SEMANA SANTA
Uno fijo y tres de paso
El debate sobre separación entre administración e Iglesia marca el debate que reúne por primera vez a los tres alcaldes democráticos de Cádiz alrededor del Nazareno
Tres alcaldes, tres. Los que hay. Juntos por primera vez en esta plaza, la de la Merced. El bueno, el feo y el malo dirían los más deslenguados pero corren tiempos en los que sólo hay buenos y malos. Cada uno con el suyo y sin piedad a los demás . Cada cual reparte las etiquetas según su credo partidista. Los que tengan. Todo es un acto de fe.
Carlos Díaz Medina , Teófila Martínez Saiz y José María González Santos , los tres alcaldes democráticos de la historia de Cádiz en los últimos 80 años, sentados a la mesa del señor. A la del Nazareno, concretamente. El primero ocupó el cargo 16 años, la segunda estuvo 20 y el tercero suma sus primeros doce meses el próximo lunes. Al final, el cielo siempre obra el milagro. Si hasta los reyes inclinan la cerviz ante la cruz, qué no harán tres humildes alcaldes efímeros. «Nosotros tres somos interinos, aves de paso, el Nazareno es el alcalde perpetuo », recordó inmediatamente Carlos Díaz.
El cuarto centenario de su traslado a Santa María es la motivación del programa en el que la presencia del inédito trío junta al Greñúo con «la democracia, el pueblo y la Historia de Cádiz», según presenta José Manuel Verdulla, orgulloso hermano mayor. El Centro Flamenco de Santa María registra media entrada pese a ser un cartel desconocido. Abundan los cofrades, claro, pero también hay una decena de concejales de tres partidos. Ofician tres periodistas. Juan Manzorro (Canal Sur), Melchor Mateo (Diario de Cádiz) y Ana Mendoza (LA VOZ). Emocionado recuerdo para Emilio López y Jesús del Río , dos de sus compañeros más queridos, fallecidos en los últimos meses.
Desde el principio, el gesto de González Santos de no entregar personalmente el bastón de mando al Nazareno en la pasada Semana Santa, su preferencia de no presidir el cortejo y la de formar en la penitencia, con carácter particular, centra el debate. Esa escena representa un debate eterno: la separación entre poder político y poder religioso. Pero ahí están los tres juntos. Lo que ha unido el Nazareno que no lo separe el nombre : cofrade, católico, gaditano, hijo... Cada uno está como quiere pero está.
Los tres recuerdan episodios personales, anecdotario íntimo. Carlos Díaz, apasionado de la fotografía, querría haber tomado imágenes de «las emociones, en las caras, en Jabonería». Teófila Martínez recuerda «el flechazo» cuando vio por primera vez la imagen del Nazareno bajando la mítica cuesta, con unas amigas, antes de ser alcaldesa y «el privilegio de haberle entregado el bastón 20 veces» al Jesús de Santa María , alguna puya parece tener esa vara de mando. Admite que ha pedido ayuda divina y cuando recuerda la última vez que lo hizo tiene que cortar, entrecortada, emocionada. El benjamín, el nuevo y anticapitalista se quita el disfraz de diablo, suelta el tridente y recuerda que su relación con el Nazareno es «matriarcal como la de tantos gaditanos , de madre a hijo». Su padre fue cargador. Ha sido catequista, hizo la comunión y la confirmación. Pero todo nace con su madre, de la Posada del Mesón, que siempre le tuvo fervor. Primero le acompañó con su abuela , con tías, «fueron faltando y se vio sola, decidí acompañarla. Ese es mi sitio».
Lidera en Cádiz una formación que promulga la separación entre Iglesia y Estado (Carlos Díaz también la secundó públicamente) y eso crea conflictos. González Santos dice no temerlos: «Hasta el Papa Francisco lo dice. Defiendo una equidistancia sana y respetuosa entre el poder político y el religioso. En épocas anteriores, y no tanto, se ha producido un maridaje que a veces se ha usado de forma perversa». Teófila se queda sola al defender los ritos que unen instituciones públicas e Iglesia Católica : «Un alcalde es alcalde de todos, no tiene rayos x para saber lo que cada uno ha votado. Como creyente, me pareció natural, normal, seguir con la ofrenda del bastón». Como broma para contribuir a la comunión ideológica le propone al alcalde en vigor: «¡Pruébelo, se lo recomiendo, pruébelo!». Del desenfado sale una idea, que suban gaditanos anónimos distintos cada año a hacer la entrega. «Pues es una idea», admite el regidor actual pensando en el perpetuo.
El alcalde vigente asegura que las críticas por recibir la medalla del Nazareno o por tener vínculos afectivos con las cofradías le han costado pocas críticas en su entorno político «y no venían de mi propio partido». Admite que su formación tiene que vencer «el recelo» de los que la ven como «anticlerical». Confiesa que en los primeros meses «hablábamos de cómo demostrar que no íbamos a prohibir la Semana Santa ni nada de eso, que no era así». Llega a decir que el Nazareno «está en la raíz de ser gaditano». Muy anticlerical no parece.
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