Nuevas medidas
Incertidumbre y pesimismo en Cádiz el primer día de cerrojazo a las seis
Comerciantes y hosteleros afrontan dos semanas de restricciones reclamando ayudas urgentes para salir de la crisis y poder salvar el año
La mayoría de los comercios ha optado por el horario contínuo esperando que la clientela cambie los hábitos de consumo ante las nuevas medidas impuestas por la Junta de Andalucía
Los próximos 14 días se han convertido en un auténtico reto para hosteleros y comerciantes de la ciudad, que se enfrentan a un momento muy complicado tras las restricciones impuestas por la Junta de Andalucía ante la evolución de la pandemia y que han perjudicado especialmente a estos dos sectores económicos.
Los profesionales de ambos ámbitos, motores de la economía gaditana, afrontan con cierta incertidumbre y pesimismo los nuevos horarios establecidos, que les obligan a cerrar las barajas de sus negocios a las seis de la tarde mientras el toque de queda es a las 22 horas.
Una medida que consideran muy injusta y que acarreará graves consecuencias tanto para la hostelería como para el comercio de la capital, en declive por culpa de la pandemia que irrumpió en nuestro país el pasado mes de marzo.
Los comerciantes del centro de la ciudad han optado, en su mayoría, por el horario continuado hasta las 18 horas aunque también hay otros que -al ser solo un trabajador- cerrarán durante dos horas para poder comer, es decir, de 14 a 16 horas .
Aseguran que este horario es un experimento ya que desconocen cómo se comportará la clientela y si variarán los hábitos de consumo entre el público ante las nuevas medidas aprobadas por el Gobierno andaluz.
Desde Pestana , una de sus empleadas asegura que «si ya estaba mal el centro ante la falta de turistas y de cruceros, ahora con este nuevo horario estamos a la expectativa de ver qué es lo que harán los clientes». Han tenido que adaptar la jornada laboral para no perder horas al ser varias trabajadoras y esperarán al próximo 23 de noviembre para conocer su seguirán o no las mismas restricciones.
Por su parte, la empleadas de la tienda textil Anika , en la calle Ancha, confirman que su jornada laboral se ha visto reducida como consecuencia de estas nuevas medidas. Aseguran que «todos esperamos que haya gente por las calles a mediodía ya que a las seis tenemos que cerrar todos».
Nulas ayudas para el pequeño comercio
En la calle Valverde, la mayoría de los comercios ha preferido cerrar durante dos horas. Están decepcionados y reclaman más ayudas por parte del Ayuntamiento de Cádiz. Desde la tienda Babia señalaban que «están dejando morir el centro y para colmo solo se pueden beneficiar de estas ayudas las personas que están empadronadas en la ciudad, por lo que nos limita a todos los que no residimos aquí pero tenemos nuestros negocios en Cádiz».
Otro de los problemas expuestos por los comerciantes del centro es la falta de facilidades desde el Consistorio para atraer a público a consumir a la ciudad. Como ejemplo, ponen los aparcamientos regulados puestos en marcha recientemente que son «un auténtico parchís de colores pero que hace que la gente se vaya a centros comerciales, sin problemas de estacionamiento».
Algunos comercios ni siquiera habían decidido si cerrar a mediodía o no. La incertidumbre era total y, por ejemplo, según manifestaban desde una peluquería situada en el centro de la capital, «nos hemos enterado esta mañana que no podemos estar abiertos más allá de las seis, según el último BOJA que ha salido hoy mismo, cuando en un principio nos habían dicho que sí».
Peluquerías y estancos, cerrados también a las seis
Esta nueva medida se ha hecho extensiva también a los estancos y a los centros estéticos , que tendrán que estar cerrados a partir de las seis de la tarde.
La propietaria del centro de belleza La Bella Escondida indica que «desde la desecalada nosotros decidimos permanecer abiertos durante todo el día para espaciar a nuestras clientas y que no se produjeran aglomeraciones en el centro. Ahora seguiremos igual aunque con menos horas y por lo tanto, con más dificultades para mantener este negocio y para subsistir».
En la calle San Francisco, la zapatería Maribel , con una sola empleada, se ve obligada a cerrar a mediodía. Apunta que la situación está muy mal y que las perspectivas no son nada buenas de cara a la Navidad. «Quiero ser optimista y pensar que a partir del 23 de noviembre se volverá al antiguo horario ya que, de lo contrario, la campaña navideña se verá afectada. ¿De que nos sirven las calles iluminadas si todo está cerrado?. No se entiende esto».
Reducción de plantillas en la hostelería
En el sector hostelero, que ya había perdido las cenas tras el toque de queda establecido a las 22.30 horas hace unas semanas, los ánimos no son nada buenos.
Consideran que estas normas no se ajustan a criterios científicos ya que, según apuntan desde el sector, el riesgo de contagios en los establecimientos hosteleros es mínimo y así se ha demostrado durante los últimos meses y en muchas comunidades autónomas, que están mejorando los datos con menos restricciones en la hostelería.
Mikel Elorza, del restaurante La Marea, asegura que «ya hemos tenido que hablar con el personal porque lamentablemente va a ser necesario una reducción de la plantilla ».
Son las consecuencias directas que ha provocado esta situación que está golpeando con especial virulencia a los negocios hosteleros.
Muchos de ellos ya han anunciado el cierre temporal al no poder afrontar un horaro tan reducido en un mes como noviembre, que además nunca ha sido fuerte en la hostelería.
Elorza insiste en que «mucho nos tememos que esto se alargue más de 14 días, hasta que llegue la Navidad aunque debemos de ser muy cautelosos para que no se produzcan rebrotes después de todo este sacrificio que se está haciendo».
Lamenta que se estén produciendo fiestas privadas y que haya cierto sector de la población que actúe de una manera inconsciente, «cuando nosotros en nuestros negocios cumplimos con las medidas».
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