REPORTAJE

Cádiz perimetrada, así se gesta el control en pandemia

LA VOZ acompaña a agentes de la Policía Nacional en su labor de supervisar si los ciudadanos cumplen con las restricciones de los desplazamientos

«Esta es una situación excepcional de la que dependen vidas humanas y así lo tiene que entender todo el mundo. No hay otra»

Un agente de la UPR, en uno de los controles sobre movilidad. Francis JIménez. Vídeo: M. Almagro

María Almagro

«Buenos días caballero, ¿me podría decir por favor dónde va?, ¿es usted de Cádiz?». Dos sencillas preguntas, pero con un trasfondo jamás conocido antes. «Sí, claro. He venido por trabajo. Soy de San Fernando y vuelvo ahora para casa». Dos simples respuestas pero que hace tan solo dos días, en una circunstancia normal, no se hubieran ni pedido. El señor, que va solo en su coche, saca rápidamente un papel de un portafolio que tiene posado en el asiento del copiloto. Lo enseña de inmediato. Al otro lado de la ventanilla, un agente de la Policía Nacional lo recoge y lo revisa atentamente. «¿Me podría mostrar su DNI por favor?», «por supuesto», le contesta.

El diálogo no se alarga, es concreto, pero la situación es completamente extraordinaria. Ambos entienden que tiene que ser así . Ya no hay otra. La pandemia que asola el mundo con cifras escalofriantes vuelve a azotar con fuerza y las medidas de control se hacen extremadamente necesarias. Lo más cotidiano, como ir y volver de tu trabajo, parece que se ha convertido en especial. Porque ahora hay muchas vidas, como la propia, que dependen de que se haga como se pide que se haga.

Y en esa batalla, la de garantizar que el ciudadano cuide de sí mismo y de los demás , están inmersas desde marzo las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Policía Nacional, Guardia Civil y Policía Local que a diario trabajan para que las normas que intentan frenar el virus se cumplan. Que no haya excusas. Que no haya riesgo.

Son las 10.40 horas de la mañana y de la Comisaría Provincial de Cádiz se preparan para salir los agentes de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR), encargados de hacer los controles en los accesos y salidas de la capital gaditana que eviten los desplazamientos innecesarios y no permitidos. Cádiz, como el resto de la comunidad andaluza, está en nivel 4 por coronavirus, perimetrada, desde las doce de la noche del pasado lunes. Así se lo recalca el jefe de la Unidad al equipo momentos antes de que cojan los furgones. «Ya sabéis, entrar o salir de Cádiz sin justificación está prohibido », les comunica a los agentes. «También respondemos dudas. Hay gente que no sabe lo que puede o no hacer, pero si está claro que se está trasgrediendo la norma, se propone para sanción». «Vamos. Cada uno a su puesto. Y como siempre, profesionalidad».

Los agentes reciben indicaciones antes de salir de Comisaría. F. Jiménez

Los furgones salen del Pirulí acompañados de dos motos que también servirán de apoyo en el dispositivo. El destino está claro. La avenida José León de Carranza, uno de los principales accesos de la ciudad y que mayor tráfico soporta cada día.

Cada uno a su puesto

Una vez en el punto acordado se instala el control . Se trata de un DEC, dispositivo estático de control. Y, como suele ocurrir en este tipo de acciones de seguridad, la disposición que adopta, tiene siempre su porqué. No es nada casual que se repartan y cada uno de los miembros que lo conforman tenga su cometido y, su posición, una misión.

«Lo primero que hacemos es parar el tráfico y colocar rápidamente todo el material que se va a necesitar», explica la oficial al mando. Para ello usan los conos, las bandas, las señales, y se ponen los chalecos reflectantes para ser más visibles. Así se establece una primera zona, que funciona como el primer filtro. En este lugar, más adelantado, también se posiciona un efectivo de Motos por si tiene que reaccionar rápido en el caso de que alguien haga alguna maniobra evasiva. Además en este punto también se posiciona el agente que porta el arma larga, el fusil, -el HK G36CV- ya que, aunque ahora toque hablar de pandemia, no hay que olvidar, que España también está en nivel 4 de alerta terrorista.

Los agentes hacen una selección aleatoria y se indica a los conductores que paren en una segunda zona, la de registro, donde se les hará una entrevista más exhaustiva y se realiza un reconocimiento de los vehículos y sus ocupantes. Y, por último, una tercera zona, la de reacción, en la que se dispone otra furgoneta junto a otra moto por si hubiera algún incidente o intento de fuga. Ahí uno de los agentes puede portar un rastrillo, una barrera formada por clavos que se utiliza de manera excepcional para este mismo fin.

Y una vez en sus puestos, el control cumple con su motivo. Durante un tiempo limitado (para que sea efectivo y con cierto sentido de sorpresa) se van parando los vehículos y comprobando si está todo en orden.

«Desde el primer confinamiento la gente ha aprendido mucho. Estamos comprobando que casi todo el mundo lleva el justificante para sus desplazamientos», explica uno de estos agentes. Como Manuel y Macarena. «Venimos de Hacienda, teníamos que firmar los dos», explica este matrimonio, que asume con una clara disposición lo que ocurre. «Entendemos perfectamente que se estén haciendo estos controles. Si no se ponen ellos a controlar, ¿qué sería de todos nosotros? Se ha demostrado que hay gente que no aprende y es necesario. Hay mucho irresponsable y al final lo pagamos todos», aseguran sonriendo mientras recogen de las manos del agente su DNI.

Y todo ello a pesar de que en Cádiz capital se esté formando algún atasco . «Bueno... hay que verlo desde el punto de vista preventivo. Intentamos causar el menor mal posible pero esta es una ciudad bastante singular y en el momento que empiezas a parar coches, con tan pocas salidas y entradas que tiene, el tráfico se resiente. Aún así intentamos evitar las máximas molestias», incide la oficial.

De momento no se están detectando importantes infracciones. Del centenar de personas que pararon este pasado martes, los agentes de la Policía Nacional, solo propusieron para sanción a seis. «Nosotros solo explicamos en el parte la situación que vemos y los datos de esa persona. Eso se envía a la delegación de la Junta y ya ellos valoran si esa posible falta es leve, grave o muy grave y el importe de la multa según lo regulado».

En una media hora el control se da por finalizado y los agentes recogen el material. Toca seguir trabajando y se marchan hacia otro punto de la ciudad a realizar otro. Mismo protocolo y misma disposición: velar porque cada uno cumpla con su responsabilidad que, en esta lucha, tiene consecuencias directas y muy peligrosas para el bien de todos.

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