Cádiz

«Soy paciente oncológico y me obligan a incorporarme a trabajar»

Carlos Javier Bohórquez aún sufre las secuelas del cáncer y ha impugnado a la Seguridad Social el alta médica

Carlos Javier Bohórquez, ayer en la barriada de Astilleros. Francis Jiménez

Fran M. Galbarro

Carlos Javier Bohórquez tiene 35 años y es inspector de calidad de soldadura en Buqueland, empresa que trabaja para Navantia en la Bahía de Cádiz. El último año y medio ha sido el peor de su vida, al margen de la pandemia: aún sufre las secuelas del cáncer que superó hace unos meses y, aunque empieza a ver la luz al final del túnel, un nuevo obstáculo se ha interpuesto en su camino.

«Al fin estoy limpio, pero aún tengo impedimentos físicos y psicológicos . Ahora el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) me ha dado el alta para trabajar y estoy desesperado», explica.

Este puertorrealeño, residente en el barrio de Astilleros de Cádiz, ha presentado una reclamación ante la Seguridad Social tras recibir el alta. Cuenta con un informe clínico reciente de un profesional del hospital de Puerto Real en el que se detalla que «el enfermo no puede desempeñar el trabajo que venía realizando antes de la enfermedad», entre otros motivos porque «tiene que realizar muchos kilómetros en el día».

Bohórquez sufre las secuelas del linfoma de Hodgkin tipo esclerosis nodular que le fue detectado en la ingle a finales de 2019. «En mi trabajo en Navantia hacía unos doce kilómetros diarios con botas seguridad y subiendo y bajando escaleras, pero ahora mismo no puedo caminar ni 200 metros seguidos a un ritmo lento ni con zapatillas de deporte», plantea Bohórquez, que ha optado por gastar sus días de vacaciones a la espera de una respuesta de la Seguridad Social.

Las secuelas, además de físicas, son psicológicas. Este gaditano también ha presentado un informe de la psicóloga de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) en Cádiz en el que se le diagnostica ansiedad y depresión. A lo largo del 2020 recibió ocho sesiones de quimioterapia y doce de radioterapia. Su padre falleció en 2013 también por cáncer y su madre también contrajo la enfermedad en 2015. «Carlos Javier se siente muy cansado, cuando camina mucho termina por arrastrar los pies y no tiene la fuerza que tenía antes de la enfermedad», detalla el informe.

El periodo de incapacidad temporal terminó a finales de año, cuando el INSS reconoció una prórroga «al considerar que podría ser dado de alta médica por curación o recuperación de la capacidad para trabajar». Tras la última valoración médica, hace una semana, la Seguridad Social «ha resuelto que procede emitir el alta». Sin embargo, el paciente apurará sus opciones porque se encuentra sin fuerzas para volver a la rutina. «Estoy desesperado y es una situación límite», concluye.

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