Antonio Anasagasti presenta su último libro en el ‘Espacio Quiñones’

El Espacio Quiñones acogió ayer una charla que servía como presentación del último libro de Antonio Anasagasti, ‘Algunos amores no duelen tanto’ , en el que el autor gaditano pone el eje en el amor en 102 relatos en los que se aleja de su anterior temática, la muerte. En la presentación, a medio camino entre la broma y la entomología, Anasagasti explicó que el amor no sólo es doloroso para los humanos, sino para todos esos insectos que son devorados por sus parejas después de los encuentros sexuales. «Ante tantos casos en la naturaleza en la que el macho arriesga su vida para tener sexo con las hembras me hizo reflexionar que la energía sexual es tan fuerte que es muy difícil contenerla», explicó.

Pero no siempre se logra triunfar en la amorosa empresa, por lo que, detalló Anasagasti, «el libro trata también del sufrimiento por no conseguir satisfacer ese impulso y de las frustraciones que se producen ante el fracaso, pues eso forma también parte de la aflicción. A la vez trato también la pérdida del ser querido y las distintas reacciones ante ese vacío y la llevanza de ese duelo». Quien haya seguido a Anasagasti, puede que espere relatos de asesinatos y muertes violentas. En esta colección de relatos, «no es la norma. Al contrario, esos finales dramáticos, que terminan en homicidio o asesinato, son más bien anecdóticos. Los he empleado con el único propósito de reflejar la diversidad de las situaciones que emanan de las complejas relaciones humanas en pareja», explicó.

Respecto a su preferencia por haber empleado el estilo del relato corto, Anasagasti indicó que «hoy el mundo ha evolucionado, se ha perdido la paciencia y parecen que las cosas más de prisa, se muere deprisa, se ama deprisa. Por eso el género del microrrelato y los relatos cortos, reflejan este cambio sociológico y encajan en estas historias de amor, pues utilizan ese lenguaje de la inmediatez, corto y preciso, ya que describen lo esencial ajustando las palabras con precisión y no se pierde, el tiempo en rodeos circunloquios».