Coronavirus Cádiz
Cádiz afronta con prudencia el primer día sin mascarillas
Aunque ya se pueden ver muchas caras descubiertas en espacios abiertos, aún hay un gran número de personas que optan por seguir protegidas
La calle está dividida y, en este primer día en el que el uso de mascarillas ya no es obligatorio en espacios abiertos , aún hay personas que se resisten a quitársela y prefieren permanecer protegidas ante el coronavirus.
Lo cierto es que, tras su publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE) , ya es oficial: desde este sábado 26 de junio ya no será necesario utilizar la mascarilla en espacios exteriores, convirtiéndose en una decisión absolutamente personal.
Aunque desde el Gobierno de la nación se ha tomado esta decisión, anunciada la pasada semana por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez , desde distintas comunidades autónomas -como es el caso de la Junta de Andalucía- consideran que es demasiado pronto y que debemos seguir utilizándola.
La mascarilla nos ha estado acompañando a diario en el último año, se ha convertido en parte de nuestra vida cotidiana y, a pesar de que no sea de obligado uso, no podemos olvidarnos de ella ya que en recintos cerrados o en el transporte público sí que será necesaria.
Cádiz ha afrontado este primer día sin mascarillas con cierta prudencia y en las calles se podía ver desde primeras horas de la mañana una amplia mayoría que ha optado por seguir utilizándola.
Desde personas mayores, que ya están vacunadas de las dos dosis y, por lo tanto, inmunizadas, hasta los más jóvenes, sector de la población que actualmente está más desprotegido y en el que se está dando mayores casos de contagios.
En esta primera jornada libres de mascarillas se han podido ver muchas en las barbillas, en las muñecas y en el codo . Otros las llevaban en los bolsillos, en los bolsos o colgadas del cuello.
Las altas temperaturas de este sábado ayudaban también a desprenderse de ellas, siempre que las distancias lo permitían, permitiendo disfrutar de las caras al aire después de tanto tiempo enmascarados.
Victoria es una joven universitaria. Paseaba por la calle San Francisco de Cádiz con su mascarilla FPP2 asegurando que «de momento, no me la voy a quitar a no ser que esté en un espacio muy amplio y con seguridad porque no estoy vacunada y me da un poco de miedo tal y como están las cosas entre la gente de nuestra edad».
Recuerda la situación que están viviendo muchos estudiantes que han realizado un viaje de fin de curso a las islas Baleares y que ahora están «contagiados y confinados en sus casas» y por ello asegura que ha optado por ser «prudente» hasta que haya más seguridad.
Ramón y Carmen han salido a comprar al mercado y a varios comercios de la capital, donde han permanecido con sus mascarillas, tal y como marcan las normativas sanitarias. Pero, aseguran, « en cuanto hay una calle que no esté muy transitada y con un espacio amplio nos las quitamos . Han sido muchos meses con ellas y ya estamos cansados».
Consideran que la decisión del Gobierno «ha sido muy pronto» , por lo que abogan por la prudencia a pesar de estar ambos vacunados con la pauta completa.
Rosa y sus dos hijas paseaban mostrando su sonrisa por la calle Ancha. Afirman que «nos parece razonable que podamos prescindir de las mascarillas al aire libre ya que, si en los bares nos las podemos quitar cuando estamos sentados en una mesa, más aún en un espacio abierto».
Atención a la juventud
Llevan sus mascarillas preparadas en el bolso por si entran en un comercio o en un recinto cerrado pero son de la opinión de que esta medida era necesaria. Su hija mayor acaba de terminar la carrera y la menor primero de Derecho. No ocultan el duro año que llevan, con unas edades en las que la juventud se relaciona y sale constantemente.
Afirman que «muchos jóvenes están teniendo problemas de aislamiento como consecuencia del virus, ya es hora de que empiecen a vacunar a los de nuestra edad para que estemos tranquilos».
Es la misma opinión de dos jóvenes enfermeras que ya están vacunadas al ser sanitarias. «Sabemos que había que empezar por los grupos de riesgo, por las personas mayores pero creo que los jóvenes tendrían que haber sido también una prioridad y no dejarlos para lo último ya que ahora son los más vulnerables».
Antonio descansa con su perro en un banco. Ya tiene las dos dosis de la vacuna puestas aunque con su mascarilla puesta que se baja de vez en cuando porque « se me empañan las gafas y me resulta muy incómodo ». Insiste en que a pesar de estar vacunado desde hace mucho tiempo «no me atrevo aún en los sitios donde hay gente a quitármela. Yo de momento me la voy a dejar».
Paseos libres por la orilla
La situación en las playas era algo distinta a la habitual de los últimos meses. Aunque aún bajaban muchas personas con las mascarillas puestas hasta instalarse en la arena, ya se podía ver a numerosos bañistas pasean por la orilla libres de mascarillas, algo que hasta ayer no estaba permitido. « Una liberación poder pasear por la playa sin la mascarilla y que te dé la brisa en la cara. No obstante, yo la tengo aquí siempre preparada por si acaso no se pueden guardar las distancias».
Marta estaba sentada en un banco del paseo marítimo con Rosalía, una señora mayor a la que cuida y saca a pasear un rato por este espacio cada día. «Nosotras la vamos a seguir llevan por ahora, iremos poco a poco. Además veo que mucha gente la lleva aún, es demasiado pronto y mira lo que ha pasado en Mallorca, donde ahora hay muchos jóvenes que se han contagiado».
Ambas están vacunadas pero « no sabemos lo que va a pasar, si hay nuevas cepas y variantes . Por si acaso la seguiremos llevando, no está de más».
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