«Cualquier voluntariado te forma más, te ayuda a conocer a personas, a salir de tu zona de confort y a crecer»
Por todos es conocida la labor de Banco de Alimentos. Como su nombre indica, esta entidad almacena alimentos que son distribuidos a las familias más necesitadas del área que cada Banco administra. Pero hay vida más allá del almacén y de los alimentos dentro del propio Banco. La labor de concienciación y sensibilización es imprescindible para que la sociedad colabore de manera altruista. Gracias a personas como Arancha Morales, cada día más personas conocen cómo funciona el Banco y de qué manera se puede ayudar.

Esta joven de San Fernando comenzó su voluntariado en Banco de Alimentos de Cádiz hace cuatro años y explica que eligió esta entidad porque «los alimentos son una necesidad básica y lo vi una buena forma de acercarme y prestar más ayuda». Pero, para esta isleña, con su voluntariado «aparte de dar ejemplo y conseguir ser más referente para mi entorno, moralmente pienso que es necesario el ayudar e implicarte en las necesidades de los demás».
En Cádiz, Banco de Alimentos ayuda directamente a 33.000 personas a través de las diferentes asociaciones a las que les suministran comida. Aparte del suministro, la entidad realiza una gran labor de sensibilización, sobre todo entre los más pequeños. En este área es donde desarrrolla su labor Arancha. Entre los proyectos que lleva a cabo está 'Aprender comiendo' dirigido a escolares de primaria. Mediante dinámicas y juegos, Arancha explica las desigualdades y el hambre que se sufre en el entorno más próximo así como medidas de prevención para no desperdiciar alimentos.
Pero si hay una acción donde Banco de Alimentos se moviliza es en la Gran Recogida. Este año se realiza el 30 de noviembre y el 1 de diciembre.

En estas jornadas, los voluntarios se reparten en los diferentes supermercados para pedir productos. En esas jornadas, cuenta Arancha, «siempre hay anécdotas con compañeros, situaciones de personas a las que tú les dices que eres del banco de alimentos y responden con cara rara, o gente que te huye para evitar el contacto con los voluntarios. Numeritos de ese tipo pero son graciosas».
Respecto a la Gran Recogida, la joven voluntaria, comenta que «yo creo que todo el mundo tiene vergüenza, hay ciertos tabúes a la hora de pedir para otras personas. Tú estás allí y te ponen cara. Yo estoy pidiendo por alguien más. Luego te das cuenta que el agradecimiento y compañerismo te llena mucho y te reconforta».
Esos momentos y esa satisfacción es único y Arancha lo tiene claro: «cualquier voluntariado te forma más, te ayuda a conocer a más tipos de personas, a salir de tu zona de confort y a crecer».