POLÍTICA MUNICIPAL

El legado del Doce se diluye

La falta de presupuesto y de interés en el Ayuntamiento de Cádiz pone en peligro la pervivencia del legado del Bicentenario

Los Jefes de Estado de casi todos los países iberoamericanos estuvieron en Cádiz con motivo de la Cumbre del año 2012. L. V.

ANTONIO M. DE LA VEGA

La decisión del equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Cádiz de camuflar la entrega del Premio Libertad Cortes de Cádiz a los opositores venezolanos puede tener muchas lecturas, desde la penuria económica más absoluta a la que se achaca la imposibilidad de traer a Cádiz a los representantes de los premiados, al sesgo ideológico de una decisión que ha levantado ampollas. No obstante, hay que ir más allá y situar esta decisión como el reflejo del estado actual de las relaciones de Cádiz con Iberoamérica.

Desde hace años Cádiz se ha empeñado en volver a ocupar el lugar que por historia se merece en las relaciones entre las dos orillas del Atlántico. Con la celebración del bicentenario de la proclamación de la Constitución de 1812 como escenario principal, tanto el Ayuntamiento como las administraciones andaluza y estatal, la Universidad y distintos colectivos de toda índole se vieron involucrados en la construcción de un puente cultural, institucional, político, para que de nuevo las ideas, la solidaridad, la libertad, hicieran el camino de ida y vuelta entre América y Europa pasando por Cádiz que ya se andó hace doscientos años.

El esfuerzo fue grande. Insuficiente a todas luces viendo los resultados del Bicentenario, pero fue intenso, especialmente en lo que concernía al gobierno local, tanto en los años anteriores a 2012 como en los posteriores. Porque si importante fue poner a Cádiz en el foco mundial con la celebración de grandes eventos, como los fastos del 19 de marzo y, sobre todo, la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de Iberoamérica, no menos lo fue la apuesta por un modelo de desarrollo cultural y con vocación empresarial enfocado a lo americano. Cádiz, la ciudad más americana de Europa. Cádiz, unión de dos continentes. Ese era el espíritu.

Evidentemente, el apoyo institucional a este propósito quedó prácticamente limitado al empeño del Ayuntamiento de Cádiz, que trató de vertebrar a través de la Casa de Iberoamérica no solo una programación cultural de calidad, con exposiciones de renombre, sino tratando de ubicar allí el centro de las relaciones institucionales con América Latina, a través de la organización de foros, jornadas, los premios Libertad Cortes de Cádiz...

Llegados al punto actual, con el Oratorio de San Felipe vacío de contenido relacionado con el Bicentenario (más allá de su simbolismo histórico) y con el Centro de Interpretación del Constitucionalismo escaso de atractivos, las paredes vacías de casi todas las salas de la Casa de Iberoamérica son la constatación de que el espíritu del Doce se ha perdido en poco más de tres años.

Un incierto futuro

De momento, la Sociedad Cádiz 2012 se mantiene, aunque sea con respiración artificial, la que le insuflan unos técnicos que tiran de imaginación y los mínimos recursos para mantener con vida la Casa de Iberoamérica. Hasta este mismo miércoles la continuidad de este organismo dependiente del Ayuntamiento ha estado en el aire. Mucho se ha hablado de la intención del nuevo equipo de Gobierno de eliminarla, pero en estos momentos resultaría más costoso liquidarla que mantenerla con lo mínimo. Por lo pronto, el Consejo de Administración, presidido por el concejal de Podemos David Navarro, ha aprobado una programación de actividades solo hasta el 30 de junio. No hay que olvidar que la empresa municipal también tiene entre sus encomiendas la responsabilidad de gestionar el yacimiento fenicio Gadir, el espacio Entrecatedrales, la galería Baluarte San Roque y el Torreón de las Puertas de Tierra y las actividades que se organicen en estas dependencias.

Un club selecto

Por lo demás, poco partido se le está sacando a lo que en su momento se consideró como un gran logro para Cádiz, como fue su inclusión en la Unión de Ciudades Capitales de Iberoamérica, el selecto club de las grandes ciudades Latinoamericanas e ibéricas. Nunca antes una ciudad como Cádiz, sin ser capital de un país o una gran urbe, como Barcelona o Río de Janeiro, había sido admitida en el organismo. Se trataba de una oportunidad única para estar presente en los espacios de debate y decisión y en el correspondiente escaparate mediático. Pero desde hace nueve meses la ciudad se ha borrado de los actos convocados, no aparece por ninguna parte en la agenda de eventos previstos, a pesar de ostentar la presidencia de uno de los comités sectoriales más importantes de la organización, como es el de Hacienda y Finanzas Municipales .

El estado económico del Ayuntamiento de Cádiz es obvio que no invita a viajar por el mundo para participar en cada reunión convocada, pero ni siquiera se ha acudido a las citas celebradas dentro de España o incluso en Andorra o Lisboa en los últimos meses. La apuesta del nuevo equipo de Gobierno no va por esos derroteros. Buena prueba de ello fue la inmediata supresión del organigrama municipal de la Concejalía de Cádiz 2012.

Con todo esto, Cádiz no hace sino perder posibilidades de desarrollo económico, cultural, académico, empresarial y político, más allá del desprestigio que decisiones como la relacionada con la entrega del Premio Libertad a los opositores en Madrid y sin más repercusión que la polémica generada en torno a la misma pueden tener para una ciudad que figura en el imaginario colectivo y los libros de historia como cuna de la libertad.

En poco tiempo se plantea una ocasión para redimirse con la celebración de los trescientos años del traslado de la Casa de Contratación a Cádiz, otro momento cumbre de la historia de esta ciudad, de nuevo íntimamente ligado a la vocación atlántica e iberoamericana de Cádiz. Por ahora ha sido la Diputación Provincial la que ha tomado la voz cantante a la hora de empezar a preparar la efemérides, uniéndose a la misma colectivos como el Ateneo o empresas como la Torre Tavira. Tal vez entonces, desde las torres miradores se vuelva a ver el mar y el horizonte americano como una oportunidad que no hay que terminar de perder.

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