Con 'C' de Cádiz
«Mis hijas son mallorquinas, pero tienen un toque muy gaditano»
Lupe emigró de Cádiz con 24 años para buscar trabajo en Palma, donde ha encontrado su vida y ha creado una familia
Lupe, en la barra de la cafetería del 'Karting' que regenta en Palma de Mallorca.
Lo clavó. Hablaba con toda propiedad y no menos seguridad. No como otros que van a lo fácil con un 'ustedes sois de Sevilla, o de Despeñaperros para bajo'. No no, Lupe lo clavó en cuanto sirvió las consumiciones y escuchó el sabor del habla ... de su tierra. «Ustedes sois de Cádiz, eh. De Cádi, Cádi'. Y tanto. Aquí había una historia.
Aquí es Can Picafort, un término municipal a 60 kilómetros de Palma. Y el escenario es un club de karting donde Guadalupe Rodríguez Jiménez se gana la vida desde hace siete años al mando de la cafetería del mismo. Pero antes, mucho antes, hizo las maletas en su querida tierra para ganarse el pan muy lejos de ella. Era joven, muy joven. Ahora no es mayor, pero ya ha echado raíces.
Lupe tiene recuerdos imborrables de su Cádiz, una ciudad que comenzó a corretear como vecina de García de Sola, donde dio sus primeros pasos camino del Parque de Varela, allí donde están los primeros recuerdos de una infancia muy feliz.
-¿Qué hace una gaditana en Palma de Mallorca?
-La vida da vueltas y el trabajo es la mayoría de las veces el que decide donde hay que ir.
-¿Qué recuerdos tiene de Cádiz y con qué edad decide hacer las maletas y venirse a Palma?
-Estuve allí hasta los 24 años que decidí venirme a Mallorca. En cuanto al recuerdo que tengo y el primero que siempre me viene a la mente cada vez que me imagino en mi tierra es el olor a mar, la playa. Pasé casi toda mi infancia en la playa de Santa María del Mar. Cada vez que voy a Cádiz lo primero que hago es ir a ver mi playa.
-Pasó 24 años en Cádiz. ¿Dónde estudió y qué aficiones tenía?
-Estudié en la Institución Provincial, que entonces se llamaba Institución Generalísimo Franco. Luego lo cambiaron, creo, por la Institución a secas. Es el colegio que sigue estando en el mismo sitio y que allá por los 80 estaba al lado del pabellón Portillo. Allí hice la EGB y luego pasé a Columela, pero la verdad es que no me fue muy bien y decidí sacarme la FP en el Corralón, en pleno barrio de la Viña. Soy auxiliar de Enfermería. Mi afición de pequeña era la gimnasia, que la hacía en el pabellón. También me iba muchas veces a pescar con mi hermano. Tenía hasta el carnet de pesca. Nos íbamos a Astilleros, a la Zona Franca, al puente Carranza, a Conil, a Barbate... A mi familia nos gustaba mucho la pesca, la verdad.
-Conoció de pequeña el mítico pabellón Fernando Portillo. ¿Qué le corre por el cuerpo cuando lo ve -cuando viene- demolido y hecho un solar tantos años después?
-Muchísima pena. Muchos de mi generación hicimos deporte allí y cada vez van quedando menos sitios. Allí hice gimnasia desde los seis años a los catorce. Me acordaré para toda la vida del pabellón y de los perritos calientes que vendían. Le echaban una salsa rosa que era nuestra devoción. Viví muchas cosas en el Portillo. Los fines de semana me iba con mi hermano a ver los partidos del Gades, del Basket Cádiz... Recuerdo con mucho cariño a mi profesor de gimnasia Emilio.
-¿Estudió Enfermería hasta qué año?
-A ver que eche cuentas (risas). Creo que lo terminaría en el 90 o 91. Lo acabé con 18 años me parece porque repetí un curso en el Columela.
-¿Alguna anécdota de esos años estudiando Enfermería en pleno barrio viñero de aquellos años?
-Muchísimos. Cada día era una pequeña aventura. Recuerdo el barrio. Yo cogía el autobús y me dejaba en el Campo del Sur y me atravesaba media Viña. Cada mañana veía a la Petróleo en su esquinita. Siempre muy guapa ella.
-¿Acaba con 18 años y se pone a trabajar del tiri?
-Pues mira. Ahí empiezan los problemas laborales porque al principio me costó mucho encontrar trabajo. Eran unos años difíciles ya. Cuidaba niños, limpiaba casas. El primer trabajo que tuve fue en un dentista, pero la verdad que en aquellos tiempos no pagaban mucho y eran muchas las horas que pasaba en la consulta. Fui dando saltos de un sitio a otro hasta que con 24 años me llama una amiga que ya estaba en Mallorca y me dijo 'Lupe, cuando tú quieras vente para acá que aquí hay trabajo'. Lo pensé bien pensado. Lo hablé con mis padres y decidi venirme. Hasta el día de hoy.
-¿Cómo son sus inicios en Palma de Mallorca? ¿Lo intenta en el sector sanitario?
-No. Empecé trabajando en lo que aún sigo, la hostelería. Mis inicios fueron en un hotel como camarera. Gracias a ello, aprendí un poco de alemán y de inglés. Siempre estuve en hoteles hasta que con los años encontré esto del karting y mucho mejor. La verdad es que la profesión de camarera en un hotel es muy dura, muy dura. Me tuvieron que operar de la espalda y tuve que buscar un trabajo más sereno.
-¿Cuántos años lleva en el 'karting' y en dónde se encuentra?
-Llevo desde el 2015, es decir, siete años. Este club está en el término municipal de Santa Margarita, pero vivo en Can Picafort , que pertenece a la parte de la costa mediterránea de la isla. Can Picafort es más grande que Santa Margarita y constituye uno de los principales centros turísticos de Mallorca.
-Lleva más de veinte años en Palma. ¿Le ha dado tiempo a echar raíces?
-Llevo 25 años en Mallorca y en el primer año que llegué ya conocí a mi marido. Hemos tenido dos niñas. Compramos nuestro piso y sí, ya tengo mi vida hecha aquí. Aunque llevo siempre a Cádiz en mi corazón y siempre que puedo me pego un saltito para ver a la familia.
-¿La única gaditana en la familia?
-Sí. Mi marido es 'mallorquín mallorquín'. Y mis niñas también nacieron en Mallorca, aunque debo y puedo decir que son mallorquinas aunque con un toque muy gaditano.
-¿Cada cuánto suele venir a Cádiz?
-Normalmente, vamos una vez al año aunque con esto de la pandemia la verdad es que llevamos dos sin ir. Pero, vamos, mis hijas sí que van. El verano pasado las mandé un mes entero, pero mi marido y yo nos quedamos porque cuando más trabajamos es en verano. Volveremos, eso seguro.
-¿Hay mucho gaditano en Palma?
-Claro que los hay, pero de 'Cádi, Cádi' no hay muchos. Suelo encontrármelos de Arcos, Jerez... de otros pueblos. De 'Cádi, Cádi' habrá, pero somos minoría.
-¿Qué tiene Palma que no tiene Cádiz y que tiene Cádiz que no tenga Palma?
-Esa es pregunta es fácil de contestar. ¿Qué tiene Palma que no tenga Cádiz? Trabajo. ¿Y qué tiene Cádiz que no tenga Palma? Salero.
-Desde fuera se ve Palma como una especie de colonia alemana. ¿Es exagerado decirlo así? ¿Cómo es la convivencia entre todos?
-No se ve así, hombre. Sí es verdad que viven muchos alemanes por cuestión del clima. Nos llevamos muy bien. Ellos respetan las costumbres de Mallorca y los mallorquines respetan las suyas. Son gente muy tranquila que nunca dan problemas. Se compran sus casitas y van a su bola sin apartarse del todo. La convivencia es muy buena.
-Ha dicho que sus hijas estuvieron el pasado verano en Cádiz. ¿Cómo regresaron? ¿Qué se contaban y qué revivió con sus recuerdos?
-Se lo pasaron bomba. Eso, lo primero. Se hicieron todo Cádiz en bicicleta gracias al carril bici que me han dicho que han hecho. Conocieron toda la ciudad en bicicleta. Además, a medida que iban pedaleando se iban parando para hacerte foto aquí, foto allá. Les encantó. Igualmente, cada vez que van mi hermano se las lleva al freidor, van a Chiclana, Conil, a las playas... Me hace gracia porque cada vez que vienen me dicen 'mamá, qué fría está el agua de Cádiz', pero se meten cantidad de veces. Les encanta las playas de Cádiz porque hay muchas olas y el mar está frío a diferencia del de aquí, que es más calentito y tranquilo. Les llama la atención mucho el mar y la playa de allí a pesar de lo bonitas que son las de aquí. Ellas disfrutan más con que los revolcones que les dan las olas de la playa de Cádiz a la serenidad de las de aquí.
-Y de mesa cómo andan los mallorquines. ¿Cómo y qué se come en Palma?
-Aquí hay bastantes platos. Así típicos está el frito mallorquín, el frito matanza, el de cordero, el de marisco... El arroz brut , la porcella , el tumbet . Sin dejar atrás la sobrasada mallorquina y la ensaimada.
-¿Qué cositas le gusta hacer cuando vuelve a Cádiz?
-Como ya dije, lo primero que hago es pasear por la playa. Eso es sagrado. También me encanta darme una vuelta por el Mercado.
-Convive con tres mallorquines de cuna en casa. ¿Se plantea la familia algún cambio de aires incitado por la madre? ¿Lo desearía?
-Esas cosas siempre pienso que nunca se saben porque pertenecen al destino. Yo creo que no porque mi vida ya la tengo aquí, pero yo qué sé si por un golpe del destino o de la vida me tengo que volver a Cádiz. Claro que no me importaría, pero también estoy muy bien aquí.
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