluvia, calor, Levante y horas de sol pueden cambiarlo todo. Al menos, mucho. Que las cabalgatas tienen su función para un público infantil que siempre tuvo pocos alicientes en una fiesta adulta. Cuídense. Que el concurso es una secta sin remedio ni disimulo que disfruta sacrificando a sus propios miembros con afán caníbal. Cuesta mirar. Público cruel. Que COAC no significa Carnaval. Ni viceversa. Que el alcalde y una de sus presuntas sucesoras, Lola Cazalilla, han estado muy callados desde el silencioso lunes de coros. Hasta entonces, defendían esta convocatoria. Desde ayer, tienen las evidencias en la mano. Este martes hablan. Amo a escuchá.