TRIBUNALES CÁDIZ
El exdirector de Salesianos insiste en su inocencia: «Eran juegos, jamás hubo connotación sexual»
El sacerdote se defiende ante el juez tras la acusación de un menor que asegura que fue víctima de sus abusos. La Fiscalía pide cuatro años y medio de cárcel para el cura
El alumno declara que sufrió «cates y patadas» y que no denunció antes por miedo a coacciones y para no preocupar a su familia
El exdirector del colegio Salesianos de Cádiz ha vuelto este viernes a sentarse en el banquillo de los acusados tras haber sido procesado por otro caso de unos supuestos abusos sexuales, cometidos durante la misma época del anterior procedimiento que llevó al sacerdote a la Audiencia Provincial en mayo de 2016 y que ya fue juzgado y absuelto en sentencia firme del Tribunal Supremo.
En este caso el religioso está acusado de pegar y arrancar vello púbico a uno de sus alumnos cuando éste tenía 13 años. Este chico declaró en la anterior causa y la Sección Tercera decidió deducir testimonio sobre lo que relató, por lo que la Fiscalía denunció de nuevo al sacerdote.
López Luna llegaba en torno a las nueve de la mañana al Juzgado de lo Penal número 2 de Cádiz visiblemente tranquilo. La Fiscalía pide para él en esta ocasión cuatro años y medio de cárcel por dos delitos : trato degradante con abuso de superioridad y contra la indemnidad sexual. Por su parte, la acusación particular solicita la pena de cuatro años y medio de prisión por un delito de abuso sexual continuado con alternativa de una condena de dos años por un delito contra la indemnidad con el agravante de abuso de superioridad.
Ante el juez y a las preguntas de su abogado, el acusado ha insistido de nuevo en su inocencia. Su declaración ha sido muy similar a la que ya ofreció ante el tribunal de la Audiencia. Como ha repetido, su despacho era un «punto de encuentro», donde «con las puertas abiertas» acudían los alumnos que querían «con total libertad». «Nos lo pasábamos bien. Quien necesitaba algo, iba allí, les dejaba mi ordenador. Iban a disfrutar y a jugar y reírse con el resto de compañeros. No existía ninguna jerarquización conmigo. Yo era uno más, teníamos un trato de colegas», ha explicado el exdirector.
En cuanto al hecho en sí, es decir, si abusó o agredió a este alumno, el sacerdote lo ha negado tajantemente asegurando que su comportamiento con él era como con el resto, una «didáctica» que consistía en ser «cercano y accesible» a ellos, «yo era uno más». «Eran juegos, peleas, pero jamás hubo ninguna connotación sexual». Uno de esos 'juegos' entre los niños era lo que llamaban 'golfi' que consistía en dar un tirón de las partes íntimas al otro. «¿Qué hace un director en ese nivel?», se ha preguntado él mismo. «Pues sí, se ha descontextualizado todo y eso me ha llevado a esta pesadilla», ha lamentado.
Para el sacerdote, el menor denunciante, «al que ayudó mucho» porque «tenía problemas con el resto», ha podido dejarse llevar por la confusión de su familia, «no sé si por un tema económico», lo que le ha convertido, según el exdirector, «en una bandera contra mí».
La otra versión
Por su parte, el menor que ahora tiene 21 años declaraba a preguntas de todas las partes. Antes de su testimonio se pudo escuchar las grabaciones de sus anteriores declaraciones ante la Policía, en instrucción y en la Audiencia en las que dio diferentes versiones sobre lo sucedido. Según explicó a preguntas de la fiscal, aseguró que no dijo la verdad en su momento por «miedo» a que lo metieran interno y además porque tenía a un familiar muy enfermo y no quería preocupar más a sus padres.
Sobre los hechos declaró que iba con asiduidad al despacho. «A veces con más gente y a veces solo» y negó que en alguna de estas ocasiones pidiera ayuda al director. Entonces relató que un día se encontraba jugando a un videojuego en el ordenador del sacerdote y que al perder dijo una palabrota. «Noté que se levantaba, que venía hacia mi por la espalda, puso las manos en mis testículos y me tiró del vello púbico».
Además, como contó, algunas veces llegó a su casa con la ropa rota porque cuando tenían «discusiones», a veces les daba «cates» y que para «escapar de ellos» se tiraba al suelo donde recibía «patadas». A preguntas de su abogada, Esther Coto, el chico volvió a describir esta situación y aseguró que no quiso denunciar hasta que se sintió «fuerte» tras ser atendido por los psicólogos del SAVA. Además aclaró que cuando López Luna resultó absuelto se «enfadó» pero que no quiso abrir una causa contra él porque quería hacer «borrón y cuenta nueva». Además relató que tuvo que ir a recibir atención psicológica porque tenía pesadillas con los hechos y tuvo fracaso escolar.
El abogado del exdirector, Manuel Montaño, basó su interrogatorio en los cambios de versiones que ha dado durante los casi ocho años de procedimiento el denunciante. Así le preguntó que por qué en instrucción había dicho que fue solo un tirón, a lo que el chico matizó que pudo ser un «roce». También le insistió sobre la radiografía que se había realizado de la parte supuestamente afectada pero que, sin embargo, el doctor que le atendió «no se acordaba». Además le preguntó cuándo y por qué exactamente decidió cambiar su declaración si el familiar que estaba grave había fallecido dos años antes del juicio de la Audiencia. Y admitió que con el director tenían conversaciones «de colegueo». Por otro lado, tras los supuestos abusos denunciados, el alumno afirmó que se quedó cinco años más en el centro participando de las actividades extraescolares del colegio, sin que sus padres se quejaran de que tenía alguna secuela ante el fracaso escolar que manifestó repitiendo curso en dos ocasiones.
Además de la pena privativa de libertad, la fiscal pide la libertad vigilada durante cinco años y en concepto de responsabilidad civil, demanda al procesado 9.000 euros por los daños morales ocasionados al alumno, una cantidad a la que tendría que hacer frente también el Colegio Salesianos.
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