Cádiz
El calvario de los vecinos de La Viña con los 'sintecho' vuelve a sus peores días
Diez meses después de la cacerolada ante la casa del alcalde, Macías Rete sigue como «escenario de peleas diarias, un retrete al aire libre lleno de orines y excrementos, con el suelo lleno de cristales y restos de comida entre gente que pasa cada día en el suelo y en los bancos»
«Esto es como un gran retrete público, a cielo abierto, a la vista de todos, hacen sus necesidades en plena calle, a todas horas, se pelean constantemente, beben sin parar y rompen las botellas contra el suelo, está todo lleno de suciedad y de restos de comida, porque la tiran al suelo. Es insoportable». Es el testimonio de uno de los vecinos de la plaza Macías Rete, un rincón de La Viña que junto a la calle Doctores Meléndez y la zona de Portería de Capuchinos llevan casi una década de lucha por erradicar una alarmante falta de higiene y seguridad provocada por los 'sintecho' de la puerta de sus casas, de sus trayectos diarios y cotidianos.
«Es verdad que no se meten con nadie que no sea uno de ellos. Sólo se pelean entre ellos pero es constante, están ahí, en el suelo, una media de 12 ó 15 personas diarias, todo el día en la calle desde que salen del albergue cercano , a las ocho de la mañana, hasta que entran, a las nueve o diez de la noche. Y alguno suele quedarse en la plazoleta a dormir. Los niños no quieren pasar por ahí ni siquiera con su padre o su madre, al ir o venir del colegio, porque las peleas impresionan, siempre las tienen borrachos, porque algunos están todo el día bebidos. Tampoco podemos ir y venir tranquilos, y estamos preocupados por los jóvenes cuando salen y regresan de noche», afirma otro vecino que prefiere ocultar su nombre por temor a posibles represalias de los 'sinhogar' más violentos «que son pocos porque no suelen meterse con los vecinos, solo alguno que nos desafía cuando le decimos que vamos a llamar a la Policía Local. De hecho, tengo muchas fotos hechas desde el balcón pero si las hago públicas se ve desde qué casa están hechas y no quiero más líos».
La presencia policial es una de las reivindicaciones y de las decepciones de los vecinos. «Les llamamos, vienen, dicen que no pueden hacer más, hablan con ellos y todo sigue igual . Los propios policías nos dicen que no pueden hacer nada, que no se los pueden llevar». Una de las vecinas intercede para recordar que «no se trata de clasismo, ni de actuar contra ellos. Cada uno tiene su drama personal pero alguien tiene que ponerse en el lugar de los vecinos que vivimos cada día con esta situación, es cuestión de seguridad, nuestra y de nuestros hijos, de higiene. Esto está lleno todo el día de orines y excrementos. Cuando se asean, lo hacen en la fuente de la plazoleta... Estamos condenados a dar un rodeo pero ni así podemos evitar que los que viven aquí, al entrar y salir, tengan que ver peleas, adictos en un estado lamentable, trapicheos y gritos sean las tres de la mañana o las cinco de la tarde, laborable o festivo, invierno o verano», lamenta un cuarto vecino que asegura sentirse harto.
«Nadie nos ayuda, ni Kichi, ni la Policía»
La situación no es nueva pero se reproduce sin solución, cada vez con más persistencia y gravedad. El portavoz de los afectados se queja de la pasividad municipal, de la falta de soluciones: «Cada tantos meses, nos quejamos, organizan una reunión, viene más la Policía Local pero a las tres semanas todo está igual y tenemos que sufrir otros ocho, diez meses con la misma situación».
El hartazgo ha llegado a tal nivel que los vecinos llegaron a organizar caceroladas y manifestaciones el pasado mes de junio, en 2021. Incluso llegaron a llevar la protesta a la casa del alcalde, José María González 'Kichi', también en La Viña para reclamar soluciones. Kichi bajó a la plaza para dialogar con sus vecinos y prometerles una solución. Diez meses después resulta evidente que no ha llegado .
La recogida de medio millar de firmas entre vecinos afectados por la situación tampoco ha tenido ningún efecto hasta ahora. «La realidad es que esta parte de La Viña se ha convertido en una zona peligrosa, insalubre y con peleas continuas . Es una situación crónica, permanente, no hablamos de algo que suceda varias semanas al año. Pasa casi todos los días de todas las semanas de cada mes».
Algunos de los residentes también responsabiliza a los encargados del albergue ubicado en la zona: «Dicen que no permiten entrar a los 'sintecho' borrachos, pero hay muchos que están bebidos todos los días y entran sin el menor problema. También que habrá que afrontar alguna vez que no pueden tener tanto acceso al alcohol y las drogas a diario sin que nadie haga nada ». Todos los vecinos que ofrecen su testimonio, en algún caso entre lágrimas, afirman que están dispuestos a retomar las protestas y movilizaciones «porque es la única forma de que nos hagan caso... Y ni así».
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