Cádiz vive cada año un boom inmobiliario al más puro estilo 3x4
Un piso pequeño con capacidad para seis personas ronda los 3.500 euros por el alquiler de diez días de Carnaval
Hacer el agosto en febrero es una tradición muy recurrente entre los dueños de pisos de alquiler de la ciudad. La atracción que supone el carnaval y la demanda de arrendamientos de corto periodo provocan un incremento en el precio de los inmuebles desorbitados.
Hay viviendas cuyo precio de alquiler es mayor durante la semana de carnavales que los ingresos que le supone el arrendamiento anual completo. Buscar techo en La Tacita durante el mes de febrero se ha tornado una tarea quasi imposible y los propietarios se benefician pidiendo verdaderas fortunas por apartamentos pequeños y con servicios escasos.
Alquilar un piso durante la semana de carnaval con capacidad para seis personas ronda los 3.500 euros, una cantidad que desgranada supone unos 500 euros diarios por acceder a una vivienda con dos dormitorios pequeños, un saloncito, una cocina y un baño.
Si ampliamos el tiempo de alquiler y preguntamos lo que supone pernoctar en la ciudad durante el mes completo (imaginemos que el inquilino prefiere vivir alguna sesión del Concurso Oficial de Agrupaciones, las citas gastronómicas de la Pestiñá, la Erizá o la Ostioná, y ya completar su estancia disfrutando de la semana de carnaval en la calle) los números tampoco distan mucho de lo que marca esa burbuja inflada al 3x4 y maquillada con coloretes y purpurina.
Buscando lo más básico y económico se puede encontrar una auténtica ganga a tenor del valor del mercado. Una sola habitación destinada al uso de una sola persona con una pequeña cocina y un aseo independiente en el interior de la misma sale por 1.300 euros unos 40 días. Una cifra que iguala o supera a cualquier salario mensual de un trabajador medio.
Si el apartamento tiene capacidad de uso para 2 personas el precio para esos 40 días asciende a 2.450 euros.
Esos dos casos, tras una búsqueda concienzuda e insistente y sin mayor pretensión que un colchón y un aseo, son ejemplo de las cifras más escasas que se manejan en estas fechas en el mundo inmobiliario gaditano.
Sin ampliamos un poquito más nuestra exigencia y buscamos un mínimo de habitabilidad y comodidad los precios para el mes completo se disparan. Un piso ‘normal’ en el centro para dos personas durante 40 días se eleva hasta los 4.200 euros, una cifra que supera por ejemplo el reciente salario mínimo interprofesional en un 442%.
Temporada alta en los hoteles
Los hoteles de la ciudad también se benefician del flujo de visitantes que registra Cádiz durante las fechas de carnaval. Y no solo son los directores gaditanos quienes sonríen estas semanas cuando se aproximan al calendario, los pueblos y ciudades limítrofes a la capital también ven incrementada su demanda. El tsunami del 3x4 es tan potente que desaloja agua hasta Chiclana, El Puerto o Jerez .
Según los datos que aporta el Instituto Nacional de Estadística y que recoge el Observatorio Turístico de la Provincia de Cádiz durante el mes de febrero la provincia registra la visita de más de 130.000 viajeros de los que prácticamente 90.000 de ellos son nacionales y 40.000 son extranjeros, la mayoría de la Unión Europea.
Ese número de visitantes que registran nuestros más de 300 establecimientos hoteleros suponen un número de pernoctaciones totales que superan las 260.000. Un dato al que hay que sumar el que aportan el resto de tipologías de alojamientos de la provincia, como pueden ser los campings que suman casi 5.000 visitantes más con una media de 5/6 días de ocupación por cada uno de ellos.
Euros de serpentina
Todos estos datos demuestran que el carnaval se convierte en un gran estímulo para la economía local y provincial que hay que saber canalizar y aprovechar ofreciendo la mejor cara de una ciudad que se pinta dos coloretes, que banaliza los problemas y que sonríe sin parar. La misma ciudad desconsolada por la falta de inversiones, por la tasa de desempleo y por los escasos recursos que llegan durante el resto del año, con la evidente excepción del verano.
Cádiz y su carnaval, con su pelotazo inmobiliario al 3x4, con sus bares rebosantes y sus hoteles llenos. Una ciudad que sonríe por febrero.
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