Las entrañas de Cádiz despiertan de su letargo

El interés creciente por las Catacumbas del Beaterio agota las entradas y obliga a repetir la programación

M. LANDETA

La apacible calle Valverde esconde en sus entrañas un secreto que, poco a poco, se va desvelando a más gaditanos. Las Catacumbas del Beaterio son una de las entradas a las tripas de Cádiz, a esa ciudad oculta que está rodeada de un halo de misterio y que se ansía conocer porque a diferencia de las plazas y playas –abiertas y cotidianas–, permanece indómita y desdibujada. Inexplorada.

Acceder a las Cuevas del Beaterio supone descender al submundo de las sombras , hundir los pies en lo profundo y caminar por túneles y pasadizos cerrados durante siglos. Para el viaje, Eugenio Belgrano se presenta como el guardián que irá desvelando los secretos e historias de las entrañas de la ciudad. El recorrido obliga a atravesar una finca particular donde viven varias familias gaditanas, así que la visita arranca con una advertencia: «Nos adentraremos en el mundo de los muertos, pero habrá que respetar a los vivos».

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