Coronavirus
Una gaditana lleva tres meses encerrada en un pueblo de Italia
Lola Menacho salió de Cádiz en Carnavales y lleva desde el 8 de marzo sin poder volver a España
El cierre de fronteras dejó decenas de historias de españoles que habían quedado atrapados en distintas partes del mundo. La mayoría consiguieron regresar a su hogar, pero aún quedan algunos casos por resolver.
Uno de ellos es el de la gaditana Lola Menacho, quien lleva encerrada en Italia desde el día 8 de marzo . Le han cancelado hasta cinco vuelos –aún no le han devuelto el dinero de ninguno de ellos– y espera novedades en casa de unos amigos en Vignanello, un pequeño pueblo de 4.800 habitantes de la provincia de Viterbo. «Es angustioso, frustrante y deprimente . Soy española y pensé que la Embajada y el Consulado ofreceren la posibilidad de volver a tu país. Conmigo no lo han hecho y no puedo gastarme 600 euros en un billete a otro país sin saber, adonde llegue -en referencia al país en el que haría escala-, qué me puedo encontrar», valora.
Esta gaditana ha comprado hasta cinco billetes para vuelos que acabaron cancelándose por la crisis del coronavirus
En concreto, Lola Menacho salió con las maletas de su casa, situada a pocos metros del Gran Teatro Falla, el 18 de febrero . Dejó la ciudad en Carnavales y cogió un vuelo desde Sevilla hasta Milán, donde se desplazaría hasta Omán para embarcar en un crucero. Durante varias jornadas todo fue según lo previsto: con el viaje pretendía hacer turismo y algunos cursos de técnicas naturales, alimentación e inteligencia artificial.
Sin embargo, durante el trayecto se confirmó la llegada del Covid-19 a Europa a través de Italia. Ya a bordo se cancelaron las primeras excursiones y el Puerto de Omán prohibió la entrada de este barco, italiano y con pasajeros de distintas nacionalidades, que tuvo que esperar hasta diez días en alta mar .
MSC Cruceros consiguió un vuelo para los pasajeros desde Dubai a Milán y, con las medidas de precaución correspondientes, llegaron a la ciudad italiana el 8 de marzo. Pero lo peor estaba por llegar: Lombardía había confirmado en pocas horas el brote más grave del momento fuera de China y el Gobierno iba a cerrar la comarca. «Llamé a unos amigos que tengo en Italia, les conté lo que pasaba y me dijeron que no me quedara en Lombardía porque se iba a cerrar. Cogí un tren hasta Roma con la sensación de estar en el fin del mundo : todo el mundo corría con las maletas a cuestas, fue muy angustioso», recuerda esta gaditana.
En la capital italiana reservó el primero de los cinco vuelos que, con el billete ya en sus manos, acabarían cancelándose. Atrapada lejos de casa, buscó un sitio seguro para esperar acontecimientos. Lo encontró en Vignanello (Viterbo), donde desde hace tres meses una familia amiga le acoge en su hogar . «No quiero ni pensar cómo lo habrán pasado las personas que no han tenido la suerte que yo he tenido y se han mantenido en algún sitio pagando los costes», añade.
Menacho es gestora de apartamentos turísticos y espera volver a Cádiz cuanto antes para recuperar la actividad
La opción planteada por la Embajada fue un barco que salía desde Génova hasta Barcelona el 9 de abril , pero el billete costaba 600 euros. El gasto elevado y la dificultad de desplazarse hasta Génova en un momento en el que se habían cancelado la mayoría de rutas por el país -eran los días más duros de la Covid-19- le hizo declinar esa posibilidad.
Pese a que ambos países han entrado en el proceso de desescalada, sigue sin haber vuelos directos entre Italia y España. Además, la mayoría de países europeos han adoptado medidas de precaución para los visitantes que llegan de otros lugares , lo que dificulta un posible traslado con escala. «Los vuelos que encuentro llegan a París, Londres o Amsterdam, pero la persona que llega debe esperar los 14 días de cuarentena en ese país. Además, no te garantizan que, por un rebrote, vuelvas a quedarte allí encerrada. Eso se ha traducido en más incertidumbre», explica Menacho.
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